Variedades

El blanco nutritivo: el nabo

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Las diferentes verduras utilizadas en la alimentación, pueden dividirse entre las más clásicas y con cierto protagonismo en las preparaciones y otras que son consumidas mucho menos y se las incorpora muy poco en los diferentes platos.

Por costumbre o simple moda, pasa que muchas verduras tienen apenas un uso escaso y sólo para un reducido número de preparaciones.

Una de esas especies que tiene un humilde papel en las cocinas, es sin dudas el nabo. Quizá en ocasiones se desconocen todos los importantes beneficios que aporta al organismo, por ello destacar sus propiedades y reivindicarlo, intenta ser una invitación a su regular consumo.

Datos sobre el Nabo

Perteneciente a la familia de las Brasicáceas (Brassicaceae) o crucíferas, el nabo es un tubérculo con forma redonda y tamaños variados, según la especie. Su pulpa puede ser de color amarillo o blanco. Dependiendo del lugar, el nabo también se conoce como berza, colza, naba o raba.

Es un vegetal nativo del norte de Europa y es reconocido como uno de los alimentos básicos en la dieta de los antiguos griegos y romanos. Aunque cuando se habla del nabo se suele hacer referencia a las raíces bulbosas de la planta, sus brotes y hojas también son comestibles y muy nutritivos. Típicamente el nabo tiene un color blanquecino en su parte inferior y es de color morado en la parte superior, sobre todo si la planta ha estado expuesta a la luz solar. El tallo y las ramas terminan en racimos de pequeñas flores amarillas, con aspecto brillante y en forma de cruz.

Aunque son tubérculos, los nabos no están relacionados con las papas; son parientes del rábano, la mostaza, las espinacas y las coles.

Crece en áreas de clima frío, en suelos fértiles, bien drenados y expuesto a la luz solar directa. Este vegetal de raíz es antiguo, ya que ha sido cultivado durante más de 3.000 en Europa y Asia. La evidencia histórica indica que el nabo fue domesticado antes del siglo XV aC, cuando fue cultivado en la India por sus semillas oleaginosas.

Se pueden cultivar tanto en primavera como en otoño, evitando los calurosos meses de verano. Generalmente requieren una ubicación a pleno sol, pero toleran las condiciones de sombra parcial, en especial si se desea cosechar la planta para usar sus hojas.

Presenta una mezcla de sabores entre dulce y picante, que comúnmente es descrito como una mezcla entre la papa y el rábano. Ese sabor permite incluirlo en diferentes preparaciones, desde ensaladas y sopas, hasta guisos y asados. Las raíces tiernas tienen un sabor más suave y una textura más tierna y jugosa.

La planta produce un tallo frondoso de 30 a 35 cm de altura, es de color verde claro.

Las hojas del nabo presentan un sabor similar al de la mostaza verde; se pueden cocinar y consumir de forma similar a las espinacas.

Muchos Nutrientes

Sus compuestos son variados y todos de muy alta calidad, de ahí la importancia de ser incorporado a las diferentes preparaciones. Los nabos contienen tal vez más vitaminas que la mayoría de otros vegetales.

El nabo destaca desde un primer momento por su altísimo contenido en antioxidantes, vitaminas y minerales, y bajo aporte calórico (una ración de 100 gramos sólo tiene 28 calorías) y en hidratos de carbono. Presentan muy buenos porcentajes de vitamina A, vitamina C, vitamina E, potasio y una serie de vitaminas del grupo B.

Contienen 90 % de agua y mucha fibra, motivo por el cual es una hortaliza muy interesante para incorporar en dietas sanas e incluso en dietas de  adelgazamiento, principalmente este último aspecto justamente debido a su alto contenido en agua y fibra.

Es importante destacar las excelentes propiedades que tienen sus hojas, quizá mucho más nutritivas que las de consumo habitual.

Las hojas de la planta son ricas en antioxidantes, como las vitaminas A y C, los carotenoides, la xantina y la luteína (combaten la acción de los radicales libres). También son una excelente fuente de vitamina K (regulador directo de la respuesta inflamatoria), ácidos omega-3, como el ácido alfa linolénico (ALA) (componentes básicos de las moléculas antiinflamatorias en el cuerpo), vitaminas B (riboflavina, folatos, piridoxina, ácido pantoténico y tiamina), calcio, cobre, manganeso, hierro y fitonutrientes como quercetina, miricetina, kaempferol y ácido hidroxicinámico (ayudan a reducir el riesgo de estrés oxidativo).

Propiedades del nabo

Entre sus destacadas propiedades se encuentra la de ayudar a cuidar la salud cardiovascular. Los nabos tienen propiedades antiinflamatorias debido a su abundante contenido de vitamina K. Esta vitamina ayuda a prevenir los ataques cardíacos y otras enfermedades del corazón. Por otra parte, el nabo contiene mucho ácido fólico, nutriente que ayuda a impulsar el buen funcionamiento del sistema cardiovascular.

También ayuda a mejorar la salud ósea. Este tubérculo es una fuente importante de calcio y potasio, minerales esenciales para el crecimiento y el mantenimiento de huesos saludables y la regeneración de colágeno. Se ha planteado que el consumo regular de nabo inhibe el daño articular, el riesgo de osteoporosis y la incidencia de artritis reumatoide.

Por su parte, el nabo está indicado para proteger a los pulmones. La vitamina A contenida en las hojas de nabo ayuda a mantener los pulmones sanos y contrarrestar los efectos del tabaco.

Otra de sus interesantes propiedades es la de ayudar en los procesos digestivos. Su alto contenido de fibra, es altamente beneficioso para el sistema digestivo ya que regula el metabolismo, ayudando a controlar el peso corporal y es compatible con un colon sano y activo. La investigación ha demostrado que los glucosinolatos del nabo pueden ayudar al estómago a procesar bacterias como el Helicobacter pylori, causante de la gastritis y la colitis ulcerosa.

Su contenido de vitaminas E, C y el beta-caroteno, es muy importantes en la prevención de la aterosclerosis. La acción de los radicales libres en el cuerpo causa la oxidación del colesterol malo y la acumulación de plaquetas en el organismo, conduciendo a la aterosclerosis, dañando los vasos sanguíneos. Precisamente esas vitaminas que presenta las raíces y hojas del nabo son excelentes antioxidantes que combaten el efecto de los radicales libres.

También debido a los niveles de vitamina C que presenta, ayuda a fortalecer el sistema inmune.

La luteína presente en su composición lo hacen indicado para proteger la salud ocular, previniendo enfermedades como la degeneración macular y las cataratas.

Las vitaminas A, C, betacarotenos y minerales como el cobre, ayuda a cuidar la salud de la piel, combatiendo los radicales libres que son responsables del envejecimiento.

Todas las propiedades del nabo y sus hojas, lo convierten en un excelente aliado de la salud, siendo un alimento ideal para incorporar en variadas preparaciones.

 

Por Yudith Píriz.

 

 

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