Mujeres apasionadas por las letras, por su impulso de mostrar lo que está ahí afuera y que por diferentes motivos, pocos se atreven a mirar y menos a analizar. Una mujer de otros tiempos, tiempos de grandes revoluciones, de idas y vueltas de un mundo que incluso hoy, sigue en muchos aspectos sin rumbo. En ese contexto se enmarca la obra intelectual de una mujer judía que volcó en las hojas de sus libros, su sentir y su percepción de la realidad de su tiempo.
En todos los tiempos existieron mujeres que mostraron un estilo propio, de compromiso con el devenir de los acontecimientos. Mujeres que reivindicaron valores e hicieron de sus vidas una aventura, pero que por ese camino se enfrentaron a muchos obstáculos, los que a través de personalidades definidas y un amplio sentido crítico, intentaron cambiar el marco establecido.
Una de esas mujeres valientes y arriesgadas fue la filósofa y escritora Hannah Arendt (Hannover 1906- Nueva York en 1975). Su vida y su obra no estuvo ausente de desafíos constantes e incluso de duras críticas, lo que en ningún momento, la llevó a claudicar en sus objetivos.
VIDA| De origen judío, Hannah Arendt fue testigo de los vaivenes que la Segunda Guerra Mundial impuso en la sociedad de la época. Nacida en Hannover, estudió en Marburgo, Friburgo y Heidelberg, donde se graduó en Filosofía 1928 con su tesis “El concepto del amor en San Agustín”. Desde muy joven se caracterizó por una profunda tendencia al inconformismo y la indisciplina.
Fue expulsada del colegio donde estudiaba a los 17 años y decidió marcharse a Berlín donde estudió por su cuenta y se preparó para el examen de acceso a la universidad.
En aquellos años, entró en contacto con muchos filósofos y pensadores de su tiempo que ayudarían a modelar el pensamiento propio de Hannah Arendt. Un pensamiento que profundizó en cuestiones políticas como la situación de los judíos en la Alemania de la década de los 30 o la situación de la mujer en la sociedad, postulándose siempre como una voz alejada del feminismo.
A raíz de su postura, fue encarcelada y perseguida, lo que no acalló su voz, continuando con su crítica exposición de los acontecimientos de la época. Realizó un trabajo incansable en el mundo del pensamiento político. Produjo obras de gran profundidad, libros claves del siglo XX traducidos algunos de ellos al castellano como: Los orígenes del totalitarismo, La condición humana, Eichmann en Jerusalén (La banalidad del mal), Sobre la revolución, Hombres en tiempo de oscuridad y Crisis de la República.
Mostró en sus trabajos un profundo conocimiento del pasado y minuciosas observaciones sobre el mundo moderno.
En 1933, cuando los nazis ocuparon el poder, emigró a París. Más tarde se instaló en Estados Unidos, donde dirigió la Conferencia sobre las Relaciones Judías (1944-1946) y también la Jewish Cultural Reconstruction Inc. En 1959 se convertía en la primera mujer en dar clases en la Universidad de Princeton y cuatro años después se incorporó como catedrática en la Universidad de Chicago, enseñando también en las Universidades de Columbia y Berkeley. En 1967 se incorporó al Graduate Faculty de la New School for Social Research de Nueva York.
Su libro “Eichmann en Jerusalén” o “La banalidad del mal”, fue quizá lo que la llevó a ser criticada y recibir el rechazo de una parte importante de la comunidad judía, especialmente a raíz de su cuestionamiento al accionar de los consejos judíos en la Segunda Guerra Mundial.
Hannah Arendt fue la encargada de viajar a Jerusalén como reportera del The New Yorker en el juicio contra uno de los responsables del holocausto judío durante la Segunda Guerra Mundial. Su peculiar visión sobre aquel personaje que la llevó a definir el concepto de “banalidad del mal” provocaron airadas críticas contra ella. Pero a pesar de las duras acusaciones contra ella y su informe, Arendt continuó con su carrera como escritora y periodista y recibió multitud de reconocimientos de varios países, incluso de la propia Alemania.
Lo que más se destaca de la Filósofa fue su valentía y honestidad con la que defendió sus ideas y sobre todo la libertad de exponerlas, incluso a pesar de ser tantas veces censurada y desprestigiada por sus aportes, además de por su condición de mujer. Hizo del acto de pensar y sobre todo de reflexionar en forma escrita, lo más importante de su vida.
Temas como la tensión poder/libertad, el totalitarismo, la religión, la democracia y el rol del Estado se convirtieron para Arendt en un continuo y crítico análisis.
A pesar que no se consideró una judía practicante, tuvo siempre claro que debía ayudar a los judíos. En 1932 su casa se había convertido en refugio de paso para judíos que huían de Alemania ante la amenaza del nazismo, labor por la que fue detenida un año después por la Gestapo. Aquel mismo año abandonaba su país y a amigos e intelectuales que parecían dispuestos a seguir las directrices marcadas por el nacionalsocialismo.
Se traslado a Paris, donde continuó ayudando a los judíos que decidían huir de Europa. En 1937 a Arendt le fue retirada la nacionalidad alemana, instalándose en Nueva York. En su nueva vida en los Estados Unidos, se dedicó a trabajar como redactora en una revista judía y como investigadora en la Conference on Jewish Relations y en la Jewish Cultural Reconstruction. Falleció en Nueva York, el 4 de diciembre de 1975.
LIBERTAD| El pensamiento crítico de Arendt fue una constante durante toda su vida. Así lo expone en toda su obra. Publicó en los años sesenta un ensayo, La libertad de ser libres, que recientemente fue traducido al español por primera vez, ya que sólo existía la versión en alemán. En él puede apreciarse su pensamiento político, en el que reflexiona con profundidad sobre la libertad, los desafíos y peligros de su tiempo.
La libertad de ser libres, es en definitiva un texto de una autora fallecida hace 47 años y que en la actualidad se constituye en un poderoso escrito que cuestiona el presente de un mundo que continúa con sus brechas en el tema de la libertad. La autora desarrolla un preciso análisis del concepto de libertad a través de la historia, tomando en cuenta en su recorrido, las revoluciones en Francia y América.
Desde su reflexión de la libertad del individuo, realiza un paralelismo con el concepto de revolución, entendida ésta como el quiebre que produce una fuerza ante el poder establecido y sus eventuales consecuencias.
“El asunto se torna más complejo cuando la revolución tiene que ver tanto con la liberación como con la libertad y como la liberación es de hecho una condición de la libertad –aunque la libertad no sea en absoluto una consecuencia necesaria de la liberación–, resulta difícil ver y determinar dónde acaba el deseo de liberación, de verse libre de la opresión, y dónde empieza el deseo de libertad, de vivir una vida política”, decía Arendt.
La libertad de ser libres es un volumen breve, pero no es lectura rápida ni simple. El libro tiene la cualidad de llevar al lector a cuestionarse, a dudar, a hacerse preguntas sobre las convicciones formadas y de esa manera, acercarse cada uno a ejercer la opción de ser libres.
Trabaja el concepto de revolución y las formas en que se produce históricamente, así como la relación entre ésta y con un elemento básico de la humanidad: la necesidad esencial de libertad que el hombre tiene y que debe defender, creando un proceso revolucionario cuyo objetivo inexcusable es la libertad.
En este breve libro se sintetizan muchos de los pensamientos de una mujer que se caracterizó por el valor de ser fiel a sus principios y a expresarlo a través de todo su obra. Una vida rica y cargada de vivencias fue la de Hannah Arendt, la que experimentó en su propia carne las convulsiones de su siglo.
Imagen tomada de la web.
Por Yudith Píriz