La mayoría de las patologías que sufren las personas no surgen de forma espontánea sino que por el contrario, están determinadas por estilos de vida desarrollados durante largos períodos. Es, a partir de ese proceso que se perpetúa en el tiempo, que se manifiestan muchas enfermedades crónicas. Dentro de esos estilos de vida, pueden estar las causas orgánicas como las formas de alimentación, el ejercicio físico o su ausencia, diferentes hábitos los que, a la postre, serán los que determinarán un buen estado del organismo o en su defecto, ciertas patologías.
Además de esas causas, una muy importante es la que cada vez más especialistas establecen y que tiene que ver con la relación entre emoción y síntomas orgánicos, la que se asegura, no es para nada secundaria sino por el contrario, directa e inseparable.
Muchos estudios hacen hincapié en que toda enfermedad, necesariamente tiene como causa primera y determinante, un desequilibrio emocional importante que provoca el desencadenamiento de las mismas.
Para aportar algunas investigaciones y estudios sobre el tema, una especialista, oriunda de Bielorrusia, establece la importancia de estudiar las causas escondidas de cualquier problema de salud. La doctora Irina Matveikova, es licenciada en Medicina y especialista en Endocrinología y Nutrición Clínica de la Universidad de Medicina de Minsk, Bielorrusia, y es autora del libro “Inteligencia digestiva”, en el que aborda este tema.
Matveikova es además, médico naturista y apuesta por un enfoque holístico de los órganos, en especial los intestinos, por entender que son “el segundo cerebro”.
ENFOQUES |Para la profesional, existe una primera y principal causa que determina el surgimiento del deterioro del organismo, de forma constante y paulatino. Según Matveikova “el 90% de la serotonina se segrega en el intestino. La serotonina del Sistema Nervioso Central (del cerebro superior), facilita la intercomunicación neuronal, una de las más destacadas es la de regular el estado de ánimo (la sensación de calma y de bienestar), el apetito, el sueño, la contracción muscular y además, en funciones cognitivas como la memoria y el aprendizaje. Cuando hay problemas con la producción/liberación de la serotonina, la persona experimenta síntomas muy variados que pueden resumirse en una sola palabra: la depresión”.
Esto lleva a determinar, según Matveikova, que la correcta digestión es tan o más importante que otros procesos que desarrolla el organismo. “Por increíble que parezca sabemos que el 90% de la serotonina corporal está producida y almacenada en el Sistema Nervioso Entérico, en nuestro segundo cerebro”, el digestivo.
Cuando hay problemas con la función neuronal digestiva y la producción de la serotonina por allí es escasa, la persona experimenta el estreñimiento, la digestión pesada, el estancamiento y la pesadez.
“Es fácil observar que las personas que padecen depresión, generalmente sufren estreñimiento y problemas digestivos, mientras que las personas con Síndrome de Colon Irritable, tienden a la ansiedad, a los ataques de pánico, a los trastornos de atención y a la hiperactividad. Es decir, de igual modo que ocurre en nuestro cerebro, ocurre en nuestro intestino y viceversa. El calor, un masaje suave y dulce de la tripa, la respiración abdominal, un ritual de meditación, los mimos, la acupuntura y una buena alimentación, pueden ayudarnos a obtener mucha serotonina sin contraindicación alguna”, explica.
TRATAMIENTOS | Según explica, cada dieta es diferente en cada persona. “Hay que personalizar la dieta, tu ‘carácter’ digestivo, se puede aprender sobre las situaciones emocionales y sociales de cada persona”. De todas formas, Matveikova entiende que existen algunos puntos específicos que pueden ser casi generales. “Comer despacio, masticar bien, fijarse en la comida y estar atento al proceso de comer (no comer mientras hacemos otra cosa)”, puntualiza.
Además asegura, que la comida fundamental del día es el desayuno, que no puede dejarse de lado o hacerlo de forma apurada. “Desayunar bien, prepararnos un desayuno sano y completo como si de un ritual se tratara, combinando, en su justa medida, todos los grupos de alimentos: hidratos de carbono integrales, fruta, proteínas, aceite”, sugiere.
