La escuela rural 73 ubicada en las cercanías del balneario Kiyú, desde hace algunos años ha visto disminuir la cantidad de alumnos, debido a circunstancias de la vida rural del país.
Uno de los grandes obstáculos que ha presentado la escuela, dicho por sus propios alumnos, es el deterioro evidente y avanzado que tienen las instalaciones de la institución, aunado esto a que los docentes que en estos últimos años ha recibido la escuela, no han tenido constancia, permanencia y evidentemente no han demostrado sentido de pertenencia hacia ella.
Gustavo Silvera, con nombramiento de maestro director uni-docente de la escuela 73, declara que ha venido a quedarse, y una de las primeras acciones que tomó fue solicitar al Colegio British School, para una ayuda en la primera fase de restauración de la escuela, en calidad de colaboración.
Apoyado por Melina Vanolli y Richard Bravo, viejos egresados de la escuela, decidieron hacer una comisión de ex alumnos de la escuela 73 y así organizaron una criolla en Kiyú, en beneficio al rescate de esta institución que lleva más de 60 años al servicio de la comunidad. Así mismo recibieron ayuda del Municipio Libertad y particularmente del concejal Gonzalo Rodríguez.
“Empecé a armar todo una secuencia de todas las falencias que tenía la institución y por suerte casi todas se lograron, sólo faltan hacer alguna cosa que tenemos planificado hacer el año que viene con los padres, como por ejemplo, tenemos problemas con el pozo negro; eso va ha llevar un año seguro”, contó el docente.
PINTORES | Silvera narró luego que “en cuanto al dinero para costear la pintura por suerte lo logré conseguir, porque no había forma con el fondo que tenía la escuela costearlo. Entonces conseguí que un colegio, el British School, nos pintará gratuitamente toda la escuela. Y colaboró también dejando pintura, para pintar todo el interior de la escuela; pero bueno a pesar de eso, que nos dejó pintura, no nos da la cantidad. Así que vamos a tener que buscar otra manera de recaudar fondos. Por suerte, también tuvimos el apoyo de esos dos ex alumnos de la escuela –Vanolli y Bravo-, y qué están interesados en aportar algo en el colegio y conformaron una comisión de ex alumnos. Ellos crearon un festival, una criolla que se hizo en Kiyú y con ese dinero se compró la puerta principal, la puerta del fondo, las tres ventanas que estaban hechas de madera y pasaron a ser de aluminio, ya tenían 65 años en la escuela y ya no aguantaban más”.
“También se logró cambiar la ventana del comedor que la suplantamos por una de aluminio, porque también estaba en muy mal estado y cada vez que llovía, venían los chiquilines al comedor y se encontraban que tenían un charco de agua”, dijo.
“Afortunadamente se pudo formar esa comisión de ex alumnos y es la que está trabajando, y justamente ahora, estuvieron presentes en la Fiesta del Parque, montando una stand con venta de dulces, helados y otra cosa más”, informó.
Silveira, mencionó que “felizmente tenemos mucha colaboración de otras instituciones como por ejemplo por ejemplo el grupo de ciclistas Saeta, qué también colaboró donando dos juegos de exterior que son de metal, a su vez se llevaron dos juegos que son de la escuela para repararlos y nos prometieron nos van a traer dos arcos nuevos también hechos de metal para chiquilines”.
“Gracias a toda la ayuda que hemos obtenido, los niños y niñas están sumamente felices y contentos, están muy entusiasmados, los padres también está muy contentos”, comentó.
APOYOS VARIOS | La escuela tiene ahora otro aspecto. Los vecinos también están muy contentos. “Ahora la escuela no parece que está abandonada y hemos recibido también colaboración de señor alcalde Sergio Valverde y el concejal Gonzalo Rodríguez. Los dos han colaborado mucho, en especial Gonzalo que siempre ha estado presente en todas las jornadas”, dijo Silvera, que añadió que “fue gracias a ellos dos que conseguimos que la brigada del SUNCA (Sindicato Único de la Construcción y Anexos), viniera a la escuela, y son los que han realizado la pintura de la membrana del techo, porque el techo también se encontraba en muy mal estado, estaba lleno de árboles, arbustos, plantas. Y a su vez, los padres se encargaron de eliminar las tunas que también estaban frente de la escuela. El Municipio eliminó también un tronco viejo que había debajo de las tunas que lo estaba tapando anteriormente, también lo retiraron y se llevaron todo los escombros que habían tirado de las reparaciones de la escuela”.
Gustavo Silveira, ha sido unidocente durante ocho de los nueve años de ejercicio que tiene en su profesión. Dice que ha venido para quedarse en Kiyú y especialmente tiene una responsabilidad con la escuela 73, que es la que tiene a su cargo y se ha comprometido en mejorarla no sólo estructuralmente, sino a nivel académico.
Piensa que la afinidad y compatibilidad que tenga con los niños y con los padres, es fundamental para el desarrollo integral del futuro del país, que son los chiquilines.
Por Livia Cedeño.
