“No al proyecto Neptuno en nuestras costas”, se llama un nuevo colectivo que une a personas y colectivos que trabajan a favor del medio ambiente en localidades como Kiyú, Rafael Perazza, la propia zona de Arazatí y Puntas de Valdez, que el 15 de junio emitieron un comunicado público en el dan a conocer su posicionamiento contrario al proyecto de planta potabilizadora denominado Arazatí/Neptuno.
El extenso comunicado, comienza diciendo que saben que “las características del agua de la zona de Arazatí no son adecuadas para su potabilización y generarían un peligro para la salud humana, por la salinidad y las cianobacterias que proliferan en la zona”.
Según estudios de la Facultad de Ciencias de la UDELAR, continúa diciendo el comunicado, “siempre hay cianobacterias (microorganismos que pueden producir toxinas peligrosas para la salud humana) y cuando no hay, es porque hay salinidad”.
“Arazatí es una zona natural y agreste que aún está libre de ciertas presiones antrópicas como la urbanización, infraestructuras y turismo de masas”, dice la declaración, que luego cuenta el proyecto de balneario playa natural, que realiza el movimiento Los Tucu-Tucu (integrante del nuevo colectivo), junto a la Intendencia y que por ello ven al Neptuno como “una fuerte amenaza para las proyecciones locales, puesto que la comunidad busca incentivar el disfrute y el desarrollo sostenible de la zona costera”, que “es un ecosistema de alta sensibilidad ecológica y de alto valor patrimonial, arqueológico y paleontológico”.
Luego cuestionan la creación del polder o reservorio de agua dulce, ya que tiene “más de 80 puntos con impactos ambientales y territoriales”. Denuncian que habrá cambios ecosistémicos debido a lo que “supone tener una reserva de agua dulce de 190 hectáreas de tierra”, en “tierras muy fértiles, en las cuales hoy muchas economías familiares con proyectos agroecológicos que desarrollan su vida, viéndose amenazadas”.
Dicen además que “también les preocupa la instalación de una línea de abducción (un tubo de 80 kilómetros de largo), que provocaría muchos desequilibrios y afectaciones a nuestros ecosistemas costeros, generando consecuencias negativas para la salud del planeta y el bienestar social, el clima, el ciclo del agua, la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible de la zona”.
Consideran más adelante que en el caso en que sean vertidos en la zona los restos del agua del polder “corre riesgo la contaminación del Acuífero Raigón, del cual se nutre toda la zona rural del departamento de San José y ciudades cómo Libertad. Tampoco nos responde el Estado sobre dónde serán desechados los lodos residuales”.
No podemos dejar de señalar que en nuestro departamento la ampliación de la frontera de la agricultura intensiva ha avanzado hacia nuestros cuerpos de agua, potenciando la eutrofización por el exceso de nutrientes (provenientes de los fertilizantes químicos; que contienen fósforo y nitrógeno), causa que contribuye a la proliferación de las cianobacterias en nuestras costas, que dejan al agua en condiciones muy complejas para potabilizar, siendo que estos microorganismos son peligrosos para la salud humana, está demostrado por evidencias científicas que esta zona no es indicada para la creación de una nueva toma de agua. Por otro lado, en buena parte del corredor Ruta 1 (Libertad, Puntas de Valdez, Kiyú, Ciudad del Plata y Arazatí), tenemos fuertes problemáticas vinculadas al agua potable debido a los altos niveles de arsénico y el proyecto Arazatí Neptuno es una solución falaz frente a las vulnerabilidades hídricas y sanitarias de esta zona”.
“Es por esto que desde nuestros colectivos: para asegurar la preservación de los recursos naturales incluyendo el agua, los servicios ecosistémicos y la prevención de la contaminación, nos posicionamos en contra del proyecto denominado Arazatí/Neptuno”, agrega el comunicado.
Florencia Cesilia, integrante de Sin Pavimento, una de las organizaciones firmantes, dijo a La Semana que como grupo van a estar organizando charlas y encuentros para hablar sobre el proyecto, en tanto preparan una movilización en las propias costas de Arazatí.
Imagen ilustrativa, archivo (S. Parentelli).
Por Javier Perdomo.
