Comenzamos a transitar el cambio de estación, haciéndose presente este 22 de setiembre, el equinoccio de primavera, que se extenderá hasta el próximo 21 o 22 de diciembre, cuando ingresa el solsticio de verano en nuestro hemisferio. Desde el punto de vista astronómico, los cambios de estación se dan en el momento en que la Tierra pasa por una determinada posición de su órbita alrededor del Sol.
En el año, se dan dos días especiales en los que cada lugar de la Tierra, dividida uniformemente entre el día y la noche, recibe la misma cantidad de luz solar (12 horas), en todo el planeta, a excepción de las regiones polares. A estos dos momentos se le llama equinoccios.
En esos dos días, el eje de rotación de la Tierra forma un ángulo de 90º con la línea imaginaria que une la Tierra y el Sol.
El término equinoccio proviene de los vocablos griegos “euqus”, que significa igual, y “nox”, que significa noche. Sucede dos veces al año: el de primavera, cuando el Sol forma un eje perpendicular con el Ecuador de norte a sur, y el de otoño, al encontrarse de nuevo con el Ecuador de sur a norte.
A partir de ahora en el hemisferio sur, los días cada vez serán más largos con más horas de luz solar. Por el contrario, en el hemisferio norte, los días se irán acortando cada vez más, ingresando en esas latitudes el otoño.
OTRO ENFOQUE | Más allá de lo estrictamente astronómico, la primavera ha representado para muchas culturas, un momento especial en el que suceden otros acontecimientos que afectan e influyen en las personas. La culminación de la estación invernal en el hemisferio sur, representa para muchas partes del mundo un momento con una gran carga mitológica y espiritual que se traduce en una variedad de rituales y tradiciones que buscan celebrar el renacer de la naturaleza. A pesar de que muchos países ya celebraron su equinoccio de primavera en marzo, de todas formas, es interesante recorrer algunas de las tradicionales fiestas que se realizan en su llegada.
Algunos de los lugares más tradicionales es México. Allí se celebran la llegada del equinoccio como representación de la sabiduría de las culturas precolombinas que rendían culto a los astros. En Chichén Itzá, uno de los sitios más representativos de la cultura maya, se da un fenómeno único, debido a los efectos de la luz y la sombra, que hacen parecer que la serpiente de Kukulcán desciende por las escaleras.
Algo similar sucede en el Palacio de Quetzalpapálotl, en Teotihuacan, donde cada equinoccio se puede admirar el recorrido del sol.
Por su parte en India, se realiza el festival Holi, que celebra el fin del invierno y la llegada de la luna llena arrojando polvos de colores para representar la primavera. En la mitología hindú, este colorido ritual pretende alejarse del mal y festejar la vida.
En Japón, el equinoccio de la primavera es momento para celebrar el Shunbun No Hi, un ritual que consiste en ofrecer oraciones y ofrendas a los difuntos justo en el momento en que comienzan a florecer los cerezos.
La flor de este fruto, sakura, es el símbolo más representativo para la cultura japonesa para anunciar el fin del invierno y el renacer de la naturaleza. De ahí parte la otra manera de los japoneses para celebrar el equinoccio de primavera: el festival Hanami, que consiste en hacer reuniones en espacios abiertos para admirar la belleza de las flores de cerezo.
En Egipto también se celebra este momento del año, que para ellos fue el 20 de marzo, por encontrarse en el hemisferio norte.
Sham El-Nessim es una fiesta nacional egipcia que conmemora el inicio de la primavera. Se celebra el día después de la Pascua cristiana. Durante ese día, se celebran diversos rituales: los ciudadanos pasan el día al aire libre, sobre todo alrededor del Nilo, donde comen platos tradicionales como el fesikh (pescado seco), y celebran el día con huevos pintados de diversos colores.
Por su parte, en Polonia, celebran el fin del invierno con una tradición pagana, la muerte de la diosa Marzanna. Los presentes, desfilan con efigies de paja de la diosa, que al final es quemada para celebrar la muerte del mal tiempo y el renacer de la naturaleza.
En Tailandia, celebran el Songkran que significa “paso astrológico” en sánscrito. Lo festejan visitando monasterios budistas, rindiendo homenaje a los ancianos de la familia y lanzando agua como ritual de purificación. Este festival se extiende por una semana.
TRADICIÓN CHINA | Para la cultura oriental, la primavera tiene un significado muy especial, principalmente desde el enfoque de la tradicional Medicina China. Desde esta concepción, todo proceso de enfermedad, se origina a partir de una falta de equilibrio entre lo interno y lo externo del organismo.
Estar en armonía con las emociones pero también, con los cambios cíclicos de las estacio-nes, representa el equilibrio adecuado para mantener una buena salud. La primavera re-presenta el nuevo despertar, donde los seres recuperan su fuerza creadora y se suman a la fiesta de la vida.
