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Paul Watzlawick y «El arte de amargarse la vida»

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El mundo desafiante e incierto, por momentos caótico, al que se enfrenta la sociedad actualmente, impide detenerse a observar otras realidades y otros tiempos en los que, esas características también estaban presentes. Inmersos en los problemas cotidianos, se deja de ver que cada momento vivenció sus propios conflictos y desequilibrios. Todas las sociedades, en todos los tiempos, hicieron agua por alguna parte. Reconocer esa realidad es quizá el primer paso para entender el presente.

Mirar las cosas de esa forma, puede llevar a actuar diferente frente a las sucesos que se enfrentan cada día. Para abordar este tema, rescatamos un texto que puede llevar a esa reflexionar tan necesaria como sanadora. Fue la intención del autor que se cita, volver a cada persona más conscientes e interesados en experimentar la vida desde otra perspectiva, ya no solo como ciudadanos de este especial momento histórico, sino como seres humanos que son capaces de analizar lo impredecible que pueden ser sus conductas y cómo estas van moldeando la vida de cada uno, incluso de forma inconsciente.

AUTOR | El psicólogo, sociólogo, filósofo y filólogo austríaco Paul Watzlawick, fue uno de los principales autores de la Teoría de la Comunicación y de la Psicoterapia, con importantes aportaciones al llamado Constructivismo radical.

Watzlawick nació el 25 de julio de 1921 en Villach, Austria y falleció en 2007 en Palo Alto (California). Se formó en Psicoterapia en el Instituto C.G. Jung de Zúrich, fue docente y miembro fundador del Mental Research Institute. Falleció a sus 85 años, dejando más de 20 libros y unos 150 artículos.

Los dos grandes temas sobre los que se centran los libros de Watzlawick son la comunicación y la realidad. Su bibliografía aborda un enfoque holístico sobre la interacción de las personas, alejado de una visión lineal del acto comunicativo.

Para el autor, la comunicación es un sistema abierto donde existe un constante intercambio de mensajes. Y es a través de la comunicación como se generan las diferentes realidades. Para el Filósofo no existe una realidad única y verdadera, sino que coexisten muchas, en función de las interpretaciones que de un mismo hecho, hace cada persona.

“La capacidad de vivir con verdades relativas, con preguntas para las que no hay respuesta, con la sabiduría de no saber nada y con las paradójicas incertidumbres de la existencia, todo esto puede ser la esencia de la madurez humana y de la consiguiente tolerancia frente a los demás”.

De los libros de Watzlawick se destaca “¿Es real la realidad? Confusión, desinformación, comunicación”. En este trabajo aborda la existencia de diferentes realidades, en muchos casos opuestas entre sí y cómo éstas son producto de la comunicación. Centra su análisis en temas como la confusión, las causas y amenazas de la desinformación y el papel de la comunicación en la construcción de la realidad. “La creencia de que la propia visión de la realidad es la única realidad, es el más peligroso de todos los delirios”, argumentaba.

Otro de sus libros es “Cambio. Formación y solución de los problemas humanos”. En él, Watzlawick –junto a John H. Weakland y Richard Fisch-, profundiza en el cambio y la necesidad de evaluarlo de forma conjunta con su opuesto, la persistencia.

En el texto presenta dos teorías en lo que respecta al cambio: Teoría de los grupos, en la que plantea que en los grupos, la evolución debe implicar a todos los integrantes y conseguir que estos implementen pequeños cambios. Solo así se genera un efecto multiplicador que ayuda a salir de la situación indeseada.

Y la Teoría de los tipos lógicos e ilógicos: expone cómo a veces, una solución lógica no surte efecto y, en cambio, introduciendo un cambio ilógico se desbloquea el problema.

Otro de sus textos destacados es “El arte de amargarse la vida”,  una parodia de los libros de autoayuda, con consejos “para personas que siempre quisieron sentirse miserables pero nunca pudieron lograrlo totalmente”.

LIBRO | En su obra, “El arte de amargarse la vida”, Paul Watzlawick, nos lleva a bucear en nuestro interior sobre algunas actitudes que desarrollamos. Entendía que “la realidad va siendo la construcción de ideas, que muchas veces nos alejan de la realidad y sin embargo, creemos que nuestra construcción es el mundo o que somos poseedores de la verdad”.

