Con un poco de calor, la perspectiva cambia en la costa uruguaya; hacia ella se van miles, cientos de miles de uruguayos para disfrutar de sus arenas y aguas saladas o dulces, dependiendo del balneario que se elija para pegarse una “mojada” estival.
Este domingo, La Semana volvió a hacer una recorrida por los distintos puntos de Kiyú, el balneario ubicado sobre el Río de la Plata, que le ha tocado en suerte a los libertenses tenerlo bien cerca, al punto que está integrado al Municipio que encabeza la ciudad. La percepción cambió por completo de lo visto una semana antes, cuando en una inhóspita jornada hicimos la primera recorrida veraniega.
Es que luego del vendaval que tuvo lugar durante todo el domingo 17 de enero, que alejó a los veraneantes de la costa, el domingo 24 fue el punto álgido de una semana previa de intenso calor, que se ha extendido hasta este martes con temperaturas que llegaron hasta los 36 grados centígrados, por ejemplo ese mismo domingo (las perspectivas son que las altas temperaturas continúen por varios días más).
Arenas calientes, gente acercándose con cuidado a la costa. El piso arde, los termómetros superan los 35 grados y el agua está agitada, sucia, pero fresca para aliviar los cuerpos del sofoco provocado por esas temperaturas a las que los uruguayos no estamos tan acostumbrados.
CONTENTOS | Mientras para el sector productivo y agropecuario tanto calor es negativo, para los operadores turísticos de los distintos balnearios del país es lo más importante para asegurarse la presencia de visitantes. Por toda la costa de lo que es Kiyú, se suceden los nuevos comercios ofreciendo diversos productos para los visitantes. Sorprende, por ejemplo en Vistamar, un comercio que ocupa toda una explanada con sillas plegables y otros enseres para uso playero.
En ese punto hay otros puestos de diversa índole, comestibles, bebidas, helados y el paseo artesanal construido hace unos años atrás por el Municipio, que congrega a un grupo de artesanos locales. Es que el mirador se presta para que en las tardes-noches, los visitantes se instalen allí a contemplar el paisaje nocturno y donde hay concentración de gente, hay comercios.
Pero ese es solo uno de los puntos de desarrollo. El Parador Surí, el Parador del Medio, han generado a su alrededor nuevos comercios que brindan diversas opciones a los visitantes, que cada vez se extienden más por esos más de cinco kilómetros de costa que lleva por nombre Kiyú, pero que en cada uno de sus rincones tiene sus propias denominaciones y va generando sus propias personalidades.
CONCENTRADOS | El Parador Chico sigue siendo el punto de mayor concentración de personas. Los domingos de verano -a no ser el del 17-, es demasiado difícil llegar en vehículo hasta allí. Se puede ver largas colas de coches estacionados en el camino de acceso, pero también muchos optan por buscar algún lugar en las arboledas cercanas al “Camino del Indio” y bajar caminando hasta el parador para evitarse así las complicaciones que implica el acceso motorizado a esa zona. Como se sabe, el Parador Chico tiene una sola vía de ingreso y salida, lo que complejiza cualquier maniobra. Si bien se han planteado alternativas de salida, hasta ahora las autoridades departamentales no han encarado este complejo tema que se vive en esa zona de Kiyú.
Pero a la hora de bañarse, la gente prefiere este punto y es así que el domingo, la playa del “Chico” estaba repleta, aunque se notaba que la gente respetaba mínimamente la distancia social solicitada para evitar la propagación del coronavirus. Sí se veían pocos tapabocas en toda la costa balnearia, ni siquiera en los lugares en que había mucha gente se verificaba su uso, aunque seguramente, de registrarse controles, todos saldrían a relucir, ya que los tapabocas se han transformado en parte del vestuario diario.
Sorprende la cantidad de orígenes de los visitantes a Kiyú. Por supuesto que de todo San José llegan al balneario, pero también lo hacen montevideanos, canarios, floridenses, trinitarios, también argentinos y algún brasileño se ven a la vuelta y de departamentos más al norte también. Es que Kiyú, de los balnearios del Río de la Plata, es de los que más reconocimiento ha ganado a nivel nacional, pese a la poca inversión oficial que en él se realiza.
En las distintas casas y residencias del balneario, la gente busca el abrigo de los árboles para enfrentar el calor. Los más jóvenes se sumergen al agua y ya nadie piensa en jugar a la pelota en la arena, como hace una semana atrás. Ahora todos están en el agua, disfrutando de los mejores días de la temporada estival.
Los operadores turísticos contentos, la gente respondió en un fin de semana de enero que transcurrió a puro sol y calor. Con campings habilitados (ver nota aparte), protocolos instituidos y el deseo expreso de escapar del intenso calor de las ciudades, el verano se sigue viviendo a pleno en el privilegiado rincón de la costa del Río de la Plata, que los libertenses tienen para veranear y al que llegan visitante de todo el país y de países cercanos también.
Por Javier Perdomo.
Fotografía: Sebastián Parentelli