Setiembre está llegando a su fin, dicen que luego de los últimos chaparrones se entibia el asunto y nos iremos acercando al estío, que no es lo mismo que el hastío que la campaña electoral les produce a muchos. Para el medio que nos soporta octubre es un mes particular, porque es el del aniversario (los 23). A uno, que está al mando de esta pequeña nave en el basto océano informativo, le hace temblar las piernas tanta responsabilidad y sin embargo, sigo hipotecando futuro con cada nueva columna elucubradora. Si así lo entiende, sígame y veamos qué surge esta semana, imbuidos de festivo espíritu por el onomástico que se avecina.
Es viernes, la columna del martes 24 debe comenzar a elaborarse sí o sí (no piense que surge de una), y la verdad es que no hay nada que al escriba de pueblo le entusiasme tanto como para dedicarle sus decires, lo que al final de la semana, comienza a causar cierto nerviosismo. Sin embargo, siempre aparece la novedad que permite el arranque y aparece cuando menos uno se lo espera.
En los portales noticiosos de la mañana contaban con bombos y platillos que tras reunirse con el equipo económico, el Presidente anunció que saldrá a defender la reforma de la seguridad social, ideada, aprobada e instrumentada por el gobierno que él encabeza. Nada nuevo, podría uno pensar, es lógico que la defienda, no debería dar para tanto titular, pero en realidad lo que quieren expresar esos grandes títulos es que Lacalle Pou está poniendo todo su caudal político en defensa de la reforma; la supuestamente bien considerada imagen presidencial, según lo que dicen los “sondeos de opinión pública” -que son más privados que públicos-, puesta a defender un proyecto de su gobierno.
Uno de malicioso que es, podría llegar a dudar de esa empatía que produce el Presidente y preguntarse si no terminará ocurriendo lo contrario, es decir que las salidas constantes del Presidente, no ya a defender la reforma de la seguridad social sino a defender toda su gestión, terminen teniendo un efecto negativo para sus intereses, porque más allá del milagroso 50% de aprobación del que se agarra él y sus asesores, en la mayoría de las temáticas de gobierno los índices de aprobación de la gestión son negativos.
De forma mayoritaria, la gente no ve con buenos ojos la marcha de su gobierno. Incluso muchos de los que volverán a votar a los coaligados ya sea por posturas ideológicas o por simple rechazo al Frente Amplio, reconocen que hay cosas que no le funcionan bien al presidente Lacalle Pou.
Claro es que la reforma de la seguridad social no es una reforma popular -como tampoco lo es la educativa-, aumentar la edad jubilatoria al barrer no fue una medida popular y tan solo con la perspectiva de volver a la situación anterior, el plebiscito se está transformando en una opción a respaldar, también para aquellos que le tienen cariño y aprecio a “Luis” y para todas/os los que se sacan selfies con él cuando anda de visita “sorpresiva” en algún lugar perdido del país. Así que yo no daría tan por sentado que le va a salir bien la jugada.
Ahora que pienso, quizás para el Presidente salir a jugar a favor del plebiscito ahora, sea como una especie de ensayo para lo que él pretende sea su regreso en 2029. Entenderá que si la iniciativa plebiscitaria no es aprobada por la ciudadanía será porque él salió a hacer campaña y eso le servirá como argumento después, cuando nos quiera venir a liberar de las barbaridades que habrá hecho el Frente Amplio, porque ni él mismo le tiene fe a Álvaro Delgado y sabe que las elecciones las ganará la fórmula de la izquierda.
¿Qué si yo creo que el FA hará barbaridades en el gobierno? Yo no creo ni dejo de creer nada, elucubro sobre cuál puede ser el sentir de nuestro Presidente al salir tan impetuoso a decir “acá vengo yo a salvar la ley”. Hasta ahí llega mi escritura, porque por suerte para él, no estoy dentro de su privilegiada cabeza (no me refiero a las preocupaciones que le genera su incipiente pelada), ni él calza mis zapatos.
Sé que usted me está pidiendo que le afloje un poco con el Presidente, pero ocurre que se ha expuesto bastante y cuando uno se expone sabe que recibirá críticas de las buenas y de las malas. En verdad, las elucubraciones no surgieron para cantar odas o alabar a nadie, así que ya sabe lo que acá encontrará en ellas, para el Presidente y para el que caiga en la redada.
¿Qué usted quiere que le diga algo sobre Yamandú Orsi? La verdad es que no me genera grandes expectativas, se lo tengo que reconocer. Con Orsi me pasa lo mismo que me ocurrió en la campaña de 2014 con Tabaré, no me mueve un pelo (y que maneje a un tecnócrata al servicio del capital como Oddone como posible Ministro de Economía, menos entusiasmo me genera), pero claro, uno siempre está dispuesto a dejarse convencer por la realidad y se verá con el tiempo qué pasa con su eventual gobierno. Lo cierto es que ha sido y es blanco de ataques constantes y de todos está saliendo bien parado, por más que a uno no lo entusiasme.
Lo que terminó siendo casi gracioso, aunque demandó una investigación profunda para determinar la verdad, fue la trama que armó Romina Celeste -y vaya a saber quiénes más-, cuando lo acusó de agredir a otra chica trans en 2014. Estoy seguro que ni los más fanáticos anti frenteamplistas se creyeron ese “bulo”, como dicen los españoles, que trajo lo peor de las campañas electorales de otros países al debate político en el país.
Orsi, como el gran favorito a ganar, es marcado al hombre; de cada una de sus intervenciones públicas surge alguna crítica, algunas de verdad graciosas. La más absurda fue la motivada por un comentario que realizó en un reciente almuerzo con empresarios argentinos en Buenos Aires. Allí el candidato del FA hizo un chiste que los coaligados de este lado no entendieron y salieron a hacer el ridículo al criticarlo.
Parece que Orsi dijo que los uruguayos somos argentinos menos intensos. El chiste es de un humorista uruguayo y en la reunión causó gracia, pero acá, “apátrida” fue lo mínimo que le gritaron al pobre, tomándose de una insignificancia para no hablar de las cuestiones de fondo que pudiera haber dicho el candidato.
Sabe, me parece que eso es un poco lo que pasa en general con el candidato del FA; los dirigentes de la coalición y los medios de comunicación a su servicio intentan ridiculizarlo, mostrarlo peleado con Carolina Cosse, difundiendo lo más superfluo de sus dichos para hacerlo ver como poco capaz de gobernar, pero eso no les está resultando en nada, porque es claro que Orsi tiene imagen de tipo honesto, a priori, honestidad que ha estado en cuestión para algunos jerarcas del gobierno que está finalizando. Con eso, les está ganando la carrera, al tranco nomás.
Es tiempo de irle poniendo el moño a la edición elucubradora del final de setiembre. Reconozco que puede no ser uno de los mejores textos de esta columna, pero deberá entender usted que la inspiración no es algo que surja como por arte de magia ni se la puede obligar a surgir. Igualmente, espero haberle aportado algún elemento para el análisis de este tiempo tan apasionante que nos toca transitar.
Será en siete días que volvemos a encontrarnos en la página 4 de su periódico o en la respectiva sección de la web, para seguir aprendiendo de una realidad cada vez más cambiante. Hasta entonces.
Imagen tomada de la web.
Por Javier Perdomo.