Es importante, según Matveikova, no saltearse comidas: “se debe realizar la ingesta de tres principales y dos tentempié; es decir comer cada 4-5 horas. Eso permite consumir raciones más pequeñas, evitar el hambre y la ansiedad relacionada, controlar la energía, además de prevenir los episodios de fatiga y cansancio”. Las frutas, dice, deben reservarse preferentemente para el desayuno y como tentempié o sea a media mañana o la merienda, pero nunca como postre.
Recomienda que se olviden los aperitivos con alcohol y con el estómago vacío. “Hay que evitar principalmente la cerveza, ya que la maltosa de la cerveza se absorbe más rápido que la sacarosa del azúcar blanco y tiene un alto valor calórico”, dice.
En primer lugar, y antes de tomar alcohol recomienda comer algo de entrada (sin pan), como unas lonchas de jamón u otro embutido, marisco, salpicón, daditos de queso, aceitunas, anchoa, verdura. “No es nada malo como dicen beber agua mientras comes (uno – dos vasos); sin embargo los refrescos (las bebidas gaseosas comerciales) están totalmente prohibidos, pues cambian el gusto de las comidas, te llenan de gas y acidifican tu medio ambiente interno, están cargados con azúcar o edulcorantes que frenan o enlentecen el proceso de digestión y promueven la hinchazón. El hielo y mucha bebida fría con la comida también inhibe la producción de las enzimas digestivas”.
Otras de las sugerencias tiene que ver con respecto a la cena: “es importante incluir en la cena siempre verdura variada, mejor cocida que cruda, pocos hidratos y cereales y siempre algún alimento rico en proteína y en lo posible cenar temprano o por lo menos dos horas antes de ir a la cama. El plato principal, algo a la plancha con verdura, pescado, no acompañar las carnes y los pescados con papa ni arroz sino con verduras. El postre, si no se puede resistir, es recomendable un yogurt, un postre de chocolate negro. El café, es recomendable tomarlo una o dos horas después del almuerzo”.
CAMBIOS | Matveikova entiende que no existen alimentos que deban evitarse siempre: “no soy partidaria de los ‘frutos prohibidos’. De forma ocasional se puede probar cualquier alimento, pero aplicando el sentido común. Si te apetece probarlos de vez en cuando sin cantidades excesivas, no tiene por qué caerte mal ni perjudicar drásticamente tu digestión”.
A través de su libro, intenta transmitir la importancia que representa el acto de alimentarse, de estar atentos y conscientes de qué se come, cuando y en qué cantidades. Y principalmente, tener claro que realmente existe una relación directa entre lo que se ingiere, la edad y la actividad que realiza la persona. “Con una digestión sana y una desintoxicación corporal rigurosa se pueden prevenir muchas enfermedades y frenar el proceso de envejecimiento”, dice Matveikova.
Recomienda además los suplementos alimenticios, por ejemplo los concentrados de los probióticos, omega 3 puro, extractos de las plantas medicinales depurativas y antiinflamatorias, vitaminas, siempre de acuerdo a la historia de cada paciente en particular y bajo supervisión médica.
Pero además y muy importante, dice que es fundamental tomar en cuenta las emociones, en qué grado afectan y cómo se las puede canalizar de forma saludable. Explica que “en el sistema digestivo, con su sistema nervioso entérico (el segundo cerebro), acumulamos muchas emociones no expresadas o problemas no solucionados”.
De acuerdo a su enfoque, todo está relacionado y nunca se puede separar un síntoma en el organismo de situaciones de tensión, duelos, estrés o depresión. Nuestro sistema digestivo no siempre responde adecuadamente y esto puede influir en el estado de ánimo de una persona. Pero también se produce el fenómeno inverso: las emociones alteran las funciones digestivas. Y es que el estrés, la ansiedad, la tristeza, la excitación o el enfado son factores de riesgo para desarrollar patologías tan serias como el Síndrome de Intestino Irritable”. Para ello, la Experta sugiere “no considerar la “sensibilidad digestiva como una cadena perpetua” y tratar de cuidar nuestra alimentación y desintoxicar nuestro organismo, para mejorar así, nuestra calidad de vida”.
Imagen tomada de la web.
Por Yudith Píriz,