Al arranque de la pasada semana, un nuevo grupo de productores y vecinos de la zona rural de Rafael Perazza y Arazatí, han estado realizando reuniones abiertas en todas las localidades de la zona (Perazza, Puntas de Valdez, Villa María, Pueblo Rivero), para dar a conocer su postura negativa a parte del proyecto Neptuno, que se desarrollaría en caso que saltee todos los escollos que se le están presentando. Este grupo se opone a la construcción del “polder” para reserva de agua bruta y expresa su preocupación por los residuos que generará la planta y que se dispondrían en la misma zona. A diferencia de “Los Tucu-Tucu” y la Coordinadora por el Agua, este movimiento no se opone a construir la planta potabilizadora.
Este mismo martes a las 19 horas en la sede de Campana, llegará a Libertad este movimiento a explicar sus razones a los vecinos que se acerquen allí. En la previa a esa reunión pública, La Semana dialogó con Katherine y Belén Lecchini, contadora la primera e ingeniera agrónoma la segunda (recién recibida), hijas de un productor rural afincado hace más de 30 años en Rincón del Pino y ellas mismas residentes en la zona.
Katherine Lecchini niega que el suyo sea un grupo que surge de ahora; es más, dice que se enteran “del proyecto en octubre de 2021 cuando OSE lo presenta en la Junta Departamental de San José y desde ahí hasta ahora este grupo ha estado en reuniones con autoridades o entre nosotros informándonos, siempre con iniciativa”.
“Durante todo este tiempo hemos estado reunidos en forma privada y cuando desde 2023 empiezan a cambiar, porque el proyecto en su origen era uno y ha cambiado, las preocupaciones comenzaron a aumentar, porque en vez de mejorar, iba empeorando en cuanto a los efectos que nosotros veníamos viendo”, explica la Contadora.
Desde entonces, dijo, hemos “estamos saliendo porque hay mucha desinformación en la zona. Comenzamos a hacer reuniones informativas para que la gente sepa qué es lo que se viene. En nosotros está llegar a las localidades y quien quiera informarse puede acercarse, que responderemos lo que sabemos y lo que no sabemos, intentaremos informarnos para responder, porque no somos idóneos, pero nos propusimos que la gente sepa”.
NECESARIO | La gran diferencia con el nodo “Acá el Neptuno, no”, es que los vecinos y productores reconocen la “necesidad del agua y los objetivos principales del proyecto, no lo discutimos, es una realidad, el agua se necesita. Lo que sí nos oponemos es a la construcción del polder, que es esa gran reserva de agua artificial y a la ubicación final de los residuos de la planta”.
Las vecinas de Rincón del Pino, contaron a La Semana las razones de su rechazo. “El proyecto está compuesto por tres partes, tenemos lo que es la toma con la planta potabilizadora, después está lo que es la reserva de agua bruta, el polder, y el monorelleno”, dijo Katherine.
Belén es la encargada de continuar con la explicación: “el polder es una reserva de agua bruta, agua eutrófica, que quiere decir que tiene un contenido anormal de nitratos y fósforo; esa agua proviene del Río de la Plata y se inundarían unas 240 hectáreas para almacenarla, en un espacio de 17 metros de alto”.
Como primera preocupación expresada por Belén Lecchini es que “se están restando 240 hectáreas muy productivas de la zona en sí”, pero además, dice, “al inundar esa cantidad de hectáreas, el riesgo es la posible contaminación del acuífero Raigón, que tiene una dimensión de 230 mil hectáreas, es fuente de uso doméstico y de riego para todas las unidades productivas de la zona”.
Explicó luego la Ingeniera Agrónoma que “el riesgo está dado en el hecho de que si una de las paredes del polder en su punto más crítico se llega a romper, se llegarían a inundar 700 hectáreas en las que hay casas, ganado, cultivos, gente. No es un campo sin nada”.
