En la pasada edición dimos cuenta de forma escueta, la información referida a la ordenación de Emiliano García como sacerdote de la Iglesia Católica. García tomó un camino recorrido por muy pocos libertenses; según él mismo contó hay que irse a muchas décadas atrás para encontrar alguien oriundo de Libertad que haya optado por el sacerdocio y por eso mismo vale la pena adentrarse en las razones que llevaron por allí a un treintañero proveniente de una familia atea, como es Emiliano.
Es un poco difícil seguir el hilo en la escritura, porque en la charla mantenida, el ahora sacerdote va de un lugar a otro, poniendo ejemplos, demostrando su conocimiento sobre la Iglesia y sentires como religioso.
“Lo que yo experimenté, que es lo que también se ve en la biblia -que es un conjunto de libros que narran testimonios de personas que han tenido relación con Dios-; lo mejor de todo es darte cuenta que cuando vos salís a buscar a Dios, Él ya salió a tu encuentro. Yo nunca me imaginé ser cristiano, me tomó de sorpresa”, comienza diciendo Emiliano.
“Sí tenía un montón de preguntas, se podría decir que existenciales, sobre qué es la felicidad, para qué estamos en este mundo, por qué me levanto hoy, qué es lo que hace que mi vida valga la pena; el origen del hombre, el origen del universo; es decir una serie de preguntas que uno se hace”, prosigue diciendo el sacerdote.
“En la juventud y adolescencia salía con la barra de amigos, estudiaba, todo ese tipo de cosas, con las que estaba todo bien, pero no me llenaban. Siempre se me generaba un vacío y en eso llega un grupo de jóvenes a la parroquia y a través de un acto de perdón que yo hago, motivado por el testimonio de uno de esos jóvenes, es que tengo claridad”, recuerda.
ACERCÁNDOSE | Prosiguió contando que su acercamiento a la parroquia fue por el Coro Libertad del cual era integrante. “Muchos de sus integrantes eran de ir a misa y yo estaba en una situación un poco rara porque en ese momento toda mi familia tenía un conflicto con la Iglesia por el salón parroquial (la casa de Emiliano está pegada al mencionado salón); eran circunstancias muy adversas a los ojos de los hombres; aparentemente era muy difícil que de mi familia surgiera alguien cristiano”, contó Emiliano y si algún lector con tiempo, revisara la colección de La Semana, encontrará referencias a ese sonado diferendo entre el doctor Augusto García y la parroquia.
“A través del coro es que fui a una misa de Navidad; después se precisaba alguien que hiciera el desayuno y me ofrecí por compañerismo y también para mejorar el vínculo con la Iglesia, porque había una denuncia policial al salón parroquial firmada por mí”, recuerda Emiliano y de inmediato viene al presente para decir: “en el mismo salón parroquial que yo denuncié, casi 15 años después me terminan haciendo la fiesta tras mi primera misa”.
Vuelve atrás Emiliano y cita otra vez el momento en que creyó. “El acto de perdón que hice en aquella oportunidad, terminó teniendo una especie de claridad, ahí paso de no creer a creer”, dice y de inmediato agrega que “la fe es un don. Primero fue saber que Dios existe, que es una gracia, es un don, yo perdoné y tuve esa claridad de conciencia y me di cuenta que había algo que le podía dar un sentido profundo a mi vida. No sólo que Dios existe, sino que se entregó por mí. Anunciarle a las demás personas que podemos vivir de ese modo, me parecía poderoso, anunciar que hay esperanza para cualquier persona, que todos podemos ser redimidos”.
LA VOCACIÓN | Pero de creer a ser parte de la Iglesia, también hubo un camino para Emiliano. “Yo fui ateo desde los 10 a los 22 años y por eso parto de la base de que es Dios el que sale a tú encuentro. En esa vivencia de vida cristiana, en la que te das cuenta que formás parte de una comunidad, que te das cuenta que la fe no la podés vivir solo y que por eso existe la Iglesia; te das cuenta que la Iglesia no es perfecta, como yo no soy perfecto y de esa experiencia empezás a experimentar el llamado vocacional”, explicó Emiliano García.
Sobre el llamado vocacional añadió: “no es que escuchás una voz, es algo en lo profundo de tu corazón, es una atracción hacia esa forma de vida, que la deseás pero la rechazás también porque implica una renuncia, caminar en la fe, es decir caminar sin ver la meta”.
“No es un proceso lineal, todas las cosas que son difíciles implican contradicciones, pero seguí caminando, con muchas cosas lindas también y después de unos ocho años de formación, recibí en el mes de marzo la ordenación diaconal y el 12 de agosto me ordenaron sacerdote”, agregó.
SERVICIO | Consultado sobre los antecedentes de libertenses que hayan optado por el sacerdote dijo que el único que le han comentado es el padre Stefanoli, que era de Libertad pero no se quedó en la diócesis de San José, estuvo en Montevideo. Jorge Albergatti es de la zona de Colonia Wilson, mencionó y hoy está con los “Oblatos” en Argentina.
Emiliano estará cumpliendo tareas en la Basílica Catedral de San José de Mayo y en la parroquia Nuestra Señora de Fátima en el barrio Colón, también en la capital departamental.
Por Javier Perdomo.
