Que la pandemia de coronavirus produjo cambios en las costumbres de gran parte de la humanidad no es novedad para nadie. Uno de esos cambios tiene que ver con las compras mediante herramientas virtuales, que se han vuelto masivas en todas las áreas y que también han llegado al mundo de los remates.
El rematador Daniel Blanco fue el que dialogó con La Semana sobre este cambio en las costumbres de la gente, que en su rubro ha sido por demás positivo. “Ha cambiado la profesión con los remates virtuales, remates presenciales poco menos que no se hacen en todo el país, porque lo virtual, con páginas web, con Facebook han ganado terreno y llegaron para quedarse”, dijo Blanco, que explicó que con internet, “cambió el mecanismo de captación de clientes”.
“En nuestro caso -prosiguió diciendo Daniel Blanco-, al hacer los remates por Facebook, tenemos un espectro de público que antes no teníamos, tenemos la posibilidad de promocionar cada actividad y llegar a miles de personas, según lo que se quiera pautar en la red social. Tenés clientes en todo el país, algo que antes era muy acotado, ya que tenías la gente que le gustaban los remates y poca cosa más”.
VENDEDORES | El rematador explicó que no solo es mucha la gente nueva que compra. “También son nuevos los vendedores, es gente que antes le daban otro destino a las cosas que quería descartar, ahora, como han visto que el remate es una buena salida, una buena oportunidad económica, se ha sumado, es un nuevo nicho de mercado que no conocía los remates y ahora los conoce en base a las redes”, comentó Blanco.
Reconoció de igual forma que “competís con todas las plataformas de venta, pero eso va en el trabajo de cada uno y lo bueno es fidelizar al cliente”.
Añadió además que “el tema de los pagos electrónicos es otro mecanismo que permite ventajas. La gente ni conoce el local, pero vamos a la casa, retiramos la mercadería; luego, la liquidación se manda por WhatsApp y se deposita el dinero en la cuenta bancaria”. Eso ha aumentado el volumen de cosas a rematar. “De hacer un remate solo pasamos a hacer un promedio de dos”, dijo.
Consultado sobre si todos los rematadores de San José están usando las herramientas virtuales, dijo que en la capital departamental “somos varios colegas que nos dedicamos y ya se venía dando antes de la pandemia el remate de ganado por pantalla, pero los colegas que tienen local han utilizado la herramienta virtual. Es algo que llegó para quedarse”.
Reconoció luego que “se perdió la bohemia del remate, la exhibición, que era un lugar donde se juntaba la gente. Se perdió el contacto; pero eso lo logró la pandemia en la mayoría de los ámbitos”.
Consultado sobre si este cambio se da también en los remates judiciales, Daniel Blanco dijo que en esos remates “estamos atados a que no hay nada previsto de manejarnos de esta forma todavía; sé que se ha venido hablando, porque si pudieran participar personas de otros lugares del país o del exterior, se podrían obtener mejores precios, pero eso está a estudio. Es algo más delicado”.
OPORTUNIDAD | El rematador invitó a gente de Libertad y Ciudad del Plata a unirse a esa profesión, ya que son ciudades en las que “faltan rematadores; aquellos que estén en duda de qué estudiar, esta es una buena oportunidad. Es una carrera de dos años, tiene que tener sexto terminado. Es bueno contar con más colegas trabajando. Libertad es el caso típico, estamos hablando de una ciudad con 15 mil personas y si bien hay rematadores de ganado, no hay otros rematadores”.
Consultado Daniel Blanco por la polémica generada en San José de Mayo a causa del remate de vehículos en desuso de la Intendencia, dijo que a él le “comprendían las generales de la ley y estuve por fuera de la discusión, de las idas y vueltas que hubo. Lo que queda claro es que no se terminó haciendo nada ilegal, la Intendencia tiene su potestad para designar un rematador administrador; lo que sería bueno reflotar un convenio con la asociación local. En este caso faltó diálogo. Debe haber un acercamiento, porque no es sano ni le hace bien a la actividad”.
Imagen: Daniel Blanco en un remate presencial en San José de Mayo.
Por Javier Perdomo.
