Del balneario Kiyú se dicen muchas cosas; se habla de sus paisajes, de su tranquilidad, de sus playas, de su rica historia aún por profundizar, pero también es Kiyú refugio de un montón de gente que quiere escapar del “mundanal ruido” y para quienes conocen la zona, saben que su población está creciendo. Muchos de los nuevos residentes son personas en edad laboral, otros están jubilados; muchos son de Libertad, otros de San José de Mayo, pero trillando sus calles uno se puede encontrar con nuevos “kiyusenses” llegados de los más recónditos rincones del país.
La mayoría de los jubilados que viven en la costa del Río de la Plata, tienen una característica particular: les gusta caminar y así fue que casi de tanto cruzarse por la arena, nació un grupo que sistematizó un proceso de caminatas y se transformó en los Caminantes de Kiyú, uno de cuyos iniciadores, Daniel Campanella, habló con La Semana.
Precisamente Campanella es uno de esos jubilados que, si bien siempre ha visitado el balneario, cuando pudo compró una casa y una vez retirado, se instaló por completo en Kiyú y las caminatas por la costa siempre han sido su aficción.
Al contar cómo fue el proceso que terminó derivando en “Los Caminantes de Kiyú”, dijo que “en la vida se van encontrando cosas como se van encontrando personas, gente amiga, conocida; si bien hay mucha experiencia individual, porque vos visitás al médico por la dolencia que tengas y te mandan a caminar, no había un grupo formado. Yo tengo el hábito de recorrer la costa hace muchos años; a veces invitaba a un vecino o conocido, a veces invitaba a otro y ahí fue surgiendo la idea y a fines de abril, principios de mayo del año pasado se fue conformando un grupo que comenzó a crecer y se generó un ida y vuelta, hasta decidir ponerle un nombre al grupo y decidimos ponerle ‘Los Caminantes de Kiyú’”.
Continuó diciendo Daniel Campanella que “la sorpresa, el hallazgo fue que nunca nos imaginamos que hubiera tanta gente en la misma sintonía de algo y que no nos encontrábamos. Caminar solo se hace dificultoso, da más pereza, por eso empezamos a darle forma, instauramos una especie de método. Decidimos poner martes y viernes a las 14 horas como días de caminata y empezamos a tener una regularidad que nunca se ha dejado de cumplir”.
“Si bien algunos días van unos y después van otros, se mantiene un grupo estable, tenemos un grupo de WhatsApp que supera las 50 personas, pero somos más porque hay gente que no quiere estar en grupos de WhatsApp y si participa de las caminatas”, agregó el ex apicultor y dirigente político.
Comentó Campanella que “la inmensa mayoría somos jubilados, pero hay una heterogeneidad asombrosa en materia de intereses y orígenes; eso te permite conocer el cerno o el corazón de la gente que vive en Kiyú”.
DISTENDIDOS | En las caminatas “no hay exigencias, ponemos un punto de partida, que varía, y cada cual camina a su tranco, a su placer, a veces se hace una pausa para meditar, para hacer fotos, para encontrar restos arqueológicos”, narró el libertense radicado en Kiyú.
A Campanella este grupo le ha permitido conocer la diversidad de gente radicada en el balneario. “Es muy curioso, porque te encontrás con mucha gente que habita en Kiyú, que no es de San José ni de Libertad; hay mucha gente que viene del santoral de Canelones, también de Montevideo, la inmensa mayoría de ellos buscando tres cosas que ofrece Kiyú hoy y que son muy escasas en el mundo: bellezas naturales, tranquilidad y un buen grado de seguridad”, dijo Daniel Campanella.
Kiyú “es un paraíso, lo que pasa que nosotros, vecinos de Libertad, como toda la vida lo tuvimos no nos damos cuenta, pero cuando se ve con ojos de otros y te empiezan a señalar cosas, te das cuenta de lo que es. En este grupo hay gente que es de Young, de Paysandú, de Minas, de San José de Mayo; vienen también en vehículos desde Libertad, de Puntas de Valdez para participar de las caminatas”, narró el vecino.
RECORRIDOS | Prosiguió contando el vecino que participara en decenas de comisiones de fomento y de apoyo en Libertad y en el departamento, que los días de caminata se camina “dos horas más o menos; siempre tenemos algunas condicionantes, porque el mar no siempre es el mismo; a veces el agua está muy arriba, queda poca playa y queda la arena suelta que las piernas te las come en un rato”.
“Es por eso comenzamos a hacer caminatas temáticas y hacemos caminos de penetración, ingresando a campos de colza, de trigo, de soja; andamos por las quintas cercanas a la costa; también salimos para algún campo virgen, donde hay animales, donde hay monte silvestre, senderos”, dijo Campanella respecto a las zonas que recorren. Mencionó que como el tiempo les condiciona, “a veces, pocas horas antes de salir no sabemos qué recorrido vamos a hacer”. Desde que comenzaron a caminar, llevan 600 kilómetros recorridos.
Pero es tan variado el paisaje y las posibilidades que ofrece la costa de Kiyú y sus inmediaciones, que es imposible aburrirse para este grupo de caminantes. “En toda la costa está la posibilidad de sacar fotos muy bonitas, después siempre surgen hallazgos arqueológicos, están ahí, existen, porque la costa es algo vivo y lo que hoy está cubierto de arena, por acción del agua o del viento, se vuelve todo costa o rocas y aparecen cosas”.
El vecino destacó también el valor científico que tienen las barrancas y las constantes visitas al balneario de paleontólogos, arqueólogos, científicos de diversa índole, que más de una vez han participado de las caminatas y que dejan enseñanzas valiosas a todos los caminantes. También dijo Campanella que hay mucha presencia internacional en Kiyú durante todo el año y que eso se debe a las barrancas, que son únicas en toda la costa del país. “No hay otro lugar en donde haya barrancas que midan 50 metros de alto”, dijo.
COMUNIDAD | Pero caminar aporta a este grupo de vecinos otras cosas. Según dijo Campanella, además de caminar “festejamos cumpleaños, la noche de la nostalgia, la fiesta de fin de año. Es decir, hay mucha sintonía porque hay generaciones de 60, 70 y cerca de 80 también, pero los ves saliendo a caminar y no expresan la edad que tienen”.
Otro elemento que consideró importante Campanella es que “se produce mucha contención, porque hay mucha gente sola, viuda, viviendo en Kiyú. Hay realidades sociales y humanas muy distintas, que se encuentran en este grupo humano”.
Consultado sobre si con la llegada del verano habían cambiado la rutina de salir dos veces a la semana, dijo Daniel Campanella que el grupo “va haciendo camino al andar y seguimos saliendo martes y viernes. En principio pensábamos que en el verano había que salir de mañana temprano, pero eso no dio resultado y hubo que pasar a salir 18 y 30; todavía a las 20 y 30 está claro. En la semana que pasó, un día salimos a la luz de la luna y terminamos haciendo una fogata, aportando todos algo, para hacer una fiesta espontánea en la arena”.
El vecino contó también que al inicio de la temporada hicieron trabajo social en el balneario. “En diciembre del año pasado, nos propusimos limpiar la playa de plásticos y juntamos 24 bolsas grandes de botellas y restos”, comentó.
“Los Caminantes de Kiyú” no han cumplido aún su prim
er año de vida, pero tienen claro que seguirán recorriendo la costa cuando los veraneantes se hayan ido y queden los que viven allí todo el año, porque “caminar es una necesidad a la que se le ha dado forma por la vía de los hechos”, dijo Daniel Campanella.
Por Javier Perdomo.