Uno de los principales agravantes de la pandemia de coronavirus, es la percepción social sobre lo que sucede, y en ese campo, indudablemente, hace su juego el miedo. Responsabilidad sí, cuidados sí, medidas de prevención también y protección frente a los demás, el tema preocupa cuando sumado a todo esto, aparece la sensación de estar en peligro constante, expuestos a todo lo malo y en una cárcel mental que perjudica. Otra de las actitudes que se manifiesta, tiene que ver con la desconexión, la apatía en uno y para con demás, tan perjudiciales como el propio miedo.
La mirada acerca del miedo y sus entramados caminos, que siempre resulta muy interesante conocer, es la del especialista Mario Alonso Puig.
ENFOQUE| No es la primera vez que se habla de Alonso Puig en este medio; esta semana, elegimos su exposición acerca del miedo, las emociones negativas y los perjuicios que causan en las personas.
Mario Alonso Puig es especialista en cirugía general y del aparato digestivo y después de décadas dedicado a la medicina, se ha dedicado al estudio de las emociones y la psiconeurobiología. Reconocido internacionalmente, es además autor de varios libros, entre ellos, “Madera de líder”, o “Reinventarse: tu segunda oportunidad”.
Inmersas en una compleja situación, las personas pueden reaccionar de diferentes maneras. En muchas ocasiones, el problema no radica en el suceso en sí, sino en la percepción que cada uno asume del mismo.
Entiende Aloson Puig que “cualquier situación inesperada produce estado de shock…Y es normal que el ser humano entre primero en una fase de negación…Más tarde llega la ira, el enfado, el resentimiento, el miedo. Es cuando nos atascamos en esa fase de tensión, nos enfadamos con la vida”.
Esta actitud, dice, resulta muy perjudicial para el organismo ya que se producen grandes cambios internos que pueden llegar a provocar más riesgos que el que queremos evitar.
“En un estado de rebeldía sostenida se activa el sistema nervioso simpático, y esa activación produce un daño en la salud sobre todo si es por un tiempo prolongado, ya que se libera la hormona cortisol, que no es buena para el cuerpo”.
El miedo y los mecanismos de reacción, son tan perjudiciales como cualquier enfermedad, según explica Mario Alonso. Las emociones negativas de este tipo, alteran el equilibrio orgánico, dice.
“Cuando uno habla del miedo, es como cuando uno habla de las hormonas, estas son sustancias que circulan por el cuerpo y tienen un poder enorme. Una determinada cantidad de cortisol es muy adecuado… Un exceso de cortisol es muy dañino, porque este empieza a atacar todos los órganos. Una dosis adecuada de miedo nos ayuda a ser sensatos (…). Lo que pasa es que cuando las cifras de miedo van subiendo por encima de una cantidad normal, al ser una emoción tan potente, el miedo activa mecanismos cerebrales, de conducta, que pueden ser muy perjudiciales (…). Cuando una persona permanece en un estado de miedo o irritación constante, hay un cambio en el riego sanguíneo del cerebro. Y todas las capacidades ejecutivas del cerebro pueden verse mermadas por ello y lo importante ahora es no enfermar”.
Dice Mario Alonso que cualquier enfermedad puede intensificarse o desencadenarse cuando se produce una reacción de este tipo, sostenida en el tiempo.
La paranoia que se ha vivido en los últimos meses, sin descartar la gravedad de lo sucedido, ha llevado a que las personas muestren un estado de desconexión, de separación -no sólo física-, por lo que quizá lo peor terminen siendo los propios miedos hacia el otro, hacia la enfermedad o hacia el aislamiento y la soledad.
Todos esos factores, son una gran secuela que permanecerá por mucho más tiempo que la propia enfermedad, por lo que, activar las relaciones sociales es de vital importancia para el mantenimiento de una sociedad sana, como primera medida.
