La mujer ha debido enfrentar a lo largo de los años, caminos que no le han sido para nada fáciles. Manipulación, todo tipo de discriminación, abusos, violencia física y/o psicológica, marcaron a fuego la vida de millones de mujeres durante siglos. Otras perdieron sus vidas en manos de seres que creyéndose sus dueños decidieron cegar sus vidas. En pleno siglo XXI, la situación continúa, a pesar del trabajo de tantos grupos que buscan concientizar a la mujer de sus derechos, en una sociedad que aún mantiene la brecha y extiende los dominios patriarcales de épocas pasadas.
Fueron muchas las razones que llevaron a atacar de diferentes maneras a la mujer, pero existe una en especial, que se relaciona con una característica que desde siempre, las condenó. Desprecio, habladurías, condena social y hasta asesinatos, fueron algunos de las penurias por las que pasaron y en algunos lugares aún deben atravesar. Nos referimos a las brujas. Esas que existieron antes y que existen hoy y que han tenido un papel fundamental en la sociedad de todos los tiempos.
LA CAZA | La figura de la bruja, se ha desarrollado en diferentes momentos históricos, finales de la edad media, comienzos de la edad moderna y en la actualidad. Sus historias se han desarrollado en diferentes contextos, por ejemplo la transición del feudalismo al capitalismo, constitución de los estados modernos, colonización de América, por mencionar algunos.
Es importante analizar, cómo el poder ejercido a través de la manipulación de las masas, logró convencer a sociedades enteras de que las brujas eran diabólicas, llevando a que muchas de ellas abandonaran su poder para no ser víctimas de la opresión o del asesinato. Esto hace reflexionar acerca de que no siempre los discursos del poder, se corresponden con la realidad.
El cristianismo y su inquisición, los albores de la ciencia moderna, el patriarcado, las colonizaciones, mostraron al mundo su dura oposición a las mujeres que ejercían la brujería o simplemente, se nombraban a sí mismas como tal.
Esas mujeres tenían dentro de sus comunidades un lugar de privilegio, eran consideradas mujeres sabias, curanderas, sanadoras, chamanas, hechiceras, yerbateras, pero todos esos saberes eran peligrosos para las autoridades del momento y debían ser desprestigiadas y humilladas. Las brujas, no correspondían a las exigencias del modelo de mujer “correcta, manejable y obediente”.
Estas mujeres contaban con un saber especial, transmitido por sus ancestros, por su linaje básicamente femenino; sabían de alquimia y botánica, de hierbas medicinales y del poder de la naturaleza sobre sus cuerpos y vidas. Sus percepciones muy cercanas a lo mágico, para nada correspondían a lo que se establecía como “normal” para la vida de una mujer, que eran la reproducción, las actividades domésticas y el cuidado de otros integrantes de la familia.
Representaban un peligro para el orden social y público y terminaron en juzgados inquisitoriales o quemadas en la hoguera. Su persecución, tortura y eliminación, apostaba a quitar en ellas, ese poder innato que mermaba y amenazaba al de las autoridades de turno.
Si bien en cierta medida la caza de brujas terminó, aún quedan secuelas. La idea de la mujer débil, sometida y vulnerable, ha sido cambiada gracias a las reivindicaciones de muchas brujas a través de tiempo, sintiendo sus cuerpos en relación con la naturaleza y los saberes ancestrales, asumiéndose como soberanas y autodeterminadas.
OBRA | Existe mucha literatura sobre el poder de la mujer, pero más allá de la denominación de bruja que se utilizaba en la antigüedad, la mujer contiene en su esencia a una bruja que debe descubrir para potenciarla. Haciendo un paralelismo entre las brujas señaladas y humilladas, con las brujas sabias, intuitivas y sanadoras de tiempos pasados y de la actualidad, nos acercamos a un texto que lleva a reflexionar sobre lo que una mujer representa.