Otra cosa que preocupa es que “si por diferentes motivos esos 15 millones de metros cúbicos de agua que estarán ahí, no se pueden potabilizar, se tiene que desagotar, inundando todas las hectáreas aledañas”. También “habría una zona de exclusión, en la que no se podrían realizar ciertas actividades agrícolas”. Sumando preocupaciones, dice Belén Lecchini que “el polder no va a tener ninguna membrana en el fondo, ni nada, es arcilla apisonada, pero eso filtra. La filtración no es cero”.
RESIDUOS | Pero como se decía, el polder no es la única preocupación de este grupo, también preocupan los residuos. “El monorelleno son los residuos que genera la planta potabilizadora. Nosotros alertamos por la disposición final de esos residuos. Este monorelleno comenzó teniendo 15 hectáreas y termina en unas 79 hectáreas y en realidad no se sabe por qué es el cambio. No se sabe por qué se pasó de 15 hectáreas para 20 años a 79 para 25 años”.
Ese monorelleno tiene cinco ácidos que serían desprendidos a la tierra, que son dióxido de cloro, ácido sulfúrico, soda cáustica, sulfato de amonio y el cloro, que se irían con el agua. “Producirá la planta en el entorno de los cinco camiones diarios de residuos”, dijo Katherine Lecchini.
Consultadas sobre cómo entienden que se pudiera seguir el proyecto sin el polder, cuando todos dicen que sin esa reserva, la planta potabilizadora no tendría sentido, dijo Katherine Lecchini, que “hay trabajos que presentan otras opciones que es no hacer el polder y se puede cubrir la necesidad de agua. Sí se haría la toma de agua, se potabilizaría ahí, pero se piensa el proyecto en un sistema integrado de todas las plantas, pensando en Aguas Corrientes, Arazatí y Paso Valdez y en algún momento pensar en Casupá también”.
Un tema que preocupa a las integrantes de vecinos y productores es la idea de los puestos laborales que se perderán. “Cuando salimos a las reuniones nos comentan si estamos en contra de una nueva fuente de empleo, nosotros decimos que no, pero aclaramos que es empleo transitorio”, dijo Katherine Lecchini.
Mencionó que queda comprometida la producción lechera. “Hay un tambo en particular que desaparece. Después está todo lo que tiene que ver con el cultivo de papas, que genera mucha mano de obra, que concurre gente desde Libertad, Puntas de Valdez, a veces de Ciudad del Plata y San José para la cosecha. Vienen familias de Salto para la cosecha. También está toda la parte de fruticultura y cítricos, que en ocasiones puede ocupar a más de 600 personas de Ciudad del Plata, Juan Lacazze, San José, Libertad, Florida”, dijo Katherine y confirmó Belén.
“Viene la obra, hace, se generan los puestos de trabajo, luego se van porque es mano de obra transitoria, pero sí queda el daño que nosotros comentamos, toda esa mano de obra que es permanente y a largo plazo, es afectada. ¿Qué va a hacer toda esa gente?”, se preguntó la Contadora.
OBJETIVOS | El grupo pretende llegar con su mensaje a las autoridades. “El objetivo final es informarle a la gente, generar la información en la zona y estamos pidiendo que firmen si les convence la causa y lo sienten. No es lo mismo decir que somos nosotros nomás y otra cosa tener el apoyo de la zona, por eso las firmas. Queremos que la zona se beneficie y que se cuiden nuestros recursos, que son para las próximas generaciones. Esto no es un daño para hoy. Esas filtraciones irán sucediendo de a poco. Queremos que vayan a las charlas, que se quiten las dudas”, dijo Lecchini.
“Queremos que escuchen nuestra preocupación por algo que puede causar daños irreversibles”, agrega Belén y consultada respecto a si tienen relación con “Los Tucu-Tucu”, dijo que “somos movimientos que perseguimos objetivos diferentes, pero todos queremos el bien para la zona. Han estado en nuestras charlas. No queremos lo mismo”, dijeron las entrevistadas.
Por Javier Perdomo.