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El sociólogo francés Michel Maffesoli y la razón sensible

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Vivimos en un mundo que está experimentando cambios bruscos y radicales que quizá, dejan entrever, una nueva humanidad. Para comprender esos cambios, un sociólogo francés, hace su propia interpretación acerca de las transformaciones que se están dando hoy, en un panorama demasiado incierto. El sociólogo Michel Maffesoli, reflexiona sobre el proceso de cambios que vive la humanidad y la implicancia que tienen en la cotidianeidad.

EL CAMBIO| Michel Maffesoli es considerado uno de los fundadores de la sociología de la vida cotidiana y conocido por ser quien generalizó el concepto de tribus urbanas. Es profesor emérito de la Sorbona y  director del Centro de Estudios sobre el Actual y el Cotidiano (París) y el Centro de Investigaciones sobre el Imaginario, director y fundador de la revista Sociétés y  vicepresidente del Instituto Internacional de Sociología (IIS).

Es autor de Lógica de la dominación (1977), La violencia totalitaria (1982), El tiempo de las tribus (1990), y La transformación de lo político (2005), entre otros.

Su obra lo ha convertido en un referente dentro de la sociología y uno de los más importantes pensadores contemporáneos. Lleva más de 30 años reflexionando sobre las mutaciones de fondo de la sociedad occidental, centrándose en analizar la modernidad y la posmodernidad, la imaginación y las religiones.

Los hilos conductores de su obra son el hedonismo, tribalismo y nomadismo, centrando su trabajo en descifrar y comprender qué sucede y qué pilares están predominando en la sociedad posmoderna.

Según el Sociólogo, los comportamientos sociales presentan una tendencia fuerte a la primacía del presente, del instante, la importancia del imaginario, del sueño, el hedonismo, las emociones colectivas, “aquello que podríamos denominar una cultura de sentimientos comunes”.

En lo que respecta a lo que denomina “tribu urbana”, hace referencia al paso que estamos viviendo de la modernidad a la postmodernidad que pasa por un cambio hacia lo emocional.

El autor argumenta que las tribus posmodernas comparten gustos sexuales, religiosos, musicales y ahora la persona, en su pluralidad, suscita pequeñas tribus que no se cierran en una identidad ni en una clase social. “Ya no predomina el valor del trabajo, ahora hablamos de creación, que es una de las marcas de la posmodernidad”, apunta y agrega que “en la posmodernidad, se cambia también de la cantidad a la calidad y se vuelve al arte”.

Según el sociólogo, el contrato social acuñado por Rousseau es “el esqueleto a partir del cual se pudo organizar la arquitectura de la modernidad”. Una modernidad cuyo valor por excelencia fue el trabajo. “En la relación individuo-trabajo se ha basado la modernidad, es decir, si trabajas eres alguien”, explica el sociólogo.

Según explica, en la temporalidad moderna, la sociedad miraba hacia el futuro y soñaba con “el progreso” y en “lo que vendrá”, lo que según explica, sólo ha llevado a una tensión individual y colectiva, pero entiende que en esta “cultura en gestación” se vuelve al presentismo: “el aquí y el ahora”. “Estamos al final de una civilización y principio de otra. La imagen de la espiral, el cambio dinámico, es lo que tenemos que tener más presente”, recomienda.

Durante la modernidad, tal como explica, se abandonaron dimensiones humanas como la espiritual, la imaginaria, la religiosidad o el mundo de los sueños a causa del peso de la razón.

Sobre el futuro, apunta que no se superarán ciertos males. “La precariedad perdurará, no habrá solución, pero tenemos que ser astutos y ver que también están surgiendo nuevas formas de generosidad”, explica.

LO TRIBAL | Para Maffesoli en la tribu urbana, desde una perspectiva social, las personas cambian su rol de ser aislados e individuales, para acercarse a lo que representa la comunidad.

El acercamiento a la Tribu urbana, también lo relaciona con las imágenes e íconos de la actualidad, los que compara con los tótems de las tribus primitivas.

