En el marco del Día Internacional de la Audición que se celebra el próximo sábado 3 de marzo, la Sociedad de Otorrinolaringología del Uruguay, con el apoyo del Sindicato Anestésico Quirúrgico (SAQ) y la Cátedra de ORL del Hospital de Clínicas inician una campaña de concientización y prevención, alertados por el fuerte crecimiento de esta patología a nivel mundial y especialmente en niños.
DATOS | Según la Organización Mundial de la Salud, 360 millones de personas en todo el mundo padecen pérdida de audición discapacitante, de las cuales 32 millones son niños. La pérdida de audición puede deberse a causas genéticas, complicaciones en el parto, algunas enfermedades infecciosas, infecciones crónicas del oído, el empleo de determinados fármacos, la exposición al ruido excesivo y el envejecimiento.
El 60% de los casos de pérdida de audición en niños se deben a causas prevenibles. En los niños con pérdida de audición desatendida, el desarrollo del habla se suele retrasar. 1100 millones de jóvenes (entre 12 y 35 años de edad), están en riesgo de padecer pérdida de audición por su exposición al ruido en contextos recreativos.
La situación de las personas que padecen pérdida de audición mejora gracias a la detección temprana, a la utilización de audífonos, implantes cocleares y otros dispositivos de ayuda.
Aproximadamente una tercera parte de las personas mayores de 65 años padece pérdida de audición discapacitante.
CAUSAS |Las causas de pérdida de audición y sordera se pueden dividir en congénitas y adquiridas. Las causas congénitas pueden determinar la pérdida de audición en el momento del nacimiento o poco después. La pérdida de audición puede obedecer a factores hereditarios y no hereditarios, o a complicaciones durante el embarazo y el parto, entre ellas: rubéola materna, sífilis u otras infecciones durante el embarazo; bajo peso al nacer; asfixia del parto (falta de oxígeno al momento del parto); uso inadecuado de ciertos medicamentos como amino-glucósidos, medicamentos citotóxicos, antipalúdicos y diuréticos o ictericia grave durante el período neonatal, que puede lesionar el nervio auditivo del recién nacido.
Las causas adquiridas pueden provocar la pérdida de audición a cualquier edad. Algunas enfermedades infecciosas, como la meningitis, el sarampión y la parotiditis; la infección crónica del oído; la presencia de líquido en el oído (otitis media); el uso de algunos medicamentos, como los empleados para tratar infecciones neonatales, paludismo, tuberculosis farmacorresistente y distintos tipos de cáncer; los traumatismos craneoencefálicos o de los oídos; la exposición al ruido excesivo en entornos laborales en los que se trabaja con maquinaria ruidosa o se producen explosiones.
La exposición a sonidos muy elevados durante actividades recreativas, como el uso de aparatos de audio personales a un volumen elevado durante períodos prolongados de tiempo, o en bares, discotecas, conciertos y acontecimientos deportivos.
El envejecimiento, en concreto la degeneración de las células sensoriales. La obstrucción del conducto auditivo producida por cerumen o cuerpos extraños. En los niños, la otitis media crónica es una causa común de pérdida de audición.
PREVENCIÓN |La mitad de los casos de pérdida de audición pueden prevenirse a través de medidas de salud pública. Algunas estrategias de prevención sencillas de la pérdida de audición consisten en: vacunar a los niños contra las enfermedades de la infancia, en particular el sarampión, la meningitis, la rubéola y la parotiditis; administrar la vacuna contra la rubéola a las adolescentes y las mujeres en edad fecunda, antes de que queden embarazadas; prevenir las infecciones por citomegalovirus en mujeres embarazadas mediante una higiene correcta.
Efectuar pruebas para detectar y tratar la sífilis y otras infecciones en las embarazadas. Fortalecer los programas relativos a la salud materna e infantil, incluida la promoción de los partos sin riesgos.
La detección e intervención tempranas son fundamentales para minimizar las consecuencias de la pérdida de audición, en el desarrollo y el rendimiento escolar del niño. En los lactantes y niños pequeños con pérdida de audición, la detección y el tratamiento tempranos en el marco de programas de detección auditiva neonatal pueden mejorar los resultados lingüísticos y escolares del niño.
La detección de las enfermedades del oído y la pérdida de audición en los ámbitos preescolar, escolar y profesional también es una herramienta eficaz para identificar y tratar la pérdida de audición en una etapa temprana.
La situación de las personas que padecen pérdida de audición puede mejorar con la utilización audífonos, implantes cocleares y otros dispositivos de ayuda auditiva. La logoterapia, la re educación auditiva y otros servicios conexos también pueden ser beneficiosos.