En el ámbito de la educación secundaria, se reiteran y a su vez se complejizan las dificultades que se perciben en la educación a distancia o virtual en Primaria. La profesora de Historia Gabriela Cabrera, subdirectora del turno diurno del Liceo Libertad e integrante del colectivo libertense de FENAPES (Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria), mencionó que además de las dificultades educativas se empieza a percibir el crecimiento de la insatisfacción de necesidades básicas entre los alumnos.
Para comenzar a hablar de esta nueva etapa de virtualidad o educación a distancia, Gabriela Cabrera explicó que “la docencia es una tarea que está vinculada a un contexto y esos contextos son variables. En la complejidad de nuestra labor están también presentes las múltiples realidades con las que estamos conviviendo. En cada salón tenemos 30 o más adolescentes que tienen realidades y procesos de aprendizaje que les son propios”.
“Nuestro trabajo -continuó diciendo-, es esencialmente un vínculo personal que se redefine desde que el año pasado tuvimos que redefinir nuestra labor por los medios virtuales”.
Al comenzar el nuevo año lectivo, explicó Gabriela Cabrera, “el contexto fue de constante incertidumbre. Todos teníamos presente las condiciones en que se comenzaban las clases. Desde la ANEP (Administración Nacional de Educación Pública), las directivas fueron: todos los grupos, todos los horarios, todos los docentes, pero cuando comenzaron las clases esa situación no estaba dada en todos los lugares. A su vez, comenzaron a aparecer situaciones de cuarentenas y contagios; es decir que a la semana y media de haber comenzado las clases todos nos preparamos para ir teniendo vías de contacto seguras con los estudiantes y con las familias. Se debió comenzar a hacer un relevamiento y un análisis de situación para tener el contacto con ellos”.
Desde el principio de las clases “ya se había planteado una forma bimodal de enseñanza; se mantenía la alternativa de trabajo en plataformas”, pero, “con respecto al año pasado estábamos mejor plantados, porque en 2020 hubo que salir a obtener ese conocimiento extra, que nunca había sido necesario hasta ese momento. Familias, estudiantes, docentes, estábamos más familiarizados en educación a distancia”.
DIFERENCIACIÓN | La docente aclaró que “una cosa es la virtualidad y otra la educación a distancia. La virtualidad es un concepto más abarcativo, que no necesariamente incluye a la docencia, por eso lo correcto es hablar de una situación en la que tenemos que pasar de la docencia directa, que es la esencia de la docencia, a la educación a distancia”.
A partir de esta aclaración, dijo Gabriela Cabrera, “desde el punto de vista de los medios empleados, las estrategias tienen que ser diversas, tanto como son las estrategias y materiales didácticos que manejamos en el aula. No existe una única estrategia de trabajo y no existe un único medio por el cual poder generar los procesos de aprendizajes de los alumnos y a su vez, generar el proceso de reflexión colectiva, académica, que es lo que enriquece la existencia del aula en sí”.
Aclaró la docente que “en la virtualidad existe la misma complejidad que existe en la presencialidad. En el aula tenemos alumnos que pueden contar con un libro y otros con las fotocopias del material que necesitan para trabajar, también en la educación a distancia, algunos cuentan con unos medios y otros, con otros”.
Por eso, explicó, “dentro de un mismo grupo, tenemos alumnos que tienen dispositivos a mano y conectividad permanente, alumnos que tienen dispositivos y conectividad pero deben compartirlos con la familia y alumnos que directamente no tienen un dispositivo”. Es así, dijo, que “atender la diversidad, que es el ámbito en que tenemos que movernos, implica un trabajo permanente”.
ESTRATEGIAS | En el caso concreto del Liceo Libertad y de la Escuela Técnica, los dos centros en los que trabaja la docente, “tenemos equipos conformados por toda la comunidad educativa desde donde se articula el contacto entre docentes y los alumnos, a través de todos los medios tecnológicos que disponemos”.
