Son siete u ocho mujeres y un hombre, los que esperan al móvil de La Semana bajo un frondoso árbol en una calurosa mañana de fines de diciembre, dentro del predio en el que por ahora funciona Faurecia. En el ambiente general hay ánimo de festividad, pero este puñado de personas no está para fiestas. Si bien han recibido algunas mejoras en esta etapa del año, saben que el 28 de febrero del año que está a punto de comenzar, su fuente laboral cierra y eso no lo cambia nada.
La intención de la visita es que ellas cuenten de primera mano el proceso por el que han pasado desde que el 27 de noviembre fueron informadas que la multinacional francesa dejaba el país. Claudia Suárez y Mónica García fungen de voceras, pero en realidad todas aportan su comentario y/o asienten con la cabeza lo dicho por sus compañeras.
Comenzó diciendo Claudia Suárez que a ellas se les “comunicó el 27 de noviembre que la planta cesaría su producción en Uruguay”. Desde entonces, continúa narrando, “venimos negociando salir lo mejor posible. Tuvimos varias negociaciones en el Ministerio (MTSS), y hemos conseguido alguna mejora en el despido para los trabajadores”.
Lo más sorprendente de este proceso es que ellas no se la vieron venir, por el contrario, había tranquilidad porque “10 días antes del 27 de noviembre tuvimos una reunión bipartita. Estábamos trabajando con un proyecto nuevo, se estaba vendiendo bien, nos plantearon que iba a haber trabajo, nos dijeron que la licencia no la iban a poder dar en diciembre (como siempre ocurría), por el volumen de trabajo que tenían. Nos dijeron que íbamos bien, despacio pero bien”, contó Mónica García.
SORPRESA | Pero para el 26 de noviembre todo cambió. Ese día, la empresa le pidió una reunión al Ejecutivo de la UNMTRA (Unión Nacional de Trabajadores Metalúrgicos y Ramas Afines), con Marcelo Abdala en particular y “les comunican que la empresa se retira por el problema global que está teniendo, dijeron que el mercado estaba muy trancado”, contó Suárez. En la mañana del 27, la noticia les llegó a ellas.
La pregunta surge por sí sola, qué pasó en esos 10 días. Claudia Suárez dice que “no entendemos qué pasó, una semana venía todo bárbaro, teníamos trabajo y a la otra semana nos comunican que se van del país. Es inentendible”.
Por su parte Mónica García cuenta las sensaciones de ese momento. “Nos tomó muy mal, la situación fue horrible, cuando nos convocaron a hablar, como mucho pensamos que nos iban a mandar al seguro, que iban a cerrar un par de meses, pero no que iban a anunciar el cierre total”, cuenta.
LOGROS | A la hora de hablar de las mejoras logradas en el despido, dijeron las entrevistadas que “conseguimos cobrar el aguinaldo doble para este mes, también se consiguió que los tickets alimentación también fueran dobles y en el despido se logró que tuviera un 20% más, pero con condiciones: llegar a un 10% más de producción, llegar a los niveles que ellos precisan, y un 10% más por presentismo en este tiempo”.
Hasta ahí todo bien, las mejoras “son bienvenidas”, declaran las trabajadoras, pero los problemas que se les presentan ahora no son pocos. “Nuestro mayor problema ahora es que no tenemos seguro. Por el tema de la pandemia, ya estuvimos cuatro meses en el seguro de paro y sólo nos quedan dos, por eso hemos tenido varias reuniones para ver si podemos lograr conseguir algunos meses más”.
Contaron las funcionarias de Faurecia, que “a mediados de febrero del año que viene, tenemos que presentarnos de vuelta al Ministerio de Trabajo, quedó una nueva reunión con Mieres (Pablo, Ministro), para ver qué posibilidad hay de que esos cuatro meses que se nos fueron por el tema del coronavirus, se nos pueda cubrir para que por lo menos la gente tenga chance para ‘tirar’ un poco más mientras buscan otros trabajos, porque acá en la zona está difícil. Toda la mano de obra que queda parada con el cierre, va a ser difícil que el mercado nos pueda absorber”, dijeron las trabajadoras.
Destacaron las entrevistadas que “la mayoría de las personas que trabajamos acá somos mayores de 40 años y se nos va a complicar para encontrar trabajo”, comentaron. Dijeron las entrevistadas que un sueldo promedio en la planta es de entre 35 y 40 mil pesos.
Insistió Claudia Suárez en que es una situación compleja la que vive este grupo de entre 150 y 160 trabajadoras. “El 90% de los que trabajamos acá somos mujeres. Hasta ahora hemos hablado con todos los que podemos, diputados, senadores, tenemos una reunión pendiente con la Intendenta, volveremos a reunirnos con Mieres”, dijo. El objetivo de todas estas gestiones es que a nivel parlamentario se les apruebe una ley que extienda su seguro de paro.
EXPECTATIVAS | Las funcionarias de Faurecia están en esta lucha trabajando de forma grupal, pero saben que después cada una deberá intentar colocarse en alguna de las propuestas laborales que hay en las cercanías y todas ellas apuntan a Bader y a Faurecia, ya que hay cierta afinidad con el trabajo que se realiza en la planta de la multinacional francesa.
Comentaron las trabajadoras que también están hablando a nivel empresarial y en la propia UNTMRA para implementar una bolsa de trabajo y a su vez, “moviéndonos para conseguir cursos de capacitación por parte de INEFOP (Instituto Nacional de Educación y Formación Profesional), ya que “tanto Bader como Joyson y Faurecia tiene un alto índice que trabajadoras capacitadas y lo que se está tratando es que se pueda entrar en cualquiera de esas otras dos fábricas”. Informaron las trabajadoras, que en particular Bader, antes de los anuncios de cierre, ya ha absorbido trabajadoras de Faurecia.
Por allí queda la charla, no hay mucho más que agregar por parte de las trabajadoras y el periodista, acostumbrado a ser testigo de situaciones similares en el pasado, intenta comprender el momento por el que pasa este puñado de mujeres. Por más incentivos que se le planteen, difícil debe ser concurrir a trabajar sabiendo que tu fuente laboral, tiene fecha de cierre definitivo.
Por Javier Perdomo.
