Intermedios Producciones de San José de Mayo estrenó el pasado miércoles 8 de noviembre en la Sala Cero del Teatro El Galpón la obra “La Migración” de Ernesto Pérez. La función se repitió el miércoles 15 y también estará desarrollándose el 22 de noviembre y el 6 de diciembre a las 20 y 30 horas.
Con Dirección de Julio Persa y la actuación del autor junto a Leonor Chavarría y Diego “Moncho” Licio, la propuesta aborda las diferentes esperas, individuales o colectivas y plantea además una jocosa y hasta absurda vinculación con los autoritarismos que pueden surgir en diferentes situaciones.
En diálogo con este medio el maestro, actor y dramaturgo josefino Ernesto Pérez brindó detalles de su obra, de su propia vida como su niñez en Rincón de Albano, su estreno como maestro en la escuela 49 de Libertad, su participación en la película “La noche que no se repite” o su personaje de Pedro Figari que le valió el primer premio de la categoría Lubolos con Yambo Kenia en el Carnaval 2014.
LA OBRA | Sobre su obra Pérez expresó que “la presentamos a Fondos Concursables y la dimos en el ECIE en 2018, después vino la pandemia y esa obra había quedado armada y pensamos que valía la pena reponerla ahora en nuestra incursión por Montevideo en el Teatro El Galpón”.
En cuanto a la presentación del pasado miércoles agregó que “todos quedamos muy contentos con el estreno, fue una función con mucha calidez porque en su desarrollo la obra plantea un espacio muy lúdico y el público se enganchó desde el comienzo”.
Respecto a la trama explicó que “se maneja el tema de las esperas y el encuentro entre las esperas rutinarias, las individuales de todos los días y las esperas colectivas muy idealizadas, tanto que a veces nunca llegan”.
“La Migración” presenta a tres personajes, “una persona mayor y una joven que están supuestamente en una parada de ómnibus. La muchacha espera un ómnibus que es una espera habitual y rutinaria y el hombre mayor espera una migración en un concepto amplio y abierto que no se centra en la migración de personas, que podría ser, sino más que nada a los grandes movimientos sociales y políticos en los cuales hay un compromiso especial y esperas muy idealizadas”, explicó el autor.
Continuó diciendo que “hay un contraste entre las esperas rutinarias y las idealizadas porque generalmente son los jóvenes los revolucionarios y los viejos los conservadores. En este caso es el viejo el que espera la migración y la joven representa algo más estructurado en su espera de un ómnibus”.
El otro tema que se trata “es el vínculo entre dos personas desconocidas, las relaciones tienen una gama amplia que pueden ser de amor y de odio, pero siempre he analizado que las relaciones profundas son escasas y misteriosas. A veces conocemos a alguien y llegamos a pensar que nos conocíamos de antes y eso es muy disfrutable y misterioso”.
Sobre el tercer personaje Pérez explicó que se trata “de un inspector que recorre las paradas de ómnibus y anda pendiente que a la gente no se le vaya a ocurrir jugar en la parada porque esperar es algo muy serio y allí se representa el autoritarismo y desde allí tratamos de desdramatizar al autoritarismo”.
El dramaturgo agregó que “a veces hay gente a la que se le da una mínima autoridad con un cargo y aparece su autoritarismo. En este caso es un personaje muy cómico que siempre está imaginando qué estafa le van a hacer, todo lo que se cuenta es una fábula que busca rescatar la capacidad de juego dormida en el espectador para que se deje llevar a ese universo a través del juego teatral que maneja situaciones desde el absurdo para que la pueda disfrutar cualquier persona sea un niño o un adulto”.
PROFESIONES | Ernesto Pérez comenzó simultáneamente su actividad como maestro y como actor y por ello siempre ha estado interrelacionando con niños y jóvenes. “Comencé como maestro en Libertad y estuve 10 años pero también trabajé con jóvenes, algún tiempo en la Parroquia de Rodríguez”, contó.
Recordó que “los primeros años de magisterio fueron en tiempos difíciles de la dictadura y algunas cosas me marcaron mucho porque fueron años muy duros para la educación y al teatro lo vi siempre como una herramienta muy importante para trabajar también en la escuela al igual que los juegos que permiten aprender mucho y con alegría”.