Salen de su letargo invernal, animales y plantas, recuperando su impulso vital que les per-mitirá mostrar, todo su despliegue de transformaciones, movimientos y colores. Acompa-sar esos cambios, se entiende, permite la armonía del Cielo, la Tierra y los seres vivos.
Según su concepción, todo en la Tierra se compone de sólo cinco elementos: madera, fue-go, tierra, metal y agua. El elemento para la primavera es la madera, el único elemento entre los cinco que es un organismo vivo, por ello, todas las criaturas vivientes cobran vida durante la temporada de primavera. A nivel mental, la primavera se relaciona con la claridad mental y la toma de decisiones. El aspecto central de esta estación, es el viento, encargado de movilizar energías, llevando las viejas y trayendo nuevas. Por eso se afirma que es un momento de renovación y cambio. Es la estación privilegiada de la energía Yang, expansiva, activa, ascendente y representa los comienzos.
Las plantas crecen hacia arriba y brotan tornándose verdes y flexibles, los días son más largos y calurosos, se está más afuera, disminuye el apetito, y se comienza a limpiar el organismo de residuos acumulados de la alimentación pesada del invierno, pero también a nivel emocional, donde se hace una limpieza de esas emociones estancadas que fueron quedando. El cuerpo se limpia y renueva. La alimentación acompaña.
De acuerdo a la Medicina China, en esta etapa del año, es fundamental enfocarse en ali-mentos que limpien, desintoxiquen y nutran, los órganos regidos por esta estación.
Este conjunto de correspondencias, sobre todo las que se relacionan con el cuerpo, mues-tran como los órganos y los fenómenos que los atañen, forman un todo inseparable e inte-grado.
El elemento madera representa la energía de la primavera, época de florecimiento y ex-pansión, punto de partida a partir del cual la energía empieza a desplegarse y a ascender.
Un buen equilibrio del elemento madera, se verá reflejado en un buen estado de tendo-nes, músculos y ligamentos, los que están regidos por este elemento. Estos dan flexibilidad pero si están con poco movimiento, rígidos, eso se traducirá en que se deben hacerse cambios en la forma de vivir, porque también frente a la vida es probable que se esté dando esa misma rigidez.
El Hígado y la Vesícula Biliar son grandes depuradores orgánicos. Así la primavera es el momento para limpiar, desintoxicar y comer más liviano. Para adecuar el organismo al cambio del frío a temperaturas más cálidas, se deben incluir en la dieta plantas jóvenes, brotes, crudos y mucho verde, su color característico.
La madera es la expresión de la felicidad, del movimiento, acción, libertad, del impulso, del instinto; es un estado de eterna fluidez. Para desbloquear la energía del elemento madera es importante crear, expresarse, fluir, gozar, pintar, bailar, pasear, por ello, la primavera es un buen momento para iniciar proyectos.
Ajustándose a estas correspondencias, se debe cuidar el hígado, por lo que la primavera es la mejor temporada para ajustar cualquier desequilibrio asociado con este órgano.
Es un momento ideal para hacer dietas, tanto de adelgazamiento como de desintoxicación ya que en esta época del año, las hormonas y enzimas están muy activas y con el mínimo esfuerzo, el organismo se deshace de líquidos retenidos, tóxicos o grasa extra almacenada durante el invierno. Al ser el hígado un órgano de filtración de toxinas, se lo debe ayudar evitando todo lo que provoque calor, como embutidos, picantes, café, alcohol, grasas satu-radas y trans, fritos, medicamentos.
Esta etapa es entonces, el momento de aprovechar para hacer una depuración, limpiando el organismo desde la alimentación, pero además es importante cuidar los hábitos y las emociones.
En cuanto a los hábitos, se establece que en primavera, es aconsejable levantarse más temprano para absorber la energía yang del Sol y recargar el organismo. Pasada la estación de invierno en que el organismo nos pide calma, abrigo y reposo, la nueva estación nos invita a despertar del sueño invernal, disfrutar más al aire libre y tomar sol.
Observar los cambios en el paisaje, y acompasarlos desde nuestra propia vida, es parte de esa comunión que tanto necesitamos los seres humanos para sanar, en todos los aspectos.
Todo está conectado y lo que sucede afuera, indudablemente como seres que habitamos un mismo espacio, también sucede dentro, por lo que, equilibrar esos ritmos y ciclos, es fundamental para hacer frente a los desafíos de la vida, con salud y energía.
Por todo ello, para la medicina china, la primavera es la época para “dejar que las cosas fluyan”, abrir la mente a nuevas ideas y experiencias, salir, tomar sol y moverse.
Por Yudith Píriz.