Pocos días atrás tuvo su final el conflicto en la industria láctea. Tras meses de negociaciones, medidas, declaraciones, acusaciones y tensiones ante anuncios de desabastecimiento que nunca se concretaron, llegó el acuerdo, como ocurre en todos los procesos en los que hay voluntad de las partes.
Otra vez los sindicatos lácteos debieron soportar la presión social que se ejerció contra ellos y por lo que dicen sus dirigentes terminaron el proceso de negociación en el marco de los consejos de salarios con un buen acuerdo. Mauricio Curbelo es oriundo de Puntas de Valdez, es dirigente del Sindicato de Obreros y Empleados de Bonprole (SOEB), y delegado en la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL), que es bastante más que decir, trabajadores de Conaprole.
Comentó el dirigente de la industria láctea que la FTIL abarca a todos los sindicatos de las industrias lácteas del país, también a quienes trabajan en la recolección de leche fluida, a los reponedores de productos lácteos, a los repartidores de leche fluida. “Todos estamos dentro de la federación”, aclaró el dirigente sindical, que catalogó al recién terminado, “un conflicto más en la historia de la industria láctea en el que se quiso a los trabajadores gremios como los equivocados.
Mauricio Curbelo dijo que durante todo el desarrollo del conflicto “no hubo pérdida de materia prima. Más allá que a principios de julio hubo un momento crítico, que fue cuando despidieron a la compañera en Conaprole y se juntaron seis millones de litros de leche sin procesar, en stock, entre Florida, Rodríguez y en Montevideo, el sindicato, que estaba trabajando a reglamento, permitió que un grupo de trabajadores hiciera horas extras con lo que se pudo evitar esa pérdida de materia prima”.
Agregó el dirigente sindical que “tampoco hubo desabastecimiento de lo esencial, por más que pudo faltar algún yogurt en algún comercio”.
EL ACUERDO | Respecto a las características del acuerdo alcanzado, comentó Mauricio Curbelo, “lo primero que se quería era recuperar un 4.8% de pérdida salarial que hubo en un año y medio por la pandemia, ya que entre otras cosas no hubo instancia de consejo de salarios. Nosotros lo queríamos recuperar en 18 meses, la CILU (Cámara de la Industria Láctea del Uruguay), planteó recuperarlo en 36 y tras las negociaciones se llegó a un acuerdo de recuperarlo en 24 meses”.
El otro punto económico sustancial planteado por el sindicato, que contó con el acuerdo inmediato de la patronal, fue que haya ajustes semestrales por IPC durante toda la duración del convenio (a tres años, ya que en 2024 no se puede realizar ronda de negociaciones salariales por ser año electoral).
Pero todo se trancó a la hora de hablar de la cláusula de paz. ¿Qué es una cláusula de paz? Es un punto dentro del acuerdo en el que, llegados al arreglo económico, se fija la relación de las partes ante situaciones conflictivas no derivadas de lo económico, que pueden ocurrir en el tiempo que dura el convenio firmado, en este caso, tres años.
Según lo que dijo Mauricio Curbelo, “las partes no encontramos un punto de coincidencia cuando la cámara quiso incorporar dentro de la cláusula de paz que existía (una cláusula modelo), un nuevo ítem que era muy abarcativo al entender de los trabajadores, ya que no se podía hacer reclamo de ninguna índole. A nuestro entender abarcaba cosas que estaban por fuera de lo que se estaba acordando en el convenio. Por eso se puso firme la federación”.
Fue ese aditivo que los trabajadores entendían que los ataba de pies y manos, lo que demoró el acuerdo, que finalmente fue retirado de la mesa, acordándose desarrollar una serie de negociaciones hasta noviembre de 2023, para definir categorías en empresas que hoy no las tienen.
Según lo comentado por Mauricio Curbelo, “en el contexto político que vivimos hoy y que el famoso derrame del que hablan no se ve, pensamos que el nuestro es un muy buen convenio. No es para nada malo”.
BONPROLE | Consultado Curbelo sobre cuál es la situación en la empresa Bonprole, en las afueras de Libertad, el dirigente dijo que en la relación empresa-sindicato “no tenemos nada para objetar. Nosotros nos reunimos periódicamente con ellos y no hay problemas de reunirnos cuando lo entendamos necesario”.
Respecto a la realidad de la empresa, dijo el dirigente del SOEB que “a pesar del contexto internacional -la guerra de Rusia hizo caer casi un 35% de la producción-, se han conquistado otros mercados regionales. Al arranque de la pandemia, cuando hubo tres meses de paralización total en el país, la empresa comenzó a trabajar con dos turnos, pero después, desde junio de 2020 estamos trabajando en tres turnos, con una producción promedio de 90 toneladas mensuales”.
Además, comentó, recientemente tuvieron la visita de dos nuevos directores de BonGrain Brasil, que les informaron que “Bonprole tiene futuro y que hay que seguir innovando y potenciando los mercados”.
Por Javier Perdomo.
*Foto tomada de Facebook.