La danza como expresión corporal y rítmica, al compás de sonidos, representa un arte milenario que ha trascendido épocas y estilos. Como forma de celebrar su día y asociando la danza al baile en general y como técnica libre, lo relacionaremos con los beneficios que aporta a la salud.
El 29 de abril y desde hace 35 años se celebra cada año, el Día Mundial de la Danza. La Unesco estableció esa fecha en honor al natalicio del bailarín francés Jean-Georges Noverre (1727-1810). El objetivo es que, al menos un día al año, las miradas recaigan sobre la danza que, además, es una «expresión que traspasa barreras culturales, políticas y étnicas» dice la declaración.
PRÁCTICA | Más allá de la danza profesional o amateur, bailar de forma natural para divertirnos y estar activos, representa una de las terapias más beneficiosas para tratar diferentes patologías. Bailar, permite generar movimientos rítmicos, que aportan al organismo una sensación de bienestar y que brinda un estado anímico de alegría y conexión.
En estos momentos tan especiales en los que no pueden realizarse actividades y entretenimientos acostumbrados, buscar otras opciones que nos permitan estar activos y alegres, marca la diferencia. Bailar puede ser una excelente forma de hacer un ejercicio que nos agrada, liberarnos del estrés y en algunos casos de la depresión.
El baile, además de ser una actividad placentera, otorga muchos beneficios para la salud, sobre todo en el campo neurológico. Es un recurso terapéutico, fácilmente accesible, que tenemos a nuestra disposición, sin salir de casa.
La técnica de bailar es personal y a los efectos de elevar nuestro estado de ánimo, lo importante es que no es necesario seguir ninguna técnica específica, solo hay que dejarse llevar por el ritmo de la música y permitirnos que nos traslade hacia un estado armónico y placentero.
Se plantea que al bailar, la mente se encuentra en estado de reposo, dejando los pensamientos sólo centrados en el movimiento.
BENEFICIOS | De acuerdo a varios expertos, el baile tiene la capacidad de activar regiones del cerebro permitiendo que se desarrollen conexiones neuronales. “Sin que seamos conscientes, en nuestro cerebro estamos activando circuitos neuronales motores y sensoriales, al mismo tiempo que estimulamos los centros de recompensa. Es decir, hacemos trabajar juntas áreas muy diversas”, explica Pablo Irimia, neurólogo y coordinador de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Explica el especialista que son muchas las patologías que pueden mejor al practicar el baile como terapia.
«Es especialmente bueno para estimular el cerebro porque coordina diferentes áreas: la que planifica el movimiento, las que se encargan de la posición espacial y de recordar acciones anteriores, las que envían instrucciones a los músculos y las que nos mantienen en equilibrio y permiten sincronizar el movimiento», dice.
El movimiento que se realiza al bailar, genera otros efectos reparadores. «No hay que olvidar que también resulta positivo para la salud general, como cualquier otro tipo de ejercicio físico, ya que es una actividad aeróbica y puede ser buena para la salud cardiovascular». El ejercicio que conlleva la danza podría contribuir a reducir el riesgo de desarrollar enfermedades como hipertensión, diabetes, depresión y obesidad.
“Algunos de estos beneficios se pueden conseguir practicando otros deportes, pero el baile es muy completo y tiene sus ventajas específicas, como el esfuerzo cognitivo y motriz que supone. El baile activa circuitos neuronales motores y sensoriales y hace que trabajemos áreas muy diversas. En el caso del Parkinson, hay varios estudios que han demostrado que la danza influye en la motricidad, ya que, al menos, mantiene la capacidad física al ralentizar el progreso de la enfermedad”.
De acuerdo a lo que expresa el Neurólogo, el baile representa un tratamiento para las enfermedades neurológicas.
“Debido a todos estos procesos que tienen lugar en nuestro cerebro al bailar, se ha comprobado que esta actividad puede ser especialmente beneficiosa para personas con enfermedades degenerativas, como el Parkinson”.
Irimia expresa que como terapia, el movimiento que se genera al bailar, ayuda en las terapias debido a que representa una actividad simple y reconfortante. «El baile es una terapia muy buena, porque cuando uno practica una actividad que resulta gratificante para sí mismo, es más fácil que sea constante. Es decir, que bailar no solo puede tener efectos terapéuticos, sino que además es una rehabilitación entretenida, que no se asocia con la patología. Y eso consigue que cualquiera que se enfrente a este proceso lo haga con más ánimos y de buen grado”, concluye.
OTROS APORTES | Según expresa la neurobióloga francesa Lucy Vincent en su libro “Haz bailar a tu cerebro”, el esfuerzo corporal que hacemos desde pequeños actúa directamente sobre nuestras neuronas. Tras experimentar los beneficios en ella, la neurobióloga decidió dedicarse a la comprensión de lo que pasa en el cerebro y en el cuerpo cuando una persona se pone a bailar y explica sus efectos a nivel fisiológico y neurológico, pero también psicológico y social.
«Las conexiones dentro del cerebro o entre el cerebro y el cuerpo están relacionadas con la actividad de los músculos; la clase de movimientos que realizamos al bailar, proporcionan los estímulos eléctricos que permiten organizar los sistemas sensomotores del cerebro», dice Vincent, que explica que en los años setenta se descubrieron las endorfinas y sus efectos. A partir de ahí, los investigadores llegaron a la conclusión de que «el ejercicio se encarga de la liberación de endorfinas, que tienen un efecto euforizante y, por lo tanto, antidepresivo».
De acuerdo a la especialista, bailar es una actividad que estimula el cuerpo, pero también el cerebro y establece la diferencia con otras actividades deportivas. “El baile tiene efectos diferentes sobre el cerebro que hacer deporte. El movimiento físico libera endorfinas en nuestro cerebro, lo que produce un efecto de bienestar, pero cuando bailamos también liberamos oxitocina, que produce un efecto muy marcado sobre el humor”.
Según explica, los avances de la neurobiología en los últimos 20 años, la coordinación de movimientos complejos al ritmo de la música, estimula nuestras conexiones cerebrales, a la vez que preserva nuestra salud y fortalece nuestra autoestima.
Otro de los beneficios del baile, tiene que ver con la capacidad de ayudar a potenciar la creatividad en quienes lo practican. “La creatividad es la capacidad de juntar diferentes capacidades y generar nuevas redes neuronales, y eso es precisamente lo que hace el aprendizaje de bailes”, dice.
Explica qué otras patologías se pueden controlar a partir del baile. “Tiene beneficios sobre la salud, sobre el envejecimiento y la demencia, la prevención de las enfermedades y también sobre el sistema inmunitario, porque provoca un descenso de las hormonas del estrés. Bailar te hace más consciente de tu cuerpo, estás dominando y controlando cada vez más tu cuerpo, y eso aumenta mucho las conexiones neuronales y la confianza en ti mismo”.
Vicent explica que la diferencia con otras actividades físicas es que el baile se trata de una acción que disfrutamos, sin la presión que tiene cierto tipo de actividad física, la que se realiza sólo para bajar de peso o mantener la salud. Por el contrario bailar, según explica la especialista, al liberar endorfinas, tiene un efecto euforizante y, por tanto, antidepresivo.
Por Yudith Píriz.
