La rifa de San Isidro Labrador tiene en este año 130 premios y si bien es demasiado ambicioso hacer un repaso detallado de cada uno de ellos en estas líneas, si se pueden detallar los primeros y los últimos 10.
El primer premio de este 2024 es una moto, el segundo un televisor smart, el tercero una cocina, una heladera es el cuarto premio, mientras que un microondas es el quinto. Una aspiradora es el sexto premio y una batidora es el séptimo; una cocinilla a supergás es el octavo premio, un ventilador de pie es el noveno y el décimo es otra cocina.
Los últimos premios son más que variados. El 120 es una lámpara y un porta macetas, mientras que el 121 es un set de velas y portavelas. Una batidora de varilla es el premio 122, en tanto que una orden de compra en un mercado es el premio 123.
Un florero, un alargue y una linterna decorativa integran el premio 124, en tanto que un set de mantenimiento de piscinas es el premio 125. Una sierra circular es el premio 126 y una tostadora es el 127. Dos kilos de macitas son el premio 128 y el 129 es una cena para dos en un boliche de la ciudad, mientras que el premio 130 es una bolsa de raciones para perro de siete kilos.
Mejoras en capilla de Puntas de Valdez y en el Salón Comunal del barrio María Julia
Consultado el padre Giusseppe Calderone sobre la marcha de la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores y San Isidro de Libertad, de la que está al frente tras el fallecimiento del anterior párroco, el sacerdote paraguayo Francisco Carrillo, dijo que ahora tiene el apoyo de otro sacerdote Fernando. “Es otro sacerdote joven, con el que estamos tratando de organizar las distintas actividades de la parroquia”, comentó “Pepe”.
Luego comentó que en el territorio que él está a cargo se incluye las capillas de Colonia Italia, Kiyú y Puntas de Valdez, localidad en la que ahora “estamos tratando de organizar mejor la vida de la capilla, las actividades con los jóvenes, el voluntariado, queremos arreglar un poco la infraestructura y ofrecer los espacios a la comunidad porque hay un lindo salón parroquial”.
“Para todo eso se necesita gente que se sienta involucrada. La Iglesia tiene que ser la casa de todos. La Iglesia no tiene que ser una ONG (organización no gubernamental), un lugar donde sólo se recibe ayuda, sino que tiene que ser un lugar donde nos encontremos con el otro, con el Dios de la vida”, opinó el Sacerdote.
Dijo también que entre los proyectos que manejan para el futuro cercano está la mejora del salón parroquial del barrio María Julia. Comentó que primero hay que esperar a la construcción del nuevo edificio de la policlínica del barrio y ver luego qué se hace con el espacio que quedará liberado.
Imagen ilustrativa, de archivo.
Por Javier Perdomo.