Entiende que existe un retorno a las imágenes, las que la  modernidad había desterrado y que ahora, las mismas se encuentran en todas partes, en la televisión, en la publicidad, en los videojuegos. “Nos encontramos con un retorno a los iconos, de la misma forma que en las sociedades primitivas (…) Ahora, las tribus postmodernas, se reúnen también alrededor de un tótem sexual, religioso, deportivo o musical”

Discrepa con el falso mito del progreso, entendiendo que este no existe como tal. Según explica, se está dando paso a otra forma de concebir el mundo, con otros pilares como el tribalismo (vivir en tribus), el presentismo (pensar en el presente) y la emoción. “Es el fin de un mundo, pero no el fin del mundo. Estamos viviendo esto actualmente”

Al respecto cree que la idea central de progresismo es la superación, la ambición o incluso la pretensión de resolverlo todo para lograr una sociedad perfecta y un hombre potencialmente inmortal. Maffesoli explica que esa perfección no existe, pero si se da una evolución que para él, no es lineal ya que volvemos muchas veces al pasado.

“La visión evolutiva nos dice que la humanidad parte de un punto A de barbarie para llegar a un punto B de civilización absoluta. Las tribus son arcaicas, pertenecen a sociedades primitivas. No es simplemente una evolución, pero tampoco una regresión. Creo que la palabra ingresión es mucho más interesante, porque volvemos a la tribu pero con tecnologías como internet”, opina.

Entiende que en la posmodernidad, otro de las características destacadas es la emocionalidad, siempre sin negar el peso de la razón.

“Los afectos, los sentimientos, representarán un papel cada vez más importante, la complementariedad de la razón y de los sentidos, la razón sensible. Y para mí esta es la característica de la postmodernidad”.

LO ACADÉMICO | Según Maffesoli, aún existe una desconexión que no es buena, entre la academia y la sociedad. Entiende que es necesario un acercamiento a las personas para comprender situaciones y problemas. “El trabajo del sociólogo está en los libros, pero también en los bares”, opina. Plantea la necesidad ‘de oler’ la sociedad. “Oler en el bar, en el mercado, en la calle… que para nosotros, es el campo de observación”, dice.

Ha sido en algunos temas, controversial, pero aun así, intenta seguir trasmitiendo sus conocimientos y análisis. Algunas tesis desarrolladas por Maffesoli han provocado discrepancias debido a que en las universidades hay temas que no se tocan, según él.

“Por ejemplo, yo fui el primero en dirigir una tesis sobre la homosexualidad, que no era un tema de moda en su momento”, comentó.

Maffesoli dice hoy se da un retorno al sincretismo, la astrología, la New Age o las pseudociencias. “No digo que esté bien o que esté mal, mi posición es de neutralidad axiológica absoluta, pero sociológicamente lo observamos y lo analizamos. Pero es cierto que cada vez más, existe una necesidad de sacralidad, de religiosidad, en nuestra sociedad. Nuestro siglo verá volver muchas de estas formas un poco místicas o esotéricas. Y hay que analizarlo, no nos sirve de nada negar que estos fenómenos existen”.

En uno de sus libros, Ecosofía, una ecología para nuestro tiempo, hace referencia a otro de los cambios que se están viviendo respecto del ambiente. “Las generaciones más jóvenes buscan más bien las raíces, un pasado integrado en el presente (tradición), pero se niegan a quedarse quietos. Es esta intensidad del presente, que integra el pasado…lo que yo llamo enraizamiento dinámico, una espiral, recuperar el pasado, con un ligero giro”.

Entiende que cada vez más se está estableciendo un «orden sin el Estado (Elisée Reclus); un orden sin una autoridad superior. Orden, sí, claro, pero «el orden de las cosas», es decir, que hay leyes de la naturaleza y haber querido cambiarlas (progresismo), ha llevado a la devastación que conocemos”. Cree que esto se une al retorno de una sacralidad, “una relación con lo sagrado que pasa por la relación con los demás, con la comunidad, con la naturaleza y no por los dogmas impuestos desde arriba, ya sea que este «desde arriba» sea Dios o el Estado”.

Desde su concepción, las crisis actuales están mostrando una transformación, «en el ser-junto», «en el ser-con», «en lo social visible», lo espiritual invisible ocupará un lugar de preferencia”.

 

Por Yudith Pìriz

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