Sociedad

Silvia Sánchez, la libertense radicada en Holanda, que encontró su lugar en el mundo en la naturopatía

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Celebrar a la mujer y su rol en la sociedad, es fundamental para poder entender esos desafíos y proyectos que son trazados, con el objetivo de ser ellas mismas, en aquello que decidan hacer. Son historias de vida de mujeres que a pesar de las dificultades, creyeron en ellas, en su capacidad de reinventarse, soñar y convertirse en verdaderas artífices de sus existencias.

Claro que no les ha sido fácil abrir ese portal para expresar de la forma que fuera, sus dones y sabidurías, esos que son innatos y que tarde o temprano, las terminan encontrando a ellas. Pero a pesar de todos los obstáculos, lograron crear ese puente hacia su verdadera libertad, aun en medio del caos. Quizá sean la integridad e independencia emocional, lo que ha permitido a tantas mujeres, ser un pilar que sostiene y hace posible el cambio a tantas más, enriqueciéndolas a través de sus acciones.

Cada mujer desde sus diferentes roles en la sociedad, ha tenido que derribar barreras para desarrollar su verdadero potencial, en un mundo donde el machismo se sigue perpetuando, a pesar de populares discursos.

Las que han logrado encender la llama de la pasión hacia alguna actividad, han podido destacarse, lo que ha permitido que a través de sus vivencias, hayan transmitido y contagiado el mensaje de que, sí se puede.

 

Continuando con la celebración del Día Internacional de la Mujer, en esta edición, la historia de vida de una mujer con raíces locales.

 

CAMINOS | Silvia Sánchez, ahora Silvia Baars es una de esas mujeres que supo tejer un puente hasta su sueño y logró atravesarlo. Del otro lado, la esperaban experiencias, realidades diferentes a las que conocía y el encuentro con ella misma.

Silvia es una mujer que a través de sus trabajos, intenta transmitir mucho de su sentir y de su andar por la vida. “Una ciudadana del mundo”, como le gusta decirse. Silva vivió su niñez y parte de su juventud en Libertad, junto a su familia. Desde estos rincones, un día decidió aventurarse en su búsqueda personal, en un camino que, entre experiencias y aprendizajes, le ofreció mucho más de lo que espera vivenciar.

De ese andar por los caminos del mundo, Silvia cuenta parte de su historia y los aprendizajes que pudo ir incorporando a través de los años. He aquí algunas de las preguntas realizadas.

 

L.S.: En tu transitar por el mundo, ¿cómo comenzó tu recorrido desde tu decisión de emprender el viaje?

 

S.B.: Mi viaje al exterior comienza en febrero 2005, fue un viaje concienzudo, que elegí y suponía alejarse de una realidad dolorosa que yo sentía me hundía tras atravesar grandes pérdidas afectivas. Y aunque siempre me consideraba un ave fénix, se me estaba haciendo difícil seguir.

Al final te das cuenta de que el dolor, el amor, los recuerdos, todo, sigue contigo dentro tuyo estés donde estés con la diferencia de que lejos no tenés que estar viendo cada rincón, cada lugar que te hace detener en el tiempo y no avanzar. Básicamente quería vivir presente y no vivir en pasado.

Salir de la zona de confort y tomar nuevos desafíos me permitió conocer otra parte de mí que no conocía, me hizo fuerte y sacar la mejor versión de mí misma.

Silvia continúa reflexionando sobre sus comienzos en tierras lejanas, con sus matices y aciertos pero por sobre todo y como ella misma lo expresa, comienza su viaje hacia su propio interior, quizá uno de los más difíciles.

“En 2005 viajé a Catalunya pero también comienza el viaje a mi interior, el verdadero viaje.

Allí era donde me esperaban, uno no elige siempre exacto dónde ir, al principio vas a donde tenés amigos. Luego ya te ubicás donde vos elegís. Creo que eso le pasa a todos.

Si bien en Barcelona trabajé siempre dentro de mi profesión, no me sentía plena, arrastraba situaciones dolorosas de las que debía salir. Llegó un momento en que tenía que cambiar de lugar, de piel, de aire, enfocarme en quién era, redescubrirme y tomar las riendas de mi vida con libertad”.

Esta decisión llevó a Silvia a mudarse a una isla donde según comenta, “respiré profundamente y me sentí plena desde el día uno. Comencé un viaje interior y fui sintiéndome 100 % yo”.

En su proceso de vida, comenzó a contactarse con algunas personas que fueron abriéndole esos caminos que quizá buscó desde que dejó su Libertad natal.

“Mi gran cambio fue gracias a una terapeuta cubana, profesora de masajes que tenía una escuela en Girona y su centro en Barcelona, donde terminé trabajando con ella”.

Silvia y su búsqueda continúan, de pasos calmos pero seguros, se pintó su horizonte de aquí en más. Así, llegará por fin a ese lugar que quizá siempre soñó, donde pudiera ser ella misma, en contacto con todo aquello que amaba hacer.

“La vida fluía para mí desde 2010 y me mostraba nuevos caminos, siempre acercándome más y más a la medicina integral, holística. Para 2015, me volví a casar y cruzaría el Océano Atlántico en un velero que era mi casa en aquel entonces, viví un par de años entre Europa y el Caribe. Esos dos años fueron reveladores, de un gran aprendizaje y viaje interno, tiempo de observación y transformación. Salir de mi zona de confort siempre me ha permitido crecer, despertar y descubrir partes de mí que no conocía y además conocí una veta científica que ni se me hubiera ocurrido que tenía.

