La cálida tarde del sábado 17, fuera de “El Quincho”, una familia conformada por madre, padre e hija, están sentados en unas sillas de ómnibus antiguo, contra el vidrio del porche del hogar, hablando con una pareja de personas mayores, que desde dentro y bien alejados de la ventana, les hablan.
Al ver el momento en que el equipo de La Semana saca fotos se interesan por preguntar para dónde eran las imágenes y desde dentro les dicen que son para el semanario que llega todas las semanas al hogar.
Los visitantes son de Solymar, en el departamento de Canelones, y los padres de la señora, hace siete años que residen en el hogar libertense. Cuenta que el primero en venir a Libertad fue su padre, pero de inmediato su madre quiso venirse con él a cuidarlo, ya que comenzaba a mostrar signos de alzheimer. Dice la señora que su madre podría vivir con ellos, en su casa, pero se niega, no quiere dejar solo a su esposo.
Ellos en tanto, en tiempos pre pandémicos venían regularmente a pasar las tardes de sábado con sus familiares. Traían cartas, mate, merienda y pasaban la tarde, pero desde que llegó la pandemia se ven así, como La Semana los registró, hablando a través de la ventana. “Hoy pudimos venir porque el día está lindo, pero si llueve, como el anterior fin de semana, no lo hacemos. Ahora hacía tres semanas que no veníamos”, cuenta y menciona que junto a su esposo, antes de la pandemia, trabajaban en hogares de ancianos brindando clases de gimnasia”.
Por Javier Perdomo.
