Para hacer frente a los días de calor, además de ingerir suficiente cantidad de agua, es necesario consumir alimentos que ayuden en el proceso de hidratación del organismo. Las altas temperaturas, obligan a estar más atentos sobre qué tipo de alimentos deben incorporarse a la dieta y con qué frecuencia.
Lo ideal es mantener un estilo de vida saludable y fresco, donde se incluyan verduras, frutas y agua para ayudar al organismo a mantener una temperatura adecuada, fresco e hidratado, pero además, incorporando un plus vitamínico.
El melón y la sandía están al frente entre los más recomendables alimentos de verano. Son dos cucurbitáceas, pertenecen a la misma familia que el pepino, el calabacín y la calabaza.
Ambos frutos, además de ser muy disfrutables en cuanto a su sabor, integran en su composición un interesante aporte de nutrientes.
COMPONENTES | Lo importante de estos alimentos es que poseen un altísimo porcentaje de agua en su composición, lo que permite una adecuada hidratación en verano.
El melón posee alrededor de un 90% de agua, en tanto la sandía cerca de un 93%. Otra de sus ventajas es que ambos poseen escasas cantidades de azúcares y por tanto pocas calorías (menos que las manzanas, las peras y las naranjas), aunque de las dos, el melón supera algo a la sandía.
Estas potentes hortalizas, son excelentes para eliminar líquidos ya que cuentas con propiedades diuréticas, debido a su contenido de potasio.
El melón, contiene hidratos de carbono y además de ser muy rico en potasio, también posee fósforo, calcio, magnesio y vitaminas A, C y B si bien es bajo en sodio, por lo que es perfecto para los hipertensos. Los inconvenientes que presenta el melón para muchas personas es que puede ser indigesto. Pero en realidad lo que sucede, es que al ser tan ligero de digerir y pasar rápidamente al intestino, si se lo consume como postre, se mezcla con las proteínas y los carbohidratos, los que sí poseen una digestión lenta. Por ello el melón puede fermentar y caer pesado. Por ello es que se aconseja consumirlo alejado de otras ingestas y nunca como postre.
Por su parte, la sandía es rica en licopeno, sustancia antioxidante que la colorea de rojo.
Se destaca además su riqueza en hidratos de carbono, vitaminas A, C y del complejo B, y sales minerales abundantes como el potasio, si bien es más escasa en sodio, fósforo, magnesio y calcio que el melón. También posee un compuesto llamado L-citrulina, el que promueve la correcta circulación de la sangre en todas las partes del cuerpo y relaja los vasos sanguíneos.
PROPIEDADES | La sandía, de exquisito sabor y aroma, es llamada por muchos como “la fruta que es buena para todo”.
Según diferentes estudios, la sandía es ideal para estados de cansancio o debilidad, frente a dolores musculares o bien por esfuerzos físicos o por alta exigencia deportiva.
Al poseer casi un 93% de agua, está indicada en dietas para perder peso, pero con la ventaja de que no se pierden nutrientes en el organismo ya que, gracias a sus altos porcentajes de vitaminas, minerales, hidratos de carbono, entre otros, es ideal para mantener un cuerpo hidratado y sano.
Su consumo beneficia el corazón y ayuda en casos de hipertensión. Brinda relajación a los músculos y los energiza además de reforzar todo el sistema muscular y nervioso.
Posee un alto nivel de antioxidantes, ideal para prevenir el envejecimiento y mantener en estado óptimo los tejidos. Su alto contenido en fibra es ideal para eliminar toxinas del organismo y para limpiar los intestinos, siendo muy eficaz para combatir el estreñimiento.
La sandía, dispone de varios minerales alcalinos que la hacen muy apropiada para pacientes con problemas reumáticos.
Gracias al licopeno presente en su coloración roja, puede proteger frente a determinados tipos de cáncer, además de otras enfermedades cardiovasculares. En la actualidad existen diferentes estudios que avalan sus importantes propiedades, incluso se ha podido comprobar que puede ayudar a prevenir los problemas visuales graves, sobre todo en personas mayores que en muchos casos, presentan patologías relacionadas con la visión, esto se debe a que sus propiedades, pueden ayudar a mejorar o incluso prevenir la degeneración macular.
Por su parte el melón, también es bajo en calorías, aportando cada 100 gramos de fruta, 34 calorías. Además es bajo en grasas, pero sí muy rico en nutrientes como vitaminas y minerales.
Posee antioxidantes y flavonoides que protegen a las células de los radicales libres, reduciendo la posibilidad de padecer cierto tipo de patologías e incluso algunos tipos de cáncer.
También, debido a su composición característica, similar a la sandía, ayuda a mejorar la visión y previene los problemas relacionados a la mácula. El melón además, ayuda a controla la frecuencia cardíaca y la presión arterial debido a su contenido de potasio, lo que puede ayudar a prevenir enfermedades relacionadas al corazón.
Ayuda al cuerpo a resistir enfermedades provocadas por infecciones, virus y bacterias, al tener vitamina C y manganeso.
Gracias a todas sus propiedades, el melón es ideal para realizar una cura depurativa, bajar de peso y, además, eliminar los residuos tóxicos que se acumulan en el organismo.
Por todas estas razones, consumir tanto sandia como melón, ofrece muchos beneficios para mantener una equilibrada alimentación, en días de intenso calor.
Aprovechar todas sus destacadas propiedades, en su estación y frescos, hacen la diferencia en cuanto al potencial vitamínico que estas dos maravillas alimenticias tienen para ofrecer.
