Muchas interrogantes se han planteado sobre el funcionamiento del cerebro humano, cómo este es capaz de elaborar síntesis, pero además, crear en las personas determinadas emociones y sentimientos. Hay quienes dicen que la relación mente-cuerpo, es un hecho irrefutable. Antes y ahora, lo impenetrable del cerebro humano, ha sido motivo de estudio y de investigaciones, en pos de desentrañar su capacidad creadora para interrelacionarse con otros factores de la vida de las personas.
Aunque son numerosos los estudios neurocientíficos que se han desarrollado, uno de los principales referentes a nivel mundial es el doctor Antonio Damasio, que ha dedicado su trabajo a la relación entre el cerebro y las emociones.
BIOGRAFÍA | Antonio Damásio, es un reconocido neurólogo y neurocientífico, nacido el 25 de febrero de 1944 en Lisboa, Portugal. Ha recorrido un largo camino dentro del campo científico y es reconocido mundialmente por sus contribuciones al campo de la neurociencia, especialmente en el estudio de las emociones, la toma de decisiones y la conciencia. Sus estudios han contribuido a la comprensión del funcionamiento del cerebro, abriendo nuevas vías de investigación en el campo de la neurociencia cognitiva y afectiva.
El trabajo de Antonio Damásio invita a explorar los lazos entre la mente y el cuerpo, entre la emoción y la razón. Su investigación y sus libros, ayudan a desentrañar y comprender cómo las emociones están siempre íntimamente unidas a los procesos cognitivos. Su visión, lleva a cuestionar algunas concepciones arraigadas, mostrando otras perspectivas para comprender la complejidad de la experiencia humana.
Algunos de sus libros: “El error de Descartes”, “El sentimiento de lo que ocurre: cuerpo y emoción en la construcción de la consciencia” (uno de los 10 mejores libros de 2001 según The New York Times Book Review), o “En busca de Spinoza” entre otros.
TRABAJO | Entre uno de sus libros más influyentes, se encuentra el que vio la luz en 1994: “El error de Descartes: La emoción, la razón y el cerebro humano”, en el que propuso su teoría sobre la interdependencia entre la emoción y la razón en el proceso de toma de decisiones. Este trabajo, le valió reconocimiento internacional y estableció su reputación como uno de los principales expertos en neurociencia afectiva.
En este libro, Damasio presenta el argumento para su hipótesis que, desde su publicación, creó varias controversias respecto a dogmas filosóficos anteriores, en lo que refiere a la mente, la relación mente-cuerpo, las emociones y lo racional, el alma y el cuerpo. Estos principios han sido base de grandes discusiones filosóficas a lo largo de la modernidad. Al respecto, lo planteado por René Descartes tuvo un rol fundamental en el abordaje de estos temas.
El autor francés rompió en su momento con la tradición aristotélica, estableciendo un dualismo sustancial entre el alma y el cuerpo. Para Descartes, la mente y el cuerpo son dos sustancias distintas y separadas. Según él, la mente es una entidad no material e indivisible, responsable del pensamiento y la conciencia. Mientras que el cuerpo, es una entidad material y divisible, que opera según las leyes físicas del mundo.
En su obra Meditaciones Metafísicas (1641), argumenta que esta distinción es evidente: “se puede dudar de la existencia del cuerpo, pero no de la existencia de la mente. Así, el acto mismo de dudar implica pensamiento, y pensar es una prueba de la existencia de la mente”.
Pero Damásio rechaza el dualismo cartesiano y argumenta a favor de una concepción más integrada y biológica de la mente y el cuerpo. Para el Neurocientífico, los procesos mentales, incluyendo la conciencia y las emociones, emergen de la actividad física del cerebro y su interacción con el cuerpo. Para Damásio, el cerebro y el cuerpo forman una unidad inseparable en la que, las emociones y la razón están profundamente entrelazadas.
El neurocientífico ha podido establecer que las emociones no son fenómenos secundarios sino componentes esenciales de la cognición y la toma de decisiones. En lugar de una mente separada del cuerpo, propone que la mente surge de la compleja red de interacciones entre el cerebro, el cuerpo y el entorno. De este modo, proporciona una comprensión más integral y científica de la naturaleza humana.
En su libro “El error de Descartes”, Damásio realiza dos principales aportes: por un lado, el marcador somático y, por otro, la concepción de la emoción y el sentimiento como elementos constitutivos de la subjetividad del individuo.
Los marcadores somáticos, en palabras de Damásio, se definen como “un caso especial de sentimientos generados a partir de emociones secundarias… conectados, mediante aprendizaje a resultados futuros predecibles de determinados supuestos” (1994, p.166).
En el caso de la concepción de la emoción, Damásio argumenta que sin la emoción sería imposible siquiera el proceso de memoria básico, con el cual se almacena una representación que luego, será el material para desarrollar el pensamiento. O sea que la emoción estaría en la base de todo proceso de pensamiento y en general, del conocimiento del individuo.
El autor trabaja en su libro a partir de la narración de una historia de vida, la de Phineas P. Gage, un capataz de obra que sufrió un accidente laboral en el que una barra de hierro atravesó su cráneo, dañando la región ventromedial del lóbulo frontal. “Si bien las secuelas cognitivas no fueron significativas, su personalidad cambió drásticamente. Este honrado trabajador, se convirtió en un ser asocial incapaz de planificar su vida a largo plazo y establecer vínculos sociales. En cuanto a esto, se desprende la conclusión de que el aspecto psicológico que había resultado perturbado era cierta capacidad emocional. Y, que esta zona dañada, integra información sobre reacciones corporales básicas asociadas a las emociones”.
En el estudio de este y otros casos clínicos, Damásio establece su hipótesis acerca de que las capacidades cognitivas están intrínsecamente ligadas a experiencias emocionales. Sugiere que, el pensamiento abstracto y la toma de decisiones, están influenciados en gran medida, por las respuestas emocionales.
Por Yudith Píriz.