Sobre el manejo del humor explicó que “mi padre tenía una gran capacidad para el humor y siempre desdramatizó todos los momentos de la vida, hasta los más dolorosos, y así aprendí que hay que tratar de avanzar en la vida a pesar de las situaciones de conflicto”.
Nacido en Rincón de Albano sobre la Ruta 45, “a unos 10 kilómetros de Rodríguez, mi casa fue muy particular porque funcionaba un bar, dos canchas de bochas, un salón de baile donde se hacían todas las fiestas del barrio y mi padre siempre trató de llevar números artísticos, títeres, músicos, actores; él era mercachifle y viajaba con frecuencia a Montevideo a llevar huevos y gallinas e invitaba a los artistas que venían y se quedaban en mi casa, por eso mi infancia a pesar de desarrollarse en el medio rural fue muy intensa socialmente”.
Sobre sus compañeros de escena Pérez dijo que “con Leonor ya teníamos un vínculo porque es mi sobrina, en el caso de Diego Licio (“Moncho”) habíamos trabajado en ‘La noche que no se repite’ y es una persona que tiene una enorme capacidad para desdramatizar situaciones”.
A modo de anécdota contó que “durante la filmación de la película nos enfrentamos a una escena que la ensayamos muchísimas veces y ya estábamos agotados y al borde de atentar contra el director. Era muy tarde de la noche, se trataba del momento que abrimos una caja fuerte y vimos el dinero que había dentro y nuestros rostros debían mostrar el asombro, pero no podíamos hacer la misma expresión y el ‘Moncho’ nos habló y preguntó a los demás cuánto dinero habíamos visto, yo dije 400 mil dólares, el otro dijo 800 mil y él dijo 350 mil, entonces nos dijo que el problema era que todos imaginábamos una cifra distinta y sugirió pensar los tres en la misma cantidad, eso nos pareció muy gracioso y muy lúcido a la vez”.
FIGARI | En 2014, Yambo Kenia invitó a Ernesto Pérez para que representara a Pedro Figari en el espectáculo que a la postre ganó el primer premio del Concurso Oficial. El actor contó que “siempre he conservado un espíritu de apertura y en el caso del Carnaval yo lo consumía muy poco, no era un fanático y cuando me hicieron la propuesta de Yambo conocía al personaje pero no sabía nada del mundo del carnaval o del candombe y me integré a un equipo enorme donde no tenía idea de la trayectoria de cada quién como el caso de ‘Cheché’ Santos que ha sido un ser extraordinario y se convirtió en una especie de padrino para mí allí dentro”.
Aquella actuación le dejó “una experiencia maravillosa; durante los festejos en la noche de los fallos salimos por las calles bailando y en determinado momento la cuerda paró y me vino a buscar llevándome en un círculo de tambores hacia el frente y de la misma forma me trajeron luego a donde estaba. Eso fue algo muy fuerte, como una especie de bautismo y fortaleció la relación que generamos con la gente de la comparsa”.
ECIE | Para finalizar Pérez expresó que “no puedo evitar hacer una valoración muy especial de lo que significa el Espacio Cultural Ignacio Espino. Yo no podría estar haciendo nada como autor o actor si ese espacio no existiera, muchas de mis obras estarían en un cajón. Esta obra no habría existido y esta entrevista tampoco si no fuera por el ECIE y la seriedad y el cariño que ponen en la gestión y allí tuve también la experiencia de trabajar junto a ‘Nacho’ Espino que me dejó un gran aprendizaje”.
“La Migración” cuenta con la Dirección de Julio Persa, actúan Leonor Chavarría, Ernesto Pérez y Diego Licio; la Escenografía es de Agustina Pérez con el apoyo de Luisca Deleón; la Iluminación de Ana Paula Segundo, el Vestuario de Tania Gallaretto, la ambientación sonora de Piduk Go, la Gestión Cultural es de Leonardo Urrutia, la Producción Ejecutiva de Paty Patillits y la Producción General de Intermedios Producciones. Entradas a la venta por Tickantel.
Por Jorge Gambetta.