Sin mucho preámbulo le voy dando la bienvenida a una nueva instancia elucubradora. Comienza ella a elaborarse casi con calor, aunque dicen que cuando usted la tenga en sus manos estaremos bajo una ola de frío. Vaya uno a saber qué hay de cierto en todo lo pronosticado, lo único claro es que junio está raro y no es solo porque sigue sin llover. Tras el punto y aparte, hablaremos de unos cuantos temas de la agenda; le invito a seguir el hilo, aunque no estemos “tuiteando”.
Sabe, mirando publicaciones de distintos medios noticiosos, se me dio por pensar en la enorme cantidad de declaraciones que deben realizar los principales jerarcas de gobierno (incluido el Presidente), desdiciéndose de dichos anteriores. “Bueno, lo que yo quise decir es que…”, “con el diario del lunes, diría que…, “en realidad, a la luz de los acontecimientos, debo aclarar que…”, son algunas de las variadas frases que, por ejemplo, hemos escuchado en estos días sobre las conclusiones a las que se está llegando en el caso Penadés, sobre las casas entregadas a dedo por la Moreira y también sobre todo el lío del pasaporte al narco Marset, tema que la ex subsecretaria Carolina Ache se encargó de reflotar, dejando expuestas a las máximas autoridades de dos de los ministerios más importantes de cualquier gobierno, el del orden interno y el de las relaciones internacionales.
Estos son los casos más actuales, pero si usted hace memoria, seguro encontrará otros hechos que ameritaron desmentidos oficiales similares a los mencionados. Claro, yo entiendo que la necesidad de estar dando respuesta constante a los requerimientos que los periodistas realizamos, puede llevar a que un dirigente político haga una declaración apresurada, desinformada, pero no es el caso en los asuntos citados.
En el caso particular de Penadés tratan de justificar que se equivocaron en el respaldo público que le dieron a su ahora ex compañero de partido acusado de abusar de menores y en el caso del pasaporte, de justificar por qué mintieron en el Senado; es decir, mienten para intentar ocultar que antes mintieron. Es todo muy loco, si me permite el comentario.
Mire, es tan grande la confusión que tiene la gente en general, que el Presidente se fue a Paysandú a anunciar una supuesta inversión de 4000 millones de dólares en un proyecto de hidrógeno verde (dicen que es el petróleo del futuro, pero uno que es desconfiado por naturaleza se acuerda de muchas cosas que iban a ser el futuro y hoy están olvidadas en el pasado), y casi pasó desapercibido, a nadie le llamó la atención, más allá de algunos informes periodísticos que se produjeron el día posterior al anuncio.
Es cierto que los anuncios “bomba” del gobierno, también están entre las cosas que a la gente común y corriente, le empiezan a generar desconfianza, por ser demasiado presuntuosos algunos o por apresurados otros (como en el caso del tranvía de Montevideo a El Pinar, del que no le dijeron nada a las intendencias involucradas antes de anunciarlo). Desde el inminente TLC con China que no será, hasta la manía de principios de este año -cuando el caso Astesiano era furor-, de anunciar a cada rato la obra más grande y más importante del país en cada área, ya hay tendencia a descreer de casi todo lo que dice el gobierno.
Claro que es negativo que la gente no crea lo que le dicen sus gobernantes, pero entienda usted que ya pasaron casi tres años y medio del período de gobierno y todo es mucho ruido y poca nuez, por lo que resulta coherente que la gente dude hasta de si le dicen que afuera está lloviendo (nunca mejor utilizada esta imagen).
En este texto que va de un lado al otro, me permito mencionarle un hecho que leí en la prensa nacional estos días. Al parecer, la Intendencia de Montevideo elevó un documento al Ministerio del Interior intentando hacer algunos aportes en materia de seguridad pública, a causa de hechos ocurridos en las policlínicas que financia la comuna capitalina. Hasta ahí nada fuera de lo normal, lo impactante fue la respuesta emitida por el MI, que le mandó una misiva en la que “invita” a la Intendencia a dedicarse a sus tareas. ¡Cuánta soberbia, cuánta descortesía institucional contenida en una sola frase!
Yo entiendo que el ministro Heber y su equipo puedan ver en la intendenta Carolina Cosse una competidora para la próxima instancia electoral (en la que su partido no las tiene todas consigo, más bien no tiene ninguna consigo), pero hay formas que desde el Estado se deben guardar y estoy convencido que podría haberle dicho lo mismo sin ser tan agresivo con alguien que quiso hacer un aporte sobre un tema de cada vez mayor preocupación en el país todo. Por más que la Intendenta sea una rival política, hay cierto decoro que desde un organismo estatal no se puede perder.
Por supuesto que la actitud de Heber es un claro síntoma de un nerviosismo que crece en tiendas oficialistas, que ven que el tiempo se les escapa entre las manos y los logros no llegan en ninguna área. Más claro que el caso del Neptuno no hay: fue anunciado con pompa el 1º de marzo de 2021 por Lacalle Pou y llegados a la mitad de 2023 aún no se han abierto las ofertas de la licitación y para que la obra pueda comenzarse falta más de un año, eso si es que finalmente se comienza a hacer, porque entre nosotros, yo sigo dudando que termine siendo realidad.
Dos cuestiones bien diferentes para el cierre de esta edición elucubradora. Primero: volvieron a aparecer restos humanos en el batallón 14 que confirman la necesidad de seguir buscando allí y en donde sea necesario, porque los restos de las víctimas de la dictadura cívico-militar en algún lado están y sus familiares -en realidad todos los uruguayos-, tienen el derecho de saber dónde es que están.
Desde Presidencia se intentaron sacar cartel con el hallazgo (les falta poco para decir que son los únicos que han permitido la búsqueda de restos, algo más que alejado de la verdad), pero las organizaciones de familiares, que han sufrido la desidia gubernamental durante décadas, dejaron claro que si no es por su insistencia de años y años, las investigaciones, las excavaciones, es probable que no se estuvieran realizando con este gobierno.
De un tema tan sensible como es el dolor de las familias de los desaparecidos -que durante la dictadura, además de la pérdida del familiar sufrían el desprecio de una parte de la sociedad-, no se debería intentar sacar rédito. Hay que hacer y dejar que la historia hable por el que hizo y que exponga a quien no hizo.
Y luego de ese trabalenguas, el cierre no puede ser más que con una sonrisa. Uruguay es campeón del mundo, ese galardón tan ansiado por cualquier uruguayo que se piense como tal, se concretó con la Sub 20 en tierras argentinas y ante miles de personas.
Luego del fracaso que significó el mundial de Catar (o Qatar, como a usted más le guste), Marcelo Broli, un jugador de los tantos que surgen en el país, devenido en técnico, le demostró a los Alonso (porque el Presidente de la AUF sigue siendo “hincha” de su tocayo técnico), que Uruguay siempre tiene plantel como para intentar ir a más.
Por último, terrible compromiso le queda al argentino Bielsa luego de este triunfo, que deberá demostrar que está a la altura de un plantel campeón mundial. En su presentación, fue muy respetuoso de la tradición de la selección. Por todos nosotros, ojalá que le vaya bien. Dicho esto, culmina esta edición elucubradora, para la que casi ya no hay espacio. Hasta la próxima.
Imagen ilustrativa, tomada de la web.
Por Javier Perdomo.
