En una mañana soleada del primer domingo de octubre, La Semana realizó una recorrida por la tradicional feria dominical libertense, que desde el primer lustro del presente siglo funciona en la denominada Plaza de los Feriantes. Esperanzados en la calidez del día y el inicio del mes, los puesteros recibían a los visitantes luego de un invierno en el que las quejas por el escaso movimiento fueron la norma de cada nuevo domingo.
Mientras la gente va y viene por los distintos puestos -y le consulta a él precios de los variados artículos que vende-, Domingo “Mingo” Acosta, que es uno de los dos integrantes de la comisión de la feria, comenta a este medio que el domingo anterior, el 24 de setiembre, había sido muy malo, pero que el del primer día de octubre estaba siendo “bastante bueno”. Había movimiento de gente y eso se notaba en el propio espacio ferial, así como en el entorno de la manzana en que funciona la feria, por la cantidad de vehículos estacionados a su alrededor.
Aclara de inmediato “Mingo” Acosta que lo que se veía el domingo que pasó no fue lo que se vivió en pleno invierno, en el que la presencia de público fue siempre escasa. Uno de los factores que hacen que esto esté ocurriendo, según entiende Acosta, es la cantidad de feriantes que domingo a domingo instalan sus puestos, que con el tiempo ha ido disminuyendo.
También entiende que hay requisitos que hacen difícil tener un puesto. El feriante, con más de 15 años de presencia en el tradicional paseo dominical, comentó que hay quienes quieren venir a probar para ver si les da resultado tener un puesto, pero como necesariamente deben formalizarse ante la Intendencia antes de comenzar a exponer sus productos, optan por no acercarse. Para Acosta, la normativa debería ser más flexible y permitir que se instalen nuevos puestos sin tener que formalizar de inmediato. Según entiende “Mingo”, lo mejor sería que por determinado tiempo -cinco o seis meses, estimó-, puedan instalarse sin “tener todo en regla” y que después, pasado ese tiempo, sí deban formalizarse.
Consultado sobre si mantienen diálogo fluido con el Municipio y con la Intendencia, Acosta dijo que no todo el que deberían y comentó que hace tiempo están pidiendo que solucionen los problemas con la conexión eléctrica de la feria y hasta ahora no lo han hecho. “Podrían pedir un presupuesto a algún técnico y se arreglaría fácil”, dijo el integrante de la comisión de feriantes.
Algo que Acosta consideró positivo de la feria libertense es la tranquilidad que se respira en ella desde siempre. “Nunca hay problemas entre los feriantes, más allá de alguna queja puntual por las ubicaciones, y tampoco se han producido problemas entre el público que viene acá”, comentó.
MALO | Quien ve la situación de forma más negativa que Acosta, es Carlos, un feriante que llega desde la localidad de Santa Lucía cada domingo a hacer feria en Libertad y es el otro integrante de la comisión de feriantes. Carlos, que vende detergentes elaborados por él, comida e implementos para mascotas y maples de huevos, entre otros productos a la vista, dijo que cada vez es menor el movimiento que se registra en la feria libertense.
Al igual que Acosta, Carlos considera que la poca cantidad de puestos que hay es una de las razones por las cuales el movimiento es cada vez más escaso, aunque añade un nuevo elemento y es la cercanía con la feria de Playa Pascual, que también le hace mella al paseo dominical de Libertad. “Es más atractivo hacer 20 kilómetros e ir a Ciudad del Plata, donde hay mucha más cantidad de puestos”, dice Carlos, quien también hace feria en su ciudad natal -Santa Lucía-, y cuenta que la situación es similar a la que está ocurriendo en Libertad. Se siente la baja.
“En general las ferias están bajando su movimiento en todos lados; yo estimo que acá ha bajado por lo menos un 40% en el último tiempo”, dijo el feriante, que comentó luego que la de feria de Ciudad del Plata puede ser una excepción a lo que ocurre en general, ya que allí vive mucha más gente y la cantidad de puestos es enorme.
Otro elemento de preocupación que manejó Carlos son los puestos que se instalan en los alrededores de la feria, que no están formalizados y que aparecen de vez en cuando. Contó por ejemplo que ese mismo domingo, tuvo que pedirle a alguien que se quiso instalar con ropa que se retirara, ya que quiso aprovechar el agradable día y el principio de mes para vender, pero termina perjudicando a aquellos que han estado todo el invierno viniendo sin faltar una vez, pagando su monotributo y el piso. “Esa gente viene un día y después no vuelven”, comentó Carlos.
ACCIONES | Vale recordar que tiempo atrás, el alcalde Matías Santos había manejado la posibilidad de hacer una nueva distribución de los puestos en la feria libertense, colocándolos sobre la vereda de la plaza en la que funciona, pero la alternativa planteada no fue bien recibida por los feriantes en ese momento y terminó siendo descartada por el Alcalde.
También se han intentado organizar movidas culturales como ser la presencia de la Banda Departamental en la plaza y la participación, en fechas puntuales, de los artesanos de la ciudad, pero el mal tiempo o alguna tragedia -el fallecimiento de un feriante el mismo día en que se iba a hacer una actividad-, han impedido su realización.
Lo cierto es que la preocupación entre quienes aguantan la feria libertense cada fin de semana es grande y piden ayuda de parte de las autoridades para que el paseo no siga languideciendo como viene ocurriendo desde hace un buen tiempo.
Por Javier Perdomo.
