La historia detrás del nacimiento del Centro de Atención a la Infancia y la Familia (CAIF), Chiquilladas de Puntas de Valdez, bien la siguió este medio hasta que fue realidad en el año 2013. En ese año, en una casona alquilada ubicada sobre la ruta 1 vieja, se cumplía el objetivo de la organización de la sociedad civil (OSC), que trabajó por mucho tiempo para alcanzarlo.
De allí en más, Chiquilladas ha sido el lugar donde varias generaciones de niños de Puntas de Valdez y sus cercanías, han hecho sus primeras armas de interacción social. En promedio, 50 niños acuden cada año y un equipo de 11 personas los atiende y educa. Según Fabiana Perera, integrante de la Directiva que lo creó y que tras un par de años de ausencia vuelve a estar a su frente, el grupo humano que trabaja en Chiquilladas casi se mantiene incambiado desde el arranque y además lo consideró como “muy bueno”.
Pero desde aquel 2013 hasta el presente, lo que ha cambiado son las circunstancias, porque la casona en la que funciona el CAIF necesita de constantes arreglos y ya no cumple con las nuevas necesidades que se van planteando, por eso es que la OSC tiene desde hace un tiempo un nuevo sueño, que es el local propio.
Para alcanzar ese nuevo objetivo iniciaron gestiones hace un año y medio o dos con el entonces intendente José Luis Falero, que se comprometió a donarles un terreno, algo que ocurrió hace pocos días atrás. El terreno de mil metros, está ubicado en un reciente fraccionamiento cercano a la cancha del Club Atlético Independiente.
Para los integrantes de la OSC que gestiona Chiquilladas es una gran noticia de fin de año, aunque ahora se suman nuevos desafíos para ellos. Es que la OSC se entrevistó también con el presidente del Instituto Nacional del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU), Pablo Abdala, quien les reconoció que en el presente período de gobierno no está prevista la construcción de nuevas edificaciones para centros, aunque sí habrá fondos para realizar reparaciones.
AHORROS | La alternativa que les planteó Abdala, contó Fabiana Perera, es que la OSC ceda en comodato el terreno que les fuera donado por la ISJ, para que de esa forma el INAU les autorice a gastar en la construcción de una sala de experiencia oportuna en ese terreno, el dinero que Chiquilladas ha ahorrado de las partidas anuales que envía el instituto y que si no se invierten debe ser devueltas.
Según lo comentado por Fabiana Perera el dinero guardado no es poco y si bien puede no alcanzar para construir toda la nueva edificación (que se hace en función de planos proporcionados por el propio INAU), alcanza para adelantarla bastante y para lo que falta, piensa la OSC realizar actividades benéficas en el futuro, algo que por el momento es difícil debido a la pandemia de coronavirus.
Comentó Fabiana Perera que en la jornada del pasado lunes 28, ellos debían ingresar en INAU la escritura del terreno para que luego INAU pueda autorizar el gasto del dinero guardado.
Fabiana Perera consideró trascendente lograr este objetivo, ya que el local en que funciona Chiquilladas es una construcción muy vieja y siempre está necesitando arreglos, además que su alquiler es muy alto (más de 30 mil pesos por mes). Por eso es que no descartan poder mudarse definitivamente hacia su propio local en el futuro.
Dijo también que la OSC tiene como objetivo que en ese futuro local pueda funcionar un club de niños, para atender a una población que va de entre los 5 a los 12 años de edad y que hoy no tiene un espacio para ser atendido fuera del horario escolar. “Ese es otro sueño que tenemos”, dijo Fabiana Perera.
Por Javier Perdomo.