El libro, editado en 1989, dice que “las personas que tienen el hábito de amargarse, ven el pasado sin los filtros adecuados que da una actitud positiva, al contrario, lo observan como una carga negativa de la cual no se libran”.

Se trata de una recopilación de esas actitudes y comportamientos del día a día que nos llevan inconscientemente hacia el fracaso. De acuerdo con este libro de Watzlawick, amargarse la vida a propósito es un arte que se aprende. Para superar esta actitud de fracaso, el autor intenta ayudar a que esas conductas sean detectadas y muestra las numerosas formas de procurarnos la desgracia, haciéndonos reflexionar sobre cómo evitarlas.

El autor trata de transmitir, no sin falta de ironía, cuan fácil es amargarnos la existencia. “Amargarse la vida es muy fácil. Pero desarrollar el arte de amargarse la vida de manera sistemática y consistente demanda cierto aprendizaje, muchas veces inconsciente y, las más, de manera consciente” dice.

Watzlawick nos da la oportunidad de reconocernos frente a situaciones cotidianas, mediante un escritor que trata con sutileza y desenfado el tema; en una obra clara, sencilla, que intenta despertar en cada uno, lo que no vemos. Tiene un lenguaje ágil, irónico y paradójico, en el que lo cómico y lo real, nos acercan a cómo cada uno, contribuye a su propia infelicidad. Watzlawick invita a descubrir las causas por las que hacemos de los sucesos ordinarios y frecuentes de la vida, enormes montañas repletas de angustia.

LA IRONÍA | Los textos que tienen como temática, lograr la “Felicidad”, en casi todos los casos, exponen una serie de métodos a seguir, para llegar al propósito. Watzlawick transita por el camino contrario a los libros de autoayuda y ahí radica su particular ironía. Transmite una serie de estrategias que utilizamos para vivir en el sufrimiento y el dolor. Habla de la cantidad de literatura, dichos, «sabiduría popular» y eventos sociales y cotidianos que llevan al fracaso de ser feliz o al arte de amargarse la vida.

Según Watzlawick, existe una serie de procedimientos que nos pueden llevar fácilmente por el camino de la amargura, queda sólo la astucia del lector para interpretarlos. “Incomódate cuando los otros comenten errores y enfádate aunque tengan razón, enójate con maestría haciendo distinción entre lo que es y lo que debería ser y luego al comprobar que nada es lo que crees, enójate al punto de la furia, pero para tener verdadero talento, confunde todas las ideas que tienes para luego traicionarte para seguir sufriendo. Hay que perfeccionar el arte de la desdicha en la propia cabeza. De esta forma, si haces responsables a los demás de todo aquello que no haces por ti, cuanto mejor. Cuando tengas una molestia o un problema, no te distancies de él, al contrario, haz que perdure. Y si la situación cambia muévete de tal forma que el problema continúe con la misma intensidad o que aumente. Atraemos lo que tratamos de evitar”, dice Watzlawick.

Conocedor de la naturaleza paradójica del ser humano, el autor renuncia a ofrecer buenos consejos para alcanzar la ansiada felicidad; por el contrario señala las maneras en que podríamos perseguir la vida desgraciada quizá, con la secreta complicidad de que el lector se rebelará y le desobedecerá.

“Haz un pronóstico o déjate profetizar un hecho que temes, considéralo después con consistencia propia e independiente de ti, así podrás llegar a donde precisamente no querías. En las relaciones interpersonales, actúa con algunos reproches hacia el otro, que tengan un gran tinte de violencia y ambigüedad”, ironiza el autor.

Se debe ser “especialmente súper precavido ante cualquier problema, lo cual le garantizará a usted la permanencia de ese problema a lo largo de toda su vida”, decía. Aconsejaba también el auto cumplimiento de las profecías. “La profecía de un suceso genera el suceso de la profecía. Hable, hable mal de alguien o difunda un bulo que, si hay suficiente gente que lo repita, ese bulo o ficción se transformará en una realidad y no tardarás en descubrir que el mundo va de mal en peor. Por eso, llevar una vida profundamente amargada, es un arte especial, que usted depura, refina, cultiva y va desarrollando”.

Esta obra, puede definirse como una apología de la ironía y el sentido común, quizá dos aspectos que pueden llevar a replantear las actitudes que cada uno presenta frente a la vida y las relaciones.

 

Por Yudith Píriz.

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