En la pasada edición contamos la historia de Lautaro De León, el arquero de River de Panta que se vistió de celeste para representar a Uruguay en China. Ahora, es el turno de Mateo Antúnez, el zaguero de Campana que también integró el plantel que dirigió Martín Parodi, al igual que De León. Antúnez fue capitán de la celeste en los partidos en los que actuó como titular.
El futbolista habló del proceso de captación que vivió en Trinidad. “En principio participamos de un Campamento en Trinidad, fuimos unos 50 jugadores entrenando en doble horario y de ahí quedé entre los 23 que finalmente viajamos a China”, comentó.
Agregó que “previo al viaje hicimos unos microciclos de entrenamiento tanto en el Complejo Celeste como en el Complejo de la Mutual. Hicimos una preparación muy corta porque en dos semanas nos fuimos”.
EMOCION| Antúnez explicó que “cuando supe que iba a viajar sentí una tremenda felicidad, fue allá en Flores y enseguida nos acompañaron para hacer todo el papeleo del pasaporte y fue todo tan rápido que no dio ni para pensar fríamente que iba a viajar a China y con la Selección de Uruguay”.
Contó luego que “después de estar allá, lo hablábamos con los demás compañeros, como que parecía mentira que estuviéramos tan lejos y fuésemos a representar a nuestro país en cuatro partidos” y agregó que “la ilusión del viaje ayudó a fortalecer el conocimiento con los demás compañeros para que dentro de la cancha todo se diera mucho más fácil”.
UN VIAJE| El trayecto, el vuelo, las escalas, realmente, un viaje. “Sabíamos que el viaje iba a ser muy largo, teníamos 12 horas de Montevideo a Madrid y de Madrid a Beijing eran otras 12 horas y eso significó que con la escala tuviéramos más de un día entero de viaje porque además se sumaron otras tres horas para llegar a la ciudad donde nos íbamos a hospedar”, contó.
Al llegar y hospedarse “tuvimos una semana de entrenamiento que fue increíble porque la simple vista del estadio y sus instalaciones nos dieron la idea de cómo íbamos a estar porque todo era de primer nivel, algo que ni siquiera en el fútbol profesional uruguayo podríamos ver”, dijo Antúnez y agregó que “eso hizo todo más llamativo y nos motivó para realmente disfrutar esa experiencia”.
Bajo un régimen profesional los jóvenes futbolistas sumaban cada hora a su gran experiencia. “Había una gran planificación, teníamos horarios para todo, se cuidaba mucho el tema del descanso, en los entrenamientos si bien era un solo horario habían materiales suficientes para todos, la recuperación con el médico y el masajista, los tiempos de duchas, la recuperación con frío y calor, yo digo que por 17 días fuimos futbolistas profesionales porque teníamos la mejor atención”.
“El utilero que nos preparaba la ropa, el doctor que estaba para atender cualquier consulta y todo eso hace que el rendimiento de cada uno fuera mejor que el habitual”, añadió.
LA RECUPERACIÓN| Luego de los entrenamientos y partidos “en la zona de duchas de los estadios había un sector con pequeñas piscinas para hacer la recuperación con agua fría y hielo, que eso habitualmente en el interior se hace al día siguiente o a los dos días cuando volvemos a entrenar con el club”, explicó el zaguero tricolor.
“En este caso enseguida hacíamos ese tratamiento y el médico pasaba por cada uno preguntando si sentíamos alguna molestia, si necesitábamos algo, algún masaje, eso hacía todo mucho más fácil”, mencionó.
Hay escalas que bien pueden merecer un rápido paseo de reconocimiento, “al regreso teníamos 12 horas de escala en Madrid y entonces pudimos hacer una recorrida, estuvimos en la Plaza Mayor, fuimos al Estadio Santiago Bernabéu y la verdad que fue muy lindo porque pudimos hablar sin problemas con la gente y mantener conversaciones más fluidas en nuestro idioma”.
LA YAPA| Pero tras el regreso a los chicos celestes les esperaba otra sorpresa. “El recibimiento en el estadio el día del partido de Uruguay ante Bolivia fue una emoción enorme y también una gratísima sorpresa porque ya veníamos de algo muy lindo y terminar el viaje de esa forma con el estadio lleno y dando una especie de vuelta olímpica ante el saludo del público fue inolvidable”.
Antúnez llegó y de inmediato se puso a las órdenes de la dupla de Campana. “Llegué el martes y el miércoles teníamos partido, hablé con los entrenadores y les dije que estaba para jugar, perdimos la semifinal pero por suerte San Lorenzo le ganó a Central”.
Al consultarle por el peso de aquel último penal en el Camaití ante Central, el zaguero dijo que “la verdad es que el último penal pesaba un poco si, pensé en la lucha de todo el año, en lo que se había esperado desde 2017 para salir campeones, pero sabía que tenía el respaldo de mis compañeros y estuve muy tranquilo. Todos los que pateamos teníamos mucha confianza, le pegué muy fuerte y aunque la tocó no la pudo sacar”.
Queda un último partido de este año el próximo sábado ante Independiente para definir el cupo a la Copa A. “Este año, Campana vino de menos a más, no tuvimos un buen arranque, quedar eliminado de la Copa A nos dolió mucho, pero ahora tenemos esta chance con Independiente y no la vamos a dejar pasar, sabemos que serán dos lindos partidos (la nota se hizo antes del viernes 15), ellos vienen hace tiempo jugando juntos y somos dos equipos que de locales nos hacemos muy duros, seguramente serán dos fiestas para la gente”.
Por Jorge Gambetta.