Muchas de las frutas o verduras que se consumían hace décadas atrás, casi han desaparecido, o su consumo se ha reducido en gran medida. Muchos de ellos eran populares y se los incorporaba de forma habitual en diferentes preparaciones. En este caso, quebramos una lanza por las multivitamínicas, nutritivas y ricas habas.
Los cambios en la alimentación han sido notorios, preparaciones más funcionales, rápidas y ajustadas a las posibilidades de tiempo y dedicación, son hoy la constante.
Pero también existen otras causas. La producción de hortalizas y legumbres, se ha acotado y/o ajustado a las tendencias del mercado, donde los monocultivos han acaparado gran parte del territorio nacional. Este nuevo panorama, ha llevado a que exista una escasa variedad de otros alimentos, que sin duda representan un aporte excelente de nutrientes. Por ello, volverlas a incorporar en diferentes preparaciones, es una interesante opción para esta primavera, donde están en su mejor momento.
Datos sobre las habas
Las habas son las semillas del fruto de una planta (Vicia faba), se plantan en invierno, dando sus primeros frutos a comienzos de la primavera e incluso en verano. Las legumbres, que se caracterizan por sus grandes flores y porque sus semillas están contenidas en una vaina, están integradas por más de 1200 especies que crecen en casi todo el mundo y se adaptan a muy diversas condiciones climáticas y de suelo, al que enriquecen debido a su propiedad de ser fijadoras de nitrógeno. Componen esta familia, las habas, las judías verdes o chauchas, los guisantes o arvejas, las lentejas y la soja.
Las habas, originarias de Asia occidental, han simbolizado desde siempre y para la mayor parte de los pueblos, el embrión, el futuro. Los romanos fueron los primeros en seleccionar el tipo de haba de grano grande y aplanado que es el que hoy se emplea para consumo, extendiéndose a través de la Ruta de la Seda hasta China e introducida en América por los conquistadores.
En la Edad Media, las habas secas ocupaban un lugar destacado en la alimentación de la población y constituían un recurso muy importante para mitigar las hambrunas que las afectaban. Se convirtieron así en uno de los alimentos básicos en la dieta de los campesinos, hasta que fueron desplazadas por las alubias.
Se pueden consumir de diferentes formas, frescas o cocidas, pudiéndose dejarlas secar para su consumo en el invierno. Los principales productores de habas en la actualidad son Argelia, China, Chipre, Marruecos y España. España es el país europeo que más habas consume y son numerosos los platos elaborados con ellas.
Propiedades de las habas
Estas legumbres son imprescindibles si lo que se desea es sumar nutrientes al organismo. Como sabemos, la naturaleza es sabia y de forma natural, hace que cada alimento se desarrolle en su momento exacto. Estos procesos y ritmos en la actualidad, han sido alterados a través de las variedades transgénicas y las altísimas dosis de agroquímicos que se emplean, así como las técnicas de invernáculos. De todas formas, las habas, sí tienen su momento de producción, y están en su mejor momento justamente en la primavera, época del año en la que es necesario un plus de vitaminas y minerales para que el cambio de estación, no provoque desajustes orgánicos.
A pesar de ser consideradas de poco relevancia durante mucho tiempo, en la actualidad, en muchos países están volviendo a ser reconocidas y valoradas en el arte de la buena mesa, debido a que se ha entendido que son equilibradas y muy saludables.
Diversas investigaciones han definido a las habas como un alimento altamente energético, la más nutritiva de todas y una de las legumbres que más proteína vegetal proporciona. Su gran contenido de proteínas y vitaminas, tanto verdes como secas, otorga al cuerpo la energía que necesita para continuar con su ritmo.
Las habas o habichuelas presentan un 77% de agua y contienen numerosos nutrientes entre ellos, vitamina A, B1 o tiamina, B2 o riboflavina, B3 o niacina, B9 o ácido fólico, C, E, hidratos de carbono (mayormente almidón), proteínas, gran cantidad de calorías, fibra (pectina, celulosa y hemicelulosa), betacaroteno, antioxidantes, colina y lecitina. Son muy bajas en grasa. Entre los minerales que poseen se encuentran el potasio, fósforo, sodio, calcio, hierro, yodo, cobre, magnesio y zinc.
Son recomendadas por los nutricionistas, por tratarse de un alimento de calidad, saludable, que combina el mejor sabor, con destacados aportes de vitaminas y minerales.
Las proteínas vegetales que tienen las habas, al igual que otras legumbres, son incompletas ya que carecen de un aminoácido esencial, la metionina. Sin embargo, al combinarlas con algún cereal como el arroz, quinoa o mijo por ejemplo, se convierten en proteínas completas, de alto valor biológico, comparables a las que proveen alimentos de origen animal.
Pero el atributo estrella de las habas, es su nivel excepcional de fibra, en gran parte soluble, siendo unas de las variedades más ricas en este nutriente. Esta propiedad hace que sean ideales para favorecer el tránsito intestinal, combatiendo el estreñimiento.
También es muy recomendable su consumo debido a que desempeñan un papel destacado en el metabolismo de las grasas, previniendo con eficacia la degeneración adiposa del hígado, estimulando su función así como la de la vesícula biliar y previene también la fijación del colesterol en los vasos sanguíneos.
Son excelentes para combatir la anemia, debido a su contenido de hierro y Vitamina C.
Por su contenido en lecitina y colina puede ayudar a mejorar los síntomas en los enfermos de Alzheimer.
Aportan más calcio que la mayoría de las hortalizas, y su contenido en quercetina, magnesio y vitamina C, protegen el corazón. Las habas contienen L-dopa, una sustancia química que ayuda a producir dopamina, el neurotransmisor cerebral asociado con la sensación de “sentirse bien”.
Al concentrar gran cantidad de carbohidratos, ayudan a recuperar rápidamente el gasto energético, por lo que son ideales para las personas que realizan deporte o esfuerzos físicos.
Son diuréticas (ideal para casos de retención de líquido) y depurativas de la sangre.
Por todas estas propiedades, las habas actúan como potentes depuradoras del organismo en general. El concentrado de las habas en proteína vegetal, es similar o incluso superior, al de las lentejas y los garbanzos, superando también el valor proteico de la carne, ya que contienen entre 19 y 25 gramos de proteínas cada 100 gramos.
Habas muy sabrosas
Pueden incorporare a una gran variedad de preparaciones. El sabor característico que estas transfieren al plato, es poco reemplazable por otros agregados, ya que los granos presentan una particular harina suave y muy gustosa al paladar, realzando las preparaciones y a su vez, fortaleciendo el organismo.
Van muy bien en sopas cremas, puré o ensaladas, también en guisos, potajes, cazuelas, risottos o acompañando pastas. Se las puede incluir en hamburguesas, fritas como snack, como paté o revueltos con jamón.
Acompañan muy bien las carnes, como por ejemplo un carré de cerdo, perfumado con salvia y aligerado con un poco de caldo y una pizca de azúcar, unos de los usos clásicos de la cocina regional francesa.
Por su versatilidad, incorporar las habas en diferentes preparaciones, permite degustar un plato sabroso, saludable, con un excelente aporte vitamínico, en la estación que más lo requiere el organismo.
Por Yudith Píriz
