Las propiedades que presentan las plantas, de acuerdo a sus componentes específicos, siempre son una opción ideal para tratar diferentes dolencias, así como para realizar tratamientos en ciertas enfermedades o para prevenirlas.
Algunas de ellas, están vinculadas exclusivamente para el consumo humano, y se las reconoce por su versatilidad a la hora de emplearlas para ayudar a potenciar las funciones del organismo y nutrirlo.
Pero también están aquellas que son reconocidas más como alimento animal que como plantas para el consumo de las personas. Es este el caso de la alfalfa, pero existen otros ejemplos como puede ser el maíz, el alpiste y otros.
DATOS | Específicamente en el caso de esta leguminosa, realmente representa una planta potente debido a su contenido que está dado por una amplia variedad de nutrientes.
La Alfalfa (Medicago sativa L.), es una leguminosa que se ha utilizado tradicionalmente como planta forrajera, para la alimentación del ganado. De todas formas, cada vez más se conocen sus importantes propiedades nutricionales por lo que, su uso se ha extendido también como planta beneficiosa para las personas.
La alfalfa ha debido sortear barreras para finalmente incorporarse en las dietas como un alimento sano, nutritivo y natural, que beneficia el organismo tanto humano como animal.
Los primeros alfalfares se dieron en el Cáucaso y el Turkestán, pasando de este territorio a Siberia y Mesopotamia. Y de esta última al área mediterránea. Griegos y romanos han dejado testimonios de sus bondades como planta forrajera, que además mejora los suelos, pero también como medicina.
Se cree que procede de Asia central, y que pudo ser introducida en Europa por los árabes, aunque también podría haber llegado mucho antes, de la mano de los persas a través de Grecia. Lo cierto es que en China se viene utilizando para el consumo humano desde al menos el siglo VI con el fin de combatir los dolores digestivos y los trastornos renales.
Es una planta erecta, pubescente, de hojas trifoliadas y flores azules o amarillas. El fruto es una judía muy curvada o redonda. Florece a partir de mayo y durante el verano, y con fines medicinales se cosechan las sumidades floridas en plena floración.
Por ello, a pesar de ser una planta sembrada a gran escala como forraje, hoy la alfalfa es considerada una leguminosa que cuenta con numerosas propiedades nutricionales y medicinales.
PROPIEDADES | Entre sus interesantes propiedades, la Alfalfa es rica vitamina A, así como las del grupo B, B1, B2 y B6, además de vitamina C, D, E y K. El 10% de su peso son minerales, entre los que destacan el calcio, fósforo, hierro, azufre, sílice, potasio, magnesio y sodio. El 22% de su peso son proteínas, cuyo contenido aumenta si la semilla se ha germinado. También contiene isoflavonas (genisteína), cumarinas (cumestrol), saponinas y enzimas digestivas.
Esta gran variedad y calidad de los nutrientes que aporta la Alfalfa, la convierten en un reconstituyente natural, siendo un complemento ideal para estados de debilidad, anemia y fatiga física, así como malnutrición. De esta forma favorece en casos en que una persona necesite un aporte adicional de vitaminas, siendo un poderoso tonificante.
Por ello, la alfalfa es una recomendada opción en casos que se requiera la recuperación después de una enfermedad, ya que estimula el apetito y la energía en general.
En esos casos, lo ideal es tomar la planta fresca, la hoja o el germinado de las semillas, éstas pueden agregarse en ensaladas o también, ingerirlas en comprimidos, polvo o extractos.
Pero quizá una de las mejores formas de consumir la alfalfa es germinando sus semillas ya que son una excelente fuente de proteínas, aconsejable para dietas vegetarianas en particular, pero también como fuente de proteína vegetal, minerales y vitaminas en cualquier tipo de dieta.
Debido a su aporte de Vitamina D, isoflavonas, calcio, magnesio y fósforo, se la considera beneficiosa para tratar la osteoporosis, artritis, artrosis y reuma, ayudando a reforzar los huesos y previniendo dichas patologías.
Su efecto beneficioso en estos casos, se ve reforzado por sus propiedades depurativas y diuréticas.
También es una plana digestiva, pudiéndose emplearla en tratamientos de úlceras pépticas, para regularizar la digestión por su contenido en enzimas. Si se la toma antes de las comidas, puede reducir los niveles de colesterol en sangre, debido a que las semillas de alfalfa se consideran también hipolipemiantes, por lo que incluirlas en la dieta, es una muy buena opción.
Al tener en su composición vitamina C, refuerza el sistema Inmune, ayudando al organismo a hacer frente a muchas enfermedades, sobre todo a los virus.
Debido a su contenido en vitamina K, está especialmente indicada para corregir menstruaciones abundantes, hemorragias superficiales, nasales y dentales y hemorroides sangrantes. Para estos fines se recomienda usar la hierba fresca o bien incluir sus germinados en ensaladas o el jugo fresco de la planta, ya que el potencial en vitamina K se puede perder con la cocción.
También beneficia en la etapa de la Menopausia y el síndrome premenstrual. Esto está asociado a las Isoflavonas y el Cumestrol que contiene esta leguminosa, los que tienen un importante efecto estrogénico.
En síntesis, la alfalfa es un potente reconstituyente, debido a su alto contenido en vitaminas y minerales; regula el colesterol, fortalece los huesos y el sistema inmune.
Importante: Debe evitarse en tratamientos con estrógenos o anticoagulantes y pacientes con lupus eritematoso. Debe también evitarse en embarazadas y niños pequeños.
*Este contenido tiene sólo fines informativos y educativos. No está destinado a reemplazar el asesoramiento ni ningún tratamiento médico.
Por Yudith Píriz.