Cambié prioridades… Se agudizó mi instinto, descubrí que no hay tiempo ni espacio para sentir o ver al otro, se me desarrolló la visión ,la percepción, una parte animal despertó.

Después de dos años entre mar y tierra elegí vivir en Holanda, en zona de bosques y de manera sencilla, natural y siempre con mi bicicleta como vehículo único. Cada día tenemos la oportunidad de elegir cómo vivir y yo elijo hacerlo”.

 

L.S.: En tu actividad como Terapeuta, ¿en qué consisten las técnicas que utilizas y cómo te formaste para desarrollarlas?

 

S.B.: Desde hace ya muchos años soy masajista, desde hace poco Naturópata y como masajista, uso técnicas que resultan terapéuticas, pero eso no me hace terapeuta y los naturópatas somos profesionales de la salud, de una ciencia nueva que trabajamos con las personas y con la comunidad para ofrecerles un estado óptimo de salud. Además enseñamos a mejorar la calidad de vida por el camino de lo natural, aun así no somos terapeutas.

Esto lo aprendí no hace mucho. Al estudiar masaje terapéutico, donde integramos cuerpo, mente y emoción usamos mucho la palabra terapias y creo que lo decimos sin pensar.

Llegué a ser naturópata después de plantearme por dos años si estudiaba osteopatía, medicina china, ayurveda o fisioterapia, pero la cosa es que nada fluía. Al poco tiempo, donde trabajaba, tenía un compañero de la India y el mejor masajista que he conocido, después de sus masajes y sus jugos, supe que quería seguir en ayurveda sólo con masajes y farmacología ayurvédica”.

Silvia cuenta que ese fue un momento muy importante en su vida y que logró encontrar ese camino tan ansiado.

“En un congreso por 2012 conocí la técnica TNDR y llamó mucho mi atención. Talleres, libros, ferias y congresos fueron mis primeros pasos con esta técnica, pero yo tenía sed de descubrir más de esto que me parecía el gran descubrimiento. Si lo poco que conocía daba buenos resultados, ¿cómo sería ir a estudiar directamente con el Doctor, en su escuela?

Así que al volver del mar, supe que empezaba mis estudios de Técnico Superior en Naturopatía y así fue. Con la TNDR trabajamos integrando el cuerpo físico, psíquico y emocional. Trabajamos la interfase del cuerpo físico y psíquico que es el cuerpo energético. Es muy satisfactorio enseñarles a conocer el cuerpo y la relación de las patologías con las emociones. Les acompaño con masajes, alimentación herbológica, respiración y meditación. Hoy sigo estudiando para formar a otros y haciendo materias para mi Grado”.

Para explicar en algo la técnica, TNDR son un conjunto de técnicas naturales desbloqueantes  y regeneradoras que ayudan a tratar los desequilibrios en la salud.

La TNDR es un camino a la vida, como dicen los que trabajan con esta técnica. A través de una valoración de la persona, se lleva a cabo una metodología específica, de acuerdo a cada situación en particular que puede aunar algunos aspectos como la alimentación,  la herbología, los masajes y el Cem (prácticas ecobiopsicosociales).

 

L.S.: Como mujer, ¿entendés que tu camino puede ser una guía para que otros lo intenten, sobre todo para encontrar su poder, su sanación y propósito de vida? 

S.B: Sí, sin duda. Planteo un acompañamiento a mujeres a volver a su centro, a poner en práctica conocimientos que no basta con leer y hacer cursos, que es la hora de la acción, así aprendemos, así podemos enseñar o acompañar a otros, vienen muchas terapeutas, coach, psicólogas, a mis sesiones. Aunque saben mucho, luego se les olvida poner en práctica los conocimientos.

Como mujer y como ser humano les digo a todos que dejen de buscar fuera y en otros las respuestas porque todas las respuestas están dentro. Que se alejen del ruido externo y de todos los que le obstruyan el camino. Les digo que salgan de la zona de confort alguna vez y se descubran, no hay edad para aprender, para estudiar, para avanzar, para descubrirse, para aprender a alimentarse mejor, a mimarse y a quererse. Porque primero te tienes que querer para poder querer al otro, sin duda. Que no somos los hijos de… o un título o una posición económica, no somos como nos han etiquetado, ni somos el que fuimos hace 20 años, somos seres que fluimos y avanzamos, crecemos, nos transformamos. Te enseño a conocer tu sofisticada máquina, esa que es un templo donde habita tú alma. Se puede salir de situaciones angustiantes, violentas, traumáticas, y dejar de ser víctima, para tomar tus responsabilidades. Sólo tienes que querer, no porque otro te lo pida, es uno mismo que decide dar el paso y ser responsable. Responsable de tu vida y no de la vida ajena. Tienes esta vida, entonces hazte cargo de ella y sé la mejor versión de ti mismo. Todos vinimos a ser mejores en cada viaje de nuestra existencia, entonces porque desperdiciar la vida”.

Una vez más, las mujeres demostrando su potencial, su fuerza ante la necesidad de absorber aprendizajes significativos para ellas, que las ayuden a encontrar ese lugar, físico o interior, al que todas, en algún momento de la vida, necesitan llegar para aprender a conocerse y amarse.

Por Yudith Píriz.

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