“En el caso del liceo, estamos publicando materiales en el blog liceal; también tenemos grupos de difusión para las familias para quienes tienen dificultades de conectividad. Los docentes nos están enviando los materiales y trabajos y desde ahí reenviamos a las familias por Whatsapp y ellos, cuando tienen tareas hechas, nos los devuelven a la institución y ésta remite al docente. Esta articulación es bastante compleja, porque hay múltiples variables”, explicó Cabrera.
La gran mayoría de los docentes tienen a su vez sus propios grupos de Whatsapp y esto exige una dedicación fulltime de los docentes, que empiezan a ver el descanso casi como una quimera.
“Como cualquier trabajador, nosotros tenemos un horario de trabajo, mientras que los estudiantes tienen la posibilidad de generar autonomías y posibilidades de trabajo que son asincrónicas con los docentes. Un medio que se vuelve muy habitual y que el año pasado empleamos en pos de estar más cerca de los alumnos es el celular y los grupos Whatsapp. Esto generó que nos estamos preguntando cuál es el equilibrio entre nuestra responsabilidad docente, nuestro compromiso laboral y los tiempos. Se nos genera la contradicción de respetar los tiempos personales. Somos trabajadores y es difícil que se entienda que tenemos que tener un respiro y un horario de atención”, comentó Daniela Cabrera.
A la hora de analizar las dificultades que la educación a distancia está generando, Gabriela Cabrera dijo que “las disparidades de las que hablamos aumentan la brecha, por eso hay que generar nuevas estrategias permanentemente. Consideremos que la educación y el aprendizaje a distancia es un emergente de esta situación, pero no es lo deseable ni lo que nuestra tradición educativa ha mantenido”.
A esto, Cabrera le agrega que “también están jugando su rol las necesidades básicas insatisfechas de muchas familias y el cambio que se ha dado con respecto al año pasado en el ámbito económico familiar, que han llevado a dificultades que son mayores en estas circunstancias”. Esto, dijo la docente es algo que se está percibiendo cada vez más en el contacto que los docentes mantienen con las familias de los alumnos.
ANSIEDADES | Al consultar a Gabriela Cabrera sobre si los docentes se están sintiendo respaldados por las autoridades de la educación, dijo que “los docentes estamos en una compleja situación que tenemos que afrontar y tratamos de brindar la seguridad de que trabajamos en equipo y tratamos de solucionar los problemas por nuestros propios medios”.
“La realidad es que como toda la sociedad estamos pendientes de una conferencia de prensa; es decir que las vías institucionales que funcionan tampoco son las habituales. En esas conferencias de prensa, las autoridades dan su mensaje y plantean la directiva. Eso luego está bajando a Codicen, de ahí al Consejo y del Consejo a institutos y liceos. En ese marco nosotros tenemos dos o tres días en que no están fijadas oficialmente las disposiciones lo que genera muchas ansiedades por parte de familias, los estudiantes, docentes e instituciones, que tenemos que ir dialogando y entendiendo lo que se anuncia. A los cinco minutos de un mensaje presidencial, la ansiedad está en cómo actuamos ante esa situación”, dijo la Subdirectora del Liceo de Libertad, quien añadió que “desconocemos cuáles son las pautas que nos están llegando. Si un día se dice que se suspenden las clases, pero no se dice que pasamos a virtualidad, quién entiende qué significa suspender clases”.
“Los mensajes no se dan sincronizadamente y eso hace que haya que tengamos que aprender a bajar las ansiedades”, comentó finalmente Gabriela Cabrera.
Plan Ceibal: no hay nuevos equipos ni reparaciones
Por si fueran pocas las dificultades de algunos jóvenes, el Estado está dejando de proveer los equipos del Plan Ceibal y ya no hay quién repare los que están en manos de los alumnos.
La profesora Gabriela Cabrera, contó que “las entregas de este año no se han hecho. También hay problemas con la rotura de los dispositivos. Se dificultan las vías para poder repararlos. En épocas de presencialidad había un sistema mediante el cual empresas tercerizadas llegaban a las instituciones y los alumnos llevaban sus equipos a reparar, pero eso ahora tampoco se está haciendo”.
Por Javier Perdomo