“Es el momento para aprender cosas nuevas. También a nivel de interacción social hay resistencia, porque hay enfado y preocupación, impotencia, y por ello las relaciones sociales disminuyen. Precisamente, hay que estar ahora todos juntos, no es el mejor momento para huir de la interacción social. El esquema mental debe ser de aceptación, lo que no significa resignarse. La aceptación significa que puedes hacer cosas para mejorar física, intelectual y socialmente. La persona que acepta la dificultad puede mejorar la capacidad para tomar decisiones, mejorar el sistema inmune, socializar con la familia, y la posibilidad de caer enfermo se reduce”, dice.
Tomar la situación como algo sin importancia no es responsable, no cabe duda, pero quizá sí pueda ser de gran ayuda, enfocarnos en aquello que necesitamos, qué necesitan los demás y entre todos lograr ayudarnos. La pandemia nos deja una gran enseñanza y es que frente a un panorama incierto como el actual, todos estamos en la misma línea, sin distinción de raza, situación económica o social, ni ningún otro distintivo que nos excluya.
Según Alonso Puig, este es un momento muy especial que nos tendría que hacer replantear muchas cosas. “La enfermedad actual nos ha igualado a todos. Esta es una lucha de todos, con todos y por todos. Una persona no tiene la fuerza por sí misma para solucionar nada, tenemos que ayudarnos entre todos”, dice.
Por aquello de que los grandes problemas siempre es mejor analizarlos con mente fría y en perspectiva, es importante tener en cuenta que cada situación antes o después, tendrá como contrapartida, su correspondiente solución.
Según Mario Alonso “es una oportunidad para unirnos todos y que salga lo mejor del ser humano, que es un ser de encuentro. Ante un impacto como este, tenemos que dejar el estado de desorden y pasar a un nivel superior, ya que, de lo contrario, se puede llegar a un aumento de los enfrentamientos, de la irritación, de choques y conflictos (…). Una sociedad cooperativa y comprensiva genera salud, abundancia y felicidad. Pensar que se va a volver al punto de partida no es realista, no se va a volver a la rutina anterior, ni al estado vital en el que estábamos. Cuanto antes lo aceptemos será mejor para todos”.
UNA ACTITUD| En este presente es que se deben tomar las acciones para estar y sentirse bien, haciendo tareas que nos involucren desde lo emocional, lo físico y lo mental, para lograr así, un reparador y saludable equilibrio, que permitirá volcarnos a ayudar a otros. Alonso Puig aconseja no dejar de hacer actividades, pero no sólo físicas sino tan importante como ellas, mentales y espirituales.
“Hay que vencer el sedentarismo, pero también hay que trabajar la mente para que esté anclada en el presente. Tenemos tendencia a llevarnos al pasado, normalmente para lamentarte, o yéndonos al futuro para preocuparte. Se ha demostrado en la investigación científica que cuando una persona está en el aquí y en el ahora, hay muchas cosas que mejoran: salud, sobre todo lo que tiene que ver con el sistema inmune; las relaciones personales; la capacidad de una persona para operar de manera eficiente; así como nos permite recibir mucha información que no recibirías si estuvieras distraído”.
Expresa Mario Alonso, la importancia que tiene para cada uno, agradecer y sentirse bien por tener aquello que se tiene, cosas básicas como el alimento y la vivienda, que muchas veces, lo damos por algo tan normal, que dejamos de valorarlo, pensando que en todos los casos es así. En esa ocasión es que podemos sentirnos personas agradecidas y ayudar a aquellos que tienen esas carencias. “No hay nada más importante que la gratitud, disfrutar de las cosas que tenemos, sobre todo si tenemos techo y comida. La gratitud reduce el miedo. Debemos ser agradecidos porque eso nos permitirá enfocarnos en los demás, ser comprensivos con la irritación porque estamos en una situación difícil. Es importante mantener un sistema inmune activo, que hace que estemos menos enfermos, y eso significa destruir el virus”, dice.
Por Yudith Píriz.