A la hora de pensar en un acompañamiento para una buena carne asada, existen diferentes guarniciones, sobre todo las que permiten potenciar el sabor de cualquier tipo de carnes. Con las arvejas, por ejemplo, se puede hacer mucho más que darle sabor y color a la típica ensalada rusa, pudiendo emplearlas también en otro tipo de ensaladas, así como en salsas o cremas mezcladas con otros ingredientes, por ejemplo la pasta de arvejas y huevo, es un sabroso preparado que puede ir muy bien con pescado, cordero o cerdo.
Desde lo nutritivo, las arvejas son un complemento ideal para incorporar a una gran variedad de platos, otorgando a éstos, un toque dulce y especial.
DATOS | Desde la antigüedad este vegetal representó una planta particular y habitualmente utilizada en la cocina de muchas partes del mundo. Su origen se sitúa en Asia Central y el cercano oriente.
Las arvejas, también conocidas como guisantes o chícharos pertenecen a la familia Leguminosae, y su nombre científico es Pisum sativum. Representan la leguminosa que primero cultivó el hombre siendo empleada en Asia menor y Persia hace más de 8000 años.
Griegos y romanos la tenían entres una de las semillas más apetecibles, al igual que en la cocina italiana y francesa de los siglos XIV y XV.
La planta de arveja es trepadora, posee un sistema vegetativo poco desarrollado, sus semillas (arvejas) se encuentran en vainas, que contienen entre 4 y 10 unidades. Cuando las arvejas son tiernas, tienen un sabor ligeramente dulce y se pueden consumir crudas; también se consumen cocidas, guisadas, como guarnición y pueden servir para conservas.
Este tipo de legumbres son muy sensibles a las alteraciones ambientales o de manipulación. Esto es importante tenerlo en cuenta a la hora de comprarlas ya que en el proceso de envasado en latas, pierde gran parte de sus saludables propiedades además de su rico y característico sabor, textura y color.
En el momento en que se corta la vaina, el azúcar natural de las arvejas comienza a transformarse en almidón. En cuanto a las arvejas congeladas, como el proceso se lleva a cabo poco después que las vainas se han recogido, los cambios químicos son mínimos. Esta es la razón por la cual es recomendable optar por las arvejas congeladas y no las enlatadas. Las mismas, pierden mucha vitamina C durante el proceso de enlatado, además de tornarse insípidas y de color grisáceo. Para devolverles el sabor se les puede añadir sal y azúcar, pero gran parte de sus nutrientes, ya se han perdido en el proceso.
Estas legumbres, aportan, entre otros nutrientes, cantidades considerables de hidratos de carbono, constituidos en su mayor parte por hidratos de carbono complejos como el almidón, y una pequeña proporción de sacarosa. No obstante, cuando la arveja es fresca, recién recogida, presenta un sabor más dulce, debido a la presencia de azúcares simples. Por todo esto, siempre es mejor consumirlas frescas, o en su defecto congeladas, ya que estas mantienen sus nutrientes y están libres de conservantes químicos que sí contienen las de lata. También se recomienda cocinarlas al vapor para evitar una gran pérdida de vitamina C.
Pero frente a todo, las mejores y que son realmente joyas de nutrición, son las arvejas recién cosechadas y si son orgánicas, aún mejor.
PROPIEDADES | Es interesante saber que las arvejas tienen una buena cantidad de vitaminas y nutrientes muy beneficiosos para el organismo. Representa un vegetal rico en vitamina C, fibra, proteínas y luteína.
Al igual que todas las legumbres, son una importante fuente de fibra. Contienen fibra de los dos tipos: soluble e insoluble. La fibra soluble ayuda a reducir niveles elevados de colesterol y azúcar en sangre, así previene cardiopatías y enfermedades arteriales. Por su parte, la fibra insoluble contribuye a regular el buen funcionamiento del intestino, evitando el estreñimiento. .Además, la fibra en general, produce sensación de saciedad, con lo cual es muy útil para un control y pérdida de peso.
Las arvejas presentan también vitaminas como tiamina (B1), riboflavina (B2), niacina, piridoxina (B6), ácido fólico, vitamina K y vitamina C, así como pequeñas cantidades de alfa y beta-carotenos (precursores de la vitamina A). El complejo de vitaminas B que posee, ayuda a proteger los huesos de la osteoporosis. Además, por su alto contenido en luteína y zeaxantina protege los ojos de la degeneración macular.
Entre los minerales presentes en su composición se encuentran el hierro, fósforo, magnesio, cinc y potasio. Unos 150 gramos de arvejas frescas cubren aproximadamente la cuarta parte de las necesidades diarias de hierro, la quinta de las de fósforo y la sexta de las de magnesio.
En cuanto a la vitamina C que contienen, se ha comprobado que las arvejas poseen 40 mg de vitamina C (por cada 100 gramos) igualando a la naranja. Pero las buenas noticias no terminan acá, ya que las arvejas son unos de los vegetales más ricos en proteínas y calcio, siendo ideales para los vegetarianos y las personas que no consumen leche vacuna y derivados.
Son recomendadas para varias patologías o síntomas ya que son considerados uno de los alimentos más completos, lo que las hacen ideales para incorporar en los platos diarios, tanto de dietas para los más pequeños como para las personas mayores.
Ayudan a mantener sano el corazón, porque no tienen casi grasa ni sodio. Son una buena fuente de fibra soluble, la cual ayuda a bajar los niveles de colesterol. Por su parte las arvejas son ideales para controlar la diabetes, debido a su azúcar natural, la poca grasa y el elevado contenido de fibras. Se las considera además, preventivas de algunos tipos de cáncer, debido a su aporte de fibras, betacaroteno y vitamina C.
Debido a todas sus excelentes propiedades, las arvejas representan un plus vitamínico ideal para un consumo en todas las etapas de la vida y en todas las épocas del año.
Por Yudith Píriz.
Pollo con salsa cremosa de choclo y arvejas
Ingredientes
Pechugas de pollo grandes 4, cebolla blanca 1 unidad pequeña, crema de leche 100 cc,
leche 250 cc, choclo fresco una taza pequeña, arvejas frescas o congeladas una taza pequeña, maicena 2 cucharadas, agua o caldo de pollo en cantidad necesaria, queso rallado, aceite de oliva en cantidad necesaria, sal, pimienta y nuez moscada a gusto.
Preparación
Quitarle la piel y toda la grasa a la pechuga. Condimentaremos con sal y pimienta por ambos lados y cocinarlas en una sartén con una pizca de aceite de oliva y un poco de caldo de pollo. Mantener una cocción a fuego medio para que el interior de la pechuga se cocinen de manera perfecta. Mientras la carne de pollo se cocina prepararemos la salsa.
Para ello en una pequeña cacerola colocar una pizca de aceite y saltear la cebolla picada pequeña con una pizca de sal y pimienta. Cuando la misma este transparente agregar la leche y la crema de leche, llevar a punto de hervor y en ese momento de incorporar una pizca de nuez moscada, el queso, las arvejas y el choclo. Aparte disolver la maicena en agua e incorporar poco a poco en la salsa revolviendo constantemente hasta espesar a gusto. Esta salsa también acompaña muy bien las carnes a la parrilla.