Ahora sí, con todos los datos sobre la mesa, uno puede jugar a hacerse el analista y hablar con supuesta propiedad de lo que pasó el domingo 27 de octubre, a la vez de aventurar posibles escenarios para una segunda vuelta que está ahí, a apenas tres semanas de distancia. Por eso, sin demasiada introducción, comienza la edición número 40 del año 24, de la columna que todo lo puede, menos controlar sus desbocados impulsos sobre el teclado del “ordenador”.
Me permito hacerle algunos comentarios sobre mis pronósticos previos, muchos de los cuales compartí con usted acá mismo. Empiezo por recordarle que le había dicho que el partido de Mieres quedaba fuera del Parlamento, pues en eso me equivoqué, seguirán existiendo cinco años más con un diputado (¡Gerardo Sotelo!), aunque para Pablito en particular la cuestión está compleja si la coalición no gana. ¿Qué futuro tendrá? Ya lo nombran presidente de la “coalición”, como para darle una changuita financiada por los partidos ya que está difícil para que el FA -si gana-, le ofrezca algún lugar en la administración pública.
Otro de mis vaticinios, si usted recuerda, era una pronunciada caída de Cabildo Abierto, aunque igualmente le asignaba una banca en el Senado. Pensé que teníamos Guido por cinco años más, pero no, la gente lo sacó del Legislativo rápido, porque fue demasiado evidente que después de decir que representaba lo nuevo en 2019, ingresó en la administración pública con gente sin preparación intelectual alguna, para hacer uso y abuso del Estado de forma burda. No fue solo Irene y las casas entregadas, fueron muchos hechos turbios los que dejaron sin base social a este proyecto de la extrema derecha uruguaya que fracasó y que vaticino que no tiene levante, porque la figura del líder quedó desprestigiada. Cabildo fue un movimiento tras un líder, perdido el líder, muere el movimiento.
Respecto al Partido Colorado y Ojeda, votó un poco más de lo que predije -tampoco tanto-, nunca creí que lo alcanzara o lo pasara a Delgado, ya que el “ojedismo” era un fenómeno mediático montevideano que en el interior no tenía estructura; a excepción de contados departamentos, los colorados perdieron sus estructuras partidarias -pensaba este escriba-, y eso los debilitará, pero parece que olvidé que quedaba algo de estructura en manos de Pedro y al volver él, jugó un papel importante en la votación final del coloradismo riverista.
La votación del Partido Nacional estuvo dentro de lo esperable, es cierto que votó un poquito menos, pero no 20 o 21% como se manejó en los últimos días de la campaña; mire, creo que las encuestadoras tienen algún problema metodológico con el interior -estimo, sin saber nada de estadísticas-, que no ponderan bien a lo que le faltó a los colorados y que sí tienen los nacionalistas: las viejas y queridas estructuras locales, que juegan un rol preponderante en la movilización y la fidelización del voto del Partido Nacional en buena parte del interior.
Luego de un período de gobierno marcado por los escándalos y tras una campaña electoral signada por las desavenencias internas a partir de la designación de Valeria Ripoll como candidata a la Vicepresidencia, los nacionalistas perdieron poco más del uno por ciento del electorado de 2019. Hay una base electoral muy fiel al partido de Oribe en el interior, que le sostiene guarismos de votación importantes, más allá de todo lío o toda desavenencia que haya con los líderes.
¿Y qué pasó con el Frente Amplio? Bueno, en mis pronósticos votaba un poco mejor, pero claro, siempre hay que considerar el piso del que se parte y el FA comenzaba el ciclo electoral en un 39 desde el que llegó o superó el 44%, poco menos de 200 mil votos más, eso es mucho en Uruguay. Logró que la fórmula fuera acompañada por más de un millón de uruguayos en la primera vuelta y se posiciona con relativa ventaja. ¿Qué ya ganó? Bueno, eso es imposible de decir, menos pronosticar, por más que todos los sesudos analistas se inclinan a dibujar un escenario en ese sentido.
¿Qué pienso de Salle y su votación? Bueno, si le digo la verdad me genera mucha desconfianza. Mi intuición es que es otro de esos personajes que desde una retórica izquierdista o izquierdosa, trabajan con objetivos contrarios a los que pregona una formación de izquierda. Es la subversión de los términos que en Argentina está representada con los anarquistas de derecha de Javier Milei, pero que en Europa tienen otro montón de expresiones que no citaré, aunque si usted escarba un poco por la internet, los detectará con facilidad.
Salle pregona contra la agenda 2030, sus votantes culpan a las vacunas de todas las muertes que ocurren desde el Covid en adelante, niegan el cambio climático pero le echan la culpa cuando llueve y cuando no llueve a Bill Gates y George Soros (que por supuesto son culpables de muchas cosas pero no de todo), despotrican contra la supuesta “ideología de género”, dicen que no existen izquierdas ni derechas, inventan palabras raras, gritan mucho, son verborragia pura. Un auténtico cambalache, que el politólogo López Burián definió como “rojipardos” en nota de La Diaria del pasado sábado y que me ayuda a cerrar este párrafo diciéndole que tan transgresores son que en el Parlamento se transformarán en un partido familiar, con padre e hija como legisladores en “la cueva de ladrones”. El mencionado politólogo dice que Salle y Cabildo son expresión de lo mismo y la verdad es que tiendo a concordar con él.
Dichas estas cosas, ¿qué podemos esperar para la segunda vuelta? Pues la verdad es que no veo claridad. Si bien el escenario es favorable a la izquierda, percibo pocos nichos de los que pueda sumar voluntades. Dentro del voto “ojedista”, ese que se impactó con los bíceps y los animalitos (es decir gente despolitizada), y lo votó, puede ser un público a conquistar por el FA. De Cabildo Abierto el FA ya sacó todo lo que podía sacar en primera vuelta (lo que queda es el voto fundamentalista y no habrá votos a Orsi ahí), y luego está ese universo de votantes de partidos chicos y de aquellos que votaron en blanco o con el Sí a la seguridad social, en el que puede pescar algún voto para la segunda vuelta, pero no veo que sean tantos.
Eso sí, si como dicen los politólogos, Orsi-Cosse necesitan poco más de 40 mil votos para ganar, se puede decir que no es una cifra inalcanzable, por lo tanto tienen razón los frenteamplistas en estar expectantes por lo que ocurrirá el 24 próximo.
A cuenta de profundizarle en el asunto, la votación del Sí sobre seguridad social estuvo por debajo de lo que este escriba esperaba, aunque sí estuvo en línea con el mínimo que entendía necesario que llegara para lograr presión cuando se convoque al diálogo social que la izquierda piensa llamar si gana las elecciones. También deberá escuchar ese FA que el 70% de sus votantes, en contra de lo que dijeron sus dirigentes, dijeron no a las Afaps.
Esa distancia entre militancia y dirigencia deberá la izquierda dirimirla de cara al futuro, porque si vuelven a llegar al gobierno y se alejan de la base, como ocurrió en parte del ciclo de 15 años, la permanencia en el gobierno puede ser corta.
Como verá, apenas fue un punteo esta edición elucubradora, seguro hay que decir más sobre lo que pasó y lo que vendrá, pero eso será materia para el martes próximo en el papel y jueves o viernes en la web. Si le parece, nos encontramos en siete días.
Imagen ilustrativa, tomada de la web.
Por Javier Perdomo.