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Taller de tejido de Leticia Gallareto en la Casa: el arte de reciclar prendas de lana

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Seguramente al bellísimo tema “Interiores” de Ruben Olivera y Diego Kurupatwa (“madera sonora en la radio, Isolina Núñez hablaba de amor”), le habría cabido perfectamente alguna referencia a las abuelas que mientras escuchaban aquellas “maderas sonoras” hacían abrigadas prendas de lana para sus familiares o le pedían al que pasara junto a ellas que colocara los brazos extendidos hacia delante para devanar u ovillar el material de algún buzo viejo para convertirlo en una nueva creación.

Hoy Spotify, Netflix y las luminosas pantallas “inteligentes” se han impuesto en el mercado y en los hogares, sin embargo en medio de la vorágine de deliverys y ofertas, hay quienes siguen cultivando el amor casi apasionado por el tejido a mano, ya sea con las dos agujas de metal o madera o con la pequeñita de crochet, y se juegan por el reciclaje de prendas de lana transformando uno o varios buzos viejos en una colorida bufanda, sacón, almohadón o alfombra.

SORPRESA | Leticia Gallareto dijo que ha estado “toda la vida” entre agujas y ovillos, tejiendo para ella y también como una opción laboral y explicó que este año decidió ofrecer un taller de tejidos dentro de la grilla de opciones de la Casa de la Cultura de Libertad, en una de las propuestas más novedosas que tiene la institución para esta temporada.

“La respuesta me sorprendió”, dijo Leticia a La Semana y agregó que “hoy tengo unas 30 alumnas de diversas edades. Yo tenía 10 o 12 alumnas porque durante años he dado clases de tejidos sin hacer mucha publicidad, pero esto fue como destapar algo que no esperaba”.

Gallareto explicó que “cuando empecé a dar clases de tejido en realidad fue por una necesidad porque me quedé sin trabajo y pensé que si llegaban tres personas me servía porque también necesitaba estar ocupada en algo”.

DIVERSO | El primer punto que sorprendió a la docente fue la amplia gama de edades de quienes se interesaron por el taller. Explicó que tiene “desde niñas de 9 años hasta señoras de 90 años que han tejido toda su vida” y surge sola la repregunta: ¿por qué una abuela que ya sabe tejer iría a un taller de tejido?

Gallareto lo explica de manera sencilla “porque ven la oportunidad de reunirse y charlar con otras”. También concurren “otras personas que quieren aprender sólo por aprender y eso me gusta, porque aprendiendo por aprender sin darse cuenta en poco tiempo se encuentran con un guardarropa de prendas tejidas por ellas mismas”.

Pero también algunas personas asisten a las clases porque “lo asocian a una especie de terapia y también está bueno si les gusta el tejido, cualquier trabajo artesanal puede ser terapéutico si te gusta”.

INTERACCIÓN | El espacio ha resultado en un riquísimo intercambio transformándose en un canal de sociabilización para todas las personas que participan. “Es realmente hermoso”, dijo Gallareto y agregó que “con las señoras mayores nos reunimos en la casa de una de ellas y es enorme la cantidad de cosas que tienen para contar y seguramente no les he enseñado nada porque ellas ya sabían tejer, pero yo he aprendido un montón sobre cómo era Libertad hace 70 u 80 años”.

La tejedora expresó que “cuando hicimos las placas de difusión con Martín Schwager, que me ayudó en el diseño, yo pretendía que la convocatoria fuese lo más inclusiva posible y aspiraba que se animara al menos un varón y me llamó una madre muy sorprendida porque el hijo le había dicho que quería aprender a tejer”.

Feliz ante la consulta, Gallareto animó a esa madre diciéndole que “es muy bueno que se animó a decirle y que será buenísimo que se incorpore a las clases porque es romper con ciertos prejuicios que son muy de esta cultura” y explicó que “en otros lugares tejen ambos miembros de las parejas o toda la familia participa en los tejidos”.

A propósito Gallareto explicó que “en Montevideo se forman reuniones llamadas círculos de tejido, que generalmente son en alguna plaza donde se juntan muchas mujeres a tejer, pero en Argentina también hay grupos de varones”.

RECICLAR | El arte de tejer puede ser muy económico ya que “otra cosa interesante que trato de explicar es que no es necesario comprar lana, que es un material muy noble y no se pierde. Se desarman fácilmente viejas prendas para hacer nuevas, como siempre hicieron nuestras abuelas”.

La docente ha percibido que “desde la pandemia mucha gente puso su interés por el tejido porque mucha gente debió quedarse en su casa y empezaron a tejer y después de comenzar sólo queda avanzar. Por lo general luego de aprender las primeras puntadas la intuición te guía y se pueden crear prendas muy personalizadas”.

Una frase que Gallareto escucha repetidamente de quienes comienzan el taler es “sé tejer pero no sé cómo dar formas” y al respecto explicó que “con dos o tres detallecitos mínimos aprenden a darle forma a cualquier tejido: no se requiere ninguna experiencia previa”.

En la actualidad algunas personas se interesan también “para aprender a realizar los amigurumis que son unos personajes o muñequitos japoneses que se tejen en crochet. Todo se puede hacer tanto en crochet como con dos agujas”, explicó la tallerista.

SE PUEDE | En el taller de tejido la premisa de Gallareto es que todo se puede hacer: “enseño a hacer las cosas que la persona quiera desde la primera clase, porque todo se aprende practicando y esa es la primera pregunta: ¿Qué quieren aprender a hacer? Un gorro, una bufanda, un buzo, según lo que me digan esa será la primera tarea y después de hacer la bufanda quieren hacerse el gorro y los guantes y les surge su propia creatividad o se aprende a leer patrones. Hoy en día se puede hacer desde una malla hasta un poncho, un almohadón o un tapiz”.

En cuanto a los intereses de cada participante, Gallareto explicó que “hay quienes sólo quieren aprender para tejer para sí o para su familia, otros piensan en una salida laboral; en mi caso he vivido siempre del tejido, vendiendo prendas y cuando hago algo para mí, siempre es reciclando el material”.

Agregó que con el tejido “se aprende además a controlar las ansiedades, a cultivar la paciencia y lo mejor que recibo son los comentarios que me hacen sobre lo bien que lo pasan y lo rápido que se les pasa el tiempo de cada clase”.

El taller de tejidos funciona los jueves desde las 14 horas en la Casa de la Cultura. Las clases son personalizadas en grupos reducidos y cada quien avanza a su ritmo, las consultas pueden realizarse por el celular 092 725 275.

Por Jorge Gambetta.

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