El sistema hidrológico de la zona circundante a Libertad no le es extraña para la bióloga Tamara Avellán, ya que hace 20 años ella realizó un estudio ecológico y limnológico como tesis de maestría de su carrera en la Wayne State University de Estados Unidos (en complemento con la Universidad de la República), y desde entonces prosiguió con el estudio de la zona y en 2009 denunciaba, junto a 30 vecinos, los problemas que causaba en el arroyo Flores el sistema de desagüe de aguas servidas, que estaba pensado para una población mucho menor a la que tenía en ese momento la ciudad (problema que hoy se ha mejorado, según lo dicho por ella, gracias a la ampliación de las lagunas de decantación de OSE).
Utilizando métodos aplicados de la limnología –que es la ciencia que estudia las aguas continentales, tanto dulces como saladas-, Avellán realizó en su maestría, un completo análisis de la salud del ecosistema acuático del arroyo y concluía que en el primer tramo de éste (los ocho kilómetros iniciales), se podía verificar un “estado de grave contaminación”, con altas “concentraciones de nutrientes” y casi nula concentración de oxígeno. Según la especialista, las consecuencias de esto eran claramente visible en la fauna bentónica (organismos que viven en sedimentos de ríos y arroyos), “en la cual sólo esos organismos adaptados a condiciones de anoxia (es decir, sin aire), fueron encontrados”.
En aquel entonces, Avellán había propuesto que OSE instalara un sistema de tratamiento avanzado de las aguas servidas con métodos alternativos para reutilizar el agua, los nutrientes y la energía. Propuso la utilización de un sistema de bioreactores/digestores, como sistema primario para el desagüe.