La escritora Lisa Lister, en su libro “Brujas -El poder femenino como tema ancestral y moderno-”, intenta mostrar a toda mujer, cómo dentro de sí, existe una bruja escondida que siempre busca salir a la luz para expresar su propia identidad. El libro, publicado originalmente en inglés en 2017, forma parte de un proyecto personal de la autora que ella denomina el despertar de las brujas.
La propia Lister es una bruja de tradición, ya que proviene de una familia gitana, aunque ha incorporado otros saberes durante su vida. Se considera una bruja de viejo estilo, que confía en su propia intuición y en su conexión personal con la magia y con la naturaleza.
Ese tipo de bruja es el que muestra en el libro y el que pretende despertar en cada mujer, porque cree que toda mujer es una bruja o que en toda mujer, duerme una bruja que debe ser despertada para que esa mujer pueda reivindicar su poder y regresar. Se trata de un manual que intenta reivindicar el poder femenino.
El concepto de Lisa Lister sobre la bruja no tiene nada que ver con el estereotipo de los cuentos de hadas, o de terror. Por el contrario, es muy diferente. Se trata del poder femenino que ha sido olvidado. Es la mujer consciente de su conexión con la naturaleza, con su cuerpo, con su útero, con su sabiduría interna, con su magia personal que está en conexión con los ciclos naturales y sabe y comprende esos ciclos naturales en relación con ella y con todo lo que la rodea.
La escritora explica que es importante que la mujer entienda su conexión con la diosa que es, con el principio femenino, con la fuente de toda creación y también en conexión con Él, con el hombre, porque la bruja que presenta Lister es una mujer en equilibrio, una mujer completa. Lister dice que todos somos uno y no cree en el feminismo radical. Al igual que son necesarios la noche y el día, frío-calor, ying-yang, blanco-negro, la dupla mujer-hombre, también es necesaria ya que son los opuestos complementarios y cada uno aporta su propia sabiduría.
La escritora expresa que es ese tipo de bruja el que toda mujer puede despertar en ella y que sólo necesita recordar. Expresa que es necesario despertar a la bruja, porque entiende que ese poder femenino ha sido suprimido y olvidado por mucho tiempo y que eso ha generado la situación de desequilibrio en el que estamos en la actualidad.
Para ella no existe una única manera correcta de ser brujas, sino que cada mujer puede utilizar la forma que más la identifique o incluso mezclar diferentes tradiciones. Entiende que depende de cada mujer porque cree en la intuición y piensa que cada bruja tiene una conexión especial consigo misma y la sabiduría está dentro de cada una.
En un capítulo dedicado a la historia de las brujas, Lister reflexiona sobre el por qué éstas han desaparecido, por qué fueron perseguidas y por qué es importante que recuerden esas historias para reclamar lo que les corresponde, sus derechos, su poder. Critica al sistema patriarcal, que entiende es el gran culpable del desequilibrio que se ha generado en las sociedades. Aclara, que no es una queja o crítica contra los hombres, sino contra el sistema, considerando que los hombres son tan víctimas del sistema como las propias mujeres.
Lister dedica un capítulo a las fases de la bruja, que considera son cinco: La bruja es una fuerza de la naturaleza, es una creadora, es un oráculo, es una sanadora y una hechicera.
También Lister narra, de forma inspiradora, usando su propia historia y la historia de todas las mujeres que fueron despertando el fuego interior de cada una. Su objetivo es resaltar la divinidad femenina recordando que cada mujer es poderosa y necesita conectarse de forma de poder expresarlo en su diario vivir.
Entiende Lister que todas las mujeres son brujas y cuando se conectan con sus orígenes, confían en su intuición y usan su magia, pueden crear medicina para sanarse a sí mismas y al mundo. El libro es un relato con voz femenina, que acerca la sabiduría antigua al mundo moderno, un repaso por las diferentes escuelas de brujería y sus prácticas.
Recuerda: “Somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar» (Libro de Ame Soler).
Por Yudith Píriz.
