Las diferentes hierbas medicinales, ofrecen una infinidad de beneficios gracias a determinadas características. Algunas de ellas presentan sus principios activos en las hojas, otras en raíces o troncos, y en sus flores. Son aliadas de la salud, debido a sus propiedades, las que en general, no presentan contraindicaciones, a diferencia de los preparados sintéticos.
Introducirnos cada semana, en los misterios de alguna de esas plantas, nos permite conocer sus compuestos básicos, que son los que en definitiva, ayudan a proteger el organismo frente a diferentes patologías. Para esta edición, la invitada es la conocida menta.
La antiquísima y humilde menta, la que podemos cultivar en cualquier rincón del jardín, o simplemente en macetas, representa una hierba altamente medicinal, siendo de gran ayuda para aliviar síntomas y tratar diferentes enfermedades.
Curiosidades de la Menta
La menta ha sido utilizada desde hace miles de años, tanto en Europa, como en América. Por ejemplo en Chile, la primera información de su uso, proviene del siglo XVIII, de la Botica de los Jesuitas en Santiago.
Además de utilizar esta hierba, como base a diferentes medicamentos desde la medicina convencional, tradicionalmente se la ha empleado en las terapias alternativas o incluso desde remedios caseros, desde donde se le asigna, un lugar destacado. La menta es muy fácil de cultivar y de mantener en el hogar. La mejor época para recolectar las hojas es el verano. Una vez recolectadas deben guardarse en recipientes herméticos, preferiblemente de vidrio y en lugares secos y oscuros. El uso de las plantas aromáticas en la cocina y en la medicina ha sido una constante a lo largo de la historia. La menta, concretamente, ha sido utilizada para condimentar múltiples platos y en la medicina para facilitar la digestión, como refrescante bucal y por sus propiedades estimulantes.
Los chinos y los griegos conocen las propiedades de la menta desde tiempos remotos. En la Grecia antigua, por ejemplo, se utilizaba para calmar tensiones y mejorar el malhumor.
Composición
Las propiedades más importantes de esta planta obedecen a la presencia, en sus hojas, del aceite esencial y especialmente a su constituyente, el mentol, que es altamente consumido con fines medicinales y culinarios. La menta es una de las plantas medicinales más conocidas y utilizadas para curar mucho tipo de afecciones.
En sus distintas variedades, contiene principios activos similares. El principal de ellos es un aceite esencial, cuyo componente central es un alcohol, denominado mentol. El compuesto se encuentra en concentraciones de 50 a 86%. Este alcohol es el producto de una cadena metabólica, que tiene como subproductos la piperitona, la pulegeona y la mentona. Cabe hacer notar que mientras más joven es la planta, mayor es la concentración de los subproductos según estudios realizados a esta planta. La menta es una hierba con propiedades curativas, además de ser un atractivo ingrediente para postres.
Propiedades de la Menta
Su aceite esencial, presenta propiedades medicinales que corresponden a las comunes a todas estas especies; es decir, tiene propiedades sedantes, antiespasmódicas, tónicas y digestivas. También posee cualidades expectorantes, ya que se absorbe y elimina por las vías respiratorias y las descongestiona, con un ligero poder bactericida.
El mentol de esta planta posee un efecto refrescante al aplicarse sobre la piel; es antiséptica, por esto, calma las molestias de granos, ezcemas y quemaduras. Además en forma interna, calma la pared interna del estómago, ayuda a acelerar la digestión y estimula la secreción de la bilis. También ayuda a calmar los cólicos o espasmo intestinales, las náuseas, los parásitos intestinales y estimula el sistema nervioso.
Su aceite esencial es utilizado corrientemente en los dentífricos, enjuagues bucales para llagas y boqueras y para el dolor de muelas. En su aplicación como vahos o inhalaciones, es ideal para tratar resfríos, bronquitis, y tos. Además se utiliza para calmar dolores de cabeza, migrañas o neuralgias. Con el mentol, se elaboran caramelos, chicles, además de emplearse en licorería y repostería. Se lo emplea en tratamientos para descontracturar, sobre todo la zona de la cabeza, utilizado para masajes y fricciones. Sus sustancias amargas, estimulan la secreción de los jugos digestivos, son estomacales, carminativas y reducen diarreas, eliminando flatulencias, además alivian la acidez estomacal, disminuyendo cólicos y dolores. Es también un excelente colagogo y espasmolítico suave, adecuado en la inflamación de la vesícula, calambres, vértigos, jaquecas, combate mareos y náuseas.
En infusión, se la utiliza para ayudar frente a casos de indigestión o digestiones pesadas, y ayuda en cuadros de inapetencia. En una taza de agua hirviendo, se colocan tres hojas de la planta fresca o seca. Se deja reposar y se bebe sola o endulzada con miel. Se toman tres o cuatro tazas al día.
La menta mejora la concentración y el funcionamiento cerebral, gracias a su contenido en vitaminas del complejo B. Es estimulante del sistema nervioso, siendo un buen sedante, por lo que ayuda en casos de fatiga y convalecencia.
Para uso externo es recomendada para inflamaciones articulares, neuralgias, urticaria y eczemas. Como todas las plantas medicinales, puede tener algunas contraindicaciones como puede ser justamente ese aceite esencial que tantas propiedades tiene, pero que en ciertas personas puede provocar hipersensibilidad. Se recomienda además, no utilizar el aceite esencial puro por vía interna durante el embarazo, la lactancia, a niños menores de seis años o personas con síndrome del intestino irritable. Más allá de estos casos en particular, esta planta puede utilizarse de diferentes formas, brindando en cada una de ellas, sus importantes propiedades.
Por Yudith Píriz.
