En un mundo que de repente se paró, muchas cosas quedaron expuestas. Dudas, miedos, ansiedades y un sinfín de pensamientos y sensaciones que salieron a la luz, lo que quizá era necesario. Antes del surgimiento de la crisis sanitaria, la velocidad y vertiginosidad del mundo asustaba por momentos. No dejaba tiempo a nada, sólo había que seguir a la multitud, asumiendo que allí, debíamos estar para sentir que somos.
La realidad nos pegó en la cara y nos mostró que siempre es necesario parar para volver a empezar y en ese camino, aprendemos a sentirle el verdadero gusto a las cosas, esas mismas cosas que hasta entonces, eran tan sabidas y rutinarias que por momentos, simplemente se las obviaba o se dejaba de valorar en su justa medida.
Así, poco a poco fuimos cayendo en una realidad que para nada estaba en los planes de nadie, ni siquiera del más visionario profeta.
Pero frente al panorama que está instalado y con el cual se debe convivir, sólo queda la opción de mantener la calma y enfocarnos en todo aquello que sí podemos hacer, que suma y que nos hace sentir bien. Frente a tantas prohibiciones a las que nos hemos tenido que acostumbrar, quizá la música sea ese refugio que nos permita, aunque sea por breves momentos, escapar de una situación que emocionalmente está provocando una problemática aún más grave que la propia pandemia. Este aspecto lo vienen afirmando muchos especialistas y quizá las diferentes patologías asociadas a la crisis sanitaria, tengan que ver con lo que ésta provoca desde lo emocional, dejando importantes secuelas que no son tomadas en cuenta. Por ello, intentar desde lo individual darnos espacios placenteros y pequeños recreos emocionales, puede ser una alternativa. En ese sentido, la frase tantas veces expresada “la música alimenta el alma”, tiende un puente hacia otra mirada a la situación.
SONIDOS CURATIVOS | Desde muchos ámbitos, tanto académicos como especialistas en medicinas alternativas, siempre se ha expresado que la música es sanadora.
No se trata de una simple frase sensiblera, va mucho más allá y todo aquello que los sabios de la antigüedad lo sabían perfectamente, hoy es la ciencia que lo corrobora.
La neurociencia lo ha podido demostrar y para aquellos que son escépticos de todo lo espiritual, de esa conexión mente-cuerpo que hace ya tantos siglos desde las prácticas orientales se hablaba, bueno, ahora son los propios especialistas que lo afirman.
En esta oportunidad es el médico argentino Facundo Manes que hace sus aportes al tema. Manes es neurólogo y neurocientífico (PhD in Sciences, Cambridge University, Profesor de Neurología y Neurociencias Cognitivas en la Universidad Favaloro (Argentina), University of California, San Francisco, entre otras).
Manes ha trabajado en el tema de los impactos que tiene en el cerebro, el escuchar música y coincidiendo con otros académicos filósofos o expertos en medicinas alternativas, ha podido demostrar a través de diferentes investigaciones que se trata de un sonido altamente sanador que pocas veces puede ser sustituido por otros, por lo menos en lo que respecta a los efectos que causa en el cerebro.
La música ha acompañado al hombre desde siempre, desde hace miles de años. Manes explica que “se ha podido comprobar a través de restos arqueológicos de flautas construidas con hueso de ave, cuya antigüedad se estima podría ser de entre 6000 a 8000 años”.
Así ha continuado evolucionando la música, con los tiempos, con los acontecimientos, con los estilos pero siempre ha transitado junto a las personas, provocando una mística especial que en muchas ocasiones, cuesta definir con el lenguaje, porque en definitiva es más abarcativo que éste, involucrando la emoción, y allí, nada es mecánico sino sentido, lo que provoca un estado de placer.
Existen diversas teorías pero lo verdaderamente importante es que existe una íntima conexión con la música, en cualquier lugar, desde diferentes contextos y hasta en las circunstancias más adversas.
Dice Manes que “las personas cantan y bailan juntas en todas las culturas. Sabemos que lo hacemos hoy y lo seguiremos haciendo en el futuro. Podemos imaginar que lo hacían también nuestros ancestros, alrededor del fuego, hace miles de años… Somos lo que somos con la música y por la música, ni más ni menos”, argumenta el neurólogo y neurocientífico
FUNCIONAMIENTO | Para entender el mecanismo, el neurocientífico explica cómo funciona el cerebro frente a los estímulos. “La música está considerada entre los elementos que causan más placer en la vida. Libera dopamina en el cerebro como también lo hacen la comida, el sexo y las drogas. Todos ellos son estímulos que dependen de un circuito cerebral subcortical en el sistema límbico, es decir, aquel sistema formado por estructuras cerebrales que gestionan respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales… Las áreas claves que se ven involucradas son las del control y la ejecución de movimientos. Una de las hipótesis postula que esta es la razón por la que se desarrolló la música: para ayudarnos a todos a movernos juntos”.
