La historia del té se remonta a miles de siglos atrás en Asia. Los chinos son los primeros en descubrir el té, y en China se encuentran la mayoría de las variedades de té. El té ha sido utilizado como bebida medicinal para promover la salud en mente y cuerpo durante cinco milenios. La más remota referencia al té como una ayuda de la salud es de 2737 a. C. El té era una costosa bebida en la antigua China. Su uso fue limitado a los segmentos opulentos de la población. Solamente en la dinastía Ming después de la caída del imperio mongol, la toma de té se extendió a la plebe. Cuando China fue la potencia naval del mundo (1405-1433), el té estuvo entre las provisiones indispensables de los marineros. La cantidad de vitamina C en la bebida de té consumida por los navegantes era indispensable para hacer frente a las enfermedades de la época. Durante siglos, el té verde o negro, permaneció como la bebida de preferencia en los países asiáticos. Actualmente, es la segunda bebida más consumida mundialmente después del agua.
TIPOS | Existen cuatro tipos principales de té: blanco, verde, rojo y negro, si bien sus múltiples variedades dan lugar a más de 3000 clases distintas. Los tés se obtienen de las hojas del árbol del té (Camelia Sinensis o Thea Sinensis), tanto el té negro, verde, rojo y blanco.
El té blanco, a partir de las yemas que se dejan marchitar; el verde, té no fermentado, a partir de la hoja que se cuece y se seca al fuego para detener su fermentación; el té rojo, semifermentado, se obtiene a partir de las hojas que se secan al aire libre durante un periodo breve de tiempo para controlar su fermentación; y por último el té negro, fermentado, a partir de hojas secas que se dejan fermentar y se vuelven a secar, esto hace que sus propiedades aromáticas sean superiores a las del resto de las variedades.
Hasta el siglo XVI sólo se producía té verde, pero el crecimiento del mercado obligó a los productores a investigar nuevos métodos de conservación para evitar que éste perdiese sus cualidades durante su almacenamiento. De este modo descubrieron que si lo secaban, lo dejaban fermentar y luego lo horneaban para evitar su descomposición, el té se conservaba en óptimas condiciones durante mucho más tiempo. Es así como surgió el té negro.
PROPIEDADES | Estudios recientes han demostrado que el té, ya sea negro o verde contiene valiosos nutrientes y propiedades únicas. El té, protege al organismo frente a la acción nociva de las sustancias oxidantes y las radicales libres que debilitan al sistema de defensa natural del cuerpo, y aceleran el proceso de envejecimiento.
Contribuye a regular los niveles de colesterol, ayudando al cuerpo a absorber menos grasa y excretar más. Ejerce un importante efecto diurético en la medida que su ingestión ayuda a la eliminación de líquidos. Ayuda a prevenir infecciones gastrointestinales, por sus características antibacteriales. Los aceites esenciales presentes en el té aumentan el flujo de jugos gástricos, lo que ayuda en los procesos de digestión. Esta es la razón por la que el té negro chino y el té verde Japonés se toman después de las comidas.
Además de flúor, que es recomendado para la salud dental, entre los minerales que contiene se encuentran el calcio, el potasio y el magnesio, y entre sus componentes vitamínicos, especialmente vitaminas del grupo B y provitamina A.
Tanto el té verde como el negro reducen los factores de riesgo de enfermedades cardíacas al bajar la presión arterial y el colesterol total. También dilata los vasos sanguíneos y mejora el flujo sanguíneo. Evita que las plaquetas se acumulen y trabaja para disolver los coágulos de la sangre, lo que ayuda a reducir el daño que las dietas ricas en grasas producen en las arterias.
En las mujeres mayores, beber té puede también mejorar la densidad ósea, ya que es una buena fuente de magnesio, que es importante para tener huesos fuertes.
Ciertos componentes del té, los taninos, que le confieren el característico sabor amargo, tienen efecto astringente, por lo que su consumo está aconsejado en caso de diarrea.
Como el café, el té es una buena bebida estimulante que contribuye a mantenernos alerta, mejorando la concentración y la agilidad mental y a despertar al organismo cuando más le cuesta reaccionar, sobre todo por la mañana y en la sobremesa; aunque siempre con un consumo moderado, si se abusa puede perjudicar los nervios por su contenido de cafeína. Si se le añade poca o nada de azúcar se obtiene una bebida que, con pocas calorías, aporta una agradable sensación de saciedad.
La otra variedad de té, el verde, contiene vitamina C, minerales y aceites esenciales. Dos tazas de té verde tienen tanta vitamina C como un vaso de jugo de naranja.
Las múltiples propiedades saludables que se le atribuye al té verde frente al resto, residen en su particular proceso de fabricación, se obtiene secando las hojas por acción del vapor (sistema japonés) o por el calentamiento (sistema chino). El té verde contiene sustancias químicas naturales llamadas catequinas. Estos compuestos tienen muchos beneficios para la salud, con efectos positivos en los cinco órganos vitales, especialmente el corazón, y pueden ayudar a estimular el sistema inmunológico.
Los otros dos el té rojo y el blanco, poseen similares propiedades que los clásicos negro y verde. En cualquiera de sus variedades, el té es una exquisita bebida, ideal para consumir durante todo el año, y para disfrutar en cualquier momento del día.
Por Yudith Píriz.