Explica Manes que la música nos traslada hacia momentos de bienestar, con ella convivimos en todo momento y su efecto tiene implicancias por demás interesantes en el cerebro.
El experto hace referencia a un estudio que revela los mecanismos que llevan a reconocer y recordar una canción determinada. “Uno de los fundadores del laboratorio de investigación Brain, Music and Sound [cerebro, música y sonido], en Canadá, el científico Robert Zatorre describe así los mecanismos neuronales de percepción musical: “una vez que los sonidos impactan en el oído, se transmiten al tronco cerebral y de ahí a la corteza auditiva primaria; estos impulsos viajan a redes distribuidas del cerebro importantes para la percepción musical, pero también para el almacenamiento de la música ya escuchada; la respuesta cerebral a los sonidos está condicionada por lo que se ha escuchado anteriormente, dado que el cerebro tiene una base de datos almacenada y proporcionada por todas las melodías conocidas”.
MÚSICA Y LENGUAJE | Por su parte, Manes hace referencia a qué tipo de relación existe entre la música y el lenguaje. “El procesamiento del lenguaje es una función más ligada al lado izquierdo del cerebro que al lado derecho en personas diestras. La música también es procesada por los hemisferios derecho e izquierdo. Evidencia reciente sugiere un procesamiento compartido entre el lenguaje y la música a nivel conceptual. Pero la música parece ofrecer un nuevo método de comunicación arraigada en emociones en lugar del significado tal como lo entiende el signo lingüístico”.
Explica el especialista que lo más importante es la capacidad que tiene la música para lograr cambios significativos en la calidad de vida y sensación de plenitud. “Investigaciones muestran que lo que sentimos cuando escuchamos una pieza musical es muy similar a lo que el resto de la gente en el mismo lugar está experimentando. Por eso las melodías, en muchos de los casos, pueden trabajar en nuestro beneficio a nivel individual, al modular el estado de ánimo e incluso la fisiología humana, de manera más eficaz que las palabras, por activar emociones”.
Es sabido que en muchos lugares se utiliza la música como sanación para diferentes problemáticas de una persona. En este momento de la historia de la humanidad, tal vez se pueda recurrir también a ella para sanar en parte, las graves secuelas que los aislamientos está provocando en el presente y lo hará a futuro. “El área de la salud se vale de la música con el fin de mejorar, mantener o intentar recuperar el funcionamiento cognitivo, físico, emocional y social, y ayudar a lentificar el avance de distintas condiciones médicas. La musicoterapia, a través de la utilización clínica de la música, busca activar procesos fisiológicos y emocionales que permiten estimular funciones disminuidas o deterioradas y realzar tratamientos convencionales. Se han observado importantes resultados en pacientes con trastornos del movimiento, dificultad en el habla producto de un accidente cerebrovascular, demencias, trastornos neurológicos y en niños con capacidades especiales, entre otros”.
Explica el experto que en el cerebro se activan conexiones diversas cuando se escucha o hace música por lo que entiende que la música puede ser una herramienta poderosa en el tratamiento de trastornos cerebrales, ayudando a los pacientes a recuperar habilidades lingüísticas y motrices.
“Estudios de neuroimagen muestran que tanto al escuchar como al hacer música se estimulan conexiones en una amplia franja de regiones cerebrales normalmente involucradas en la emoción, la recompensa, la cognición, la sensación y el movimiento. Las nuevas terapias basadas en la música pueden favorecer la neuroplasticidad -nuevas conexiones y circuitos-, que compensan en parte las deficiencias en las regiones dañadas del cerebro. La música es física y anima a la gente a moverse con el ritmo”, dice.
Al respecto dice Manes que la música tiene el poder de inducir estados emocionales. “Esto es así ya que facilita cambios en la distribución de sustancias químicas que puede inducir estados de ánimo positivos y aumento de la excitación, lo que a su vez puede ayudar a la rehabilitación”, cuenta.
Todos han experimentado sensaciones especiales al escuchar ciertos temas, y de acuerdo a este científico y otros estudios al respecto, hoy se sabe que la música es realmente sanadora y reconstruye áreas del cerebro que permiten sentirse mejor en situaciones extremas o traumatizantes. En la situación actual, reconectarnos y apostar a volver a emocionarnos con la música que nos gusta, puede llegar a ser una de las mejores terapias.
Por Yudith Píriz.