Está usted ante la penúltima edición del año 24 de las elucubraciones semanales; si por ello cree que debería bajar un cambio y hablar de las flores y los pajaritos que revolotean a mi alrededor, debo de desilusionarle porque ninguna festividad detiene el devenir de los hechos y acá en la página 4 del periódico de pueblo chico, solo los seguimos en busca de nuestras propias respuestas respecto al sentido de la vida y a los resultados de las acciones humanas. De eso y mucho más se escribe a continuación, si así le parece bien, vamos comenzando.
El proceso de transición entre gobiernos parecía que venía en un clima de bastante concordia, pero la aprobación de la autorización ambiental previa del proyecto Neptuno (con un montón de condiciones que el consorcio constructor debería cumplir antes de iniciar cualquier trabajo), sumado a las declaraciones de jerarcas del actual gobierno y del propio Presidente saliente respecto a la necesidad y viabilidad de la planta potabilizadora en la costa platense, avivaron esta etapa de tránsito de gobierno, que culminará una vez que asuma la nueva administración el 1° de marzo de 2025.
Le confieso que de cierta manera creí en la sinceridad de las actuales autoridades cuando comenzaron a plantear que era lógico que la decisión sobre si se debía avanzar o no con el proyecto la tenía que tomar el gobierno entrante, pero todo hace ver que se movieron algunas piezas, seguro algunas influencias, que llevaron a que el gobierno acelerara el paso y busque firmar el contrato antes de irse. No quieren dejar la decisión final al gobierno entrante, porque saben que el proyecto que lleva el nombre del dios del mar para los griegos, tiene grandes posibilidades de naufragar.
Por supuesto que el cambio de decisión o de estrategia llama la atención, como ha llamado la atención toda la energía que el gobierno ha puesto en llevar adelante esta obra faraónica que para la ciencia es negativa en lo ambiental, cara y casi inútil en su objetivo de proveer buena y abundante agua a la zona metropolitana de Montevideo. Y como broche de oro, viola la Constitución.
Pero más allá de los apuros de los salientes y las dudas de los entrantes, que el Neptuno esté detenido luego de casi cuatro años de haberse anunciado, es gracias a la acción de los movimientos sociales que lo han enfrentado. Tenga usted bien presente, que sin movimientos sociales como “Los Tucu-Tucu” (se debería decir las “tucu-tucu” porque las mujeres son mayoría en él), o el propio movimiento de vecinos de Rincón del Pino (con quien este escriba tuvo diferencias que no impiden percibir su valía), junto al respaldo de organizaciones nacionales de defensa del agua, el Neptuno estaría mucho más avanzado y significaría un problema para el gobierno que asumirá en marzo del año próximo.
En esto de no cometer los mismos errores del pasado que se habla en buena parte de la izquierda que asumirá funciones con el presidente electo Yamandú Orsi, está bueno traer a la memoria una lucha de la sociedad civil del departamento que mucho se parece al proceso que están viviendo los colectivos contrarios al Neptuno, a los que es de esperar que no les pase lo mismo que le pasó a otros movimientos sociales que alzaron su voz contra proyectos de ganancias fabulosas para unos pocos y de consecuencias ambientales y económicas negativas para las grandes mayorías.
A esta altura de 2005 había mucha expectativa por el ascenso del Frente Amplio al gobierno por primera vez y en San José había expectativas por saber qué pasaría con la planta de la empresa Dirox, productora de vitamina K3, sulfato de cromo y otros productos para curtiembres, que tenía una fuerte oposición popular que trasvasaba las pertenencias partidarias. Primero Gruval, luego Productores y Vecinos cuestionaron la presencia de esa industria tóxica en plena zona productiva de San José. Fue una lucha que comenzó al final del siglo pasado y estaba bien presente en el imaginario colectivo de los primeros años de este siglo.
Ese movimiento contó con el respaldo explícito del Frente Amplio y al ganar las elecciones, a fines de 2004 había esperanzas en que se avanzara en el cierre o en la relocalización de la cuestionada planta. Pero el pragmatismo de gobierno le ganó por goleada a la esperanza de la gente. El presidente Tabaré Vázquez ordenó respetar todos los contratos y la continuidad de la industria ya no se puso en cuestión, ante la atónita mirada de la militancia frenteamplista josefina que había respaldado a muerte los movimientos contra la fábrica.
Lo que sí logró el primer gobierno del FA fue hacer desaparecer la oposición a Dirox muy rápido. Para fines de 2006, el colectivo Productores y Vecinos estaba desapareciendo, agotados sus integrantes, desilusionados, cansados, enfermos algunos de ellos. Hasta hoy la cuestionada industria está allí, aunque nadie parezca acordarse de ella, invisibilizada su fachada con abundante vegetación, sigue produciendo bajo otros dueños y quizás, mayores controles. Ya no se escuchan voces disidentes y si alguien osa decir algo, se lo mira raro.
Con el tema del Neptuno estamos en el mismo punto que en diciembre de 2004 con Dirox. Todos los movimientos sociales están esperanzados en que el nuevo gobierno deje sin efecto el proyecto. Desde el Presidente electo hasta el Presidente del Frente Amplio dicen que el proyecto es negativo, por lo tanto habría que esperar que no haya dudas y que esa obra considerada casi inútil por la academia no interesada, sea detenida, aunque las dudas sobre qué terminará pasando, están.
Las conversaciones que este escriba de pueblo ha tenido con distintos actores del movimiento social contrario al proyecto, dan cuenta de cierto temor respecto a cómo pueda actuar el FA una vez que asuma el gobierno. Hay quienes dicen que el proyecto sale o sale, lo que sería una especie de traición que podría costarle muy caro a la nueva administración.
Hace 20 años atrás, el dejar hacer a Dirox, fue el comienzo de la desilusión de mucha gente en San José (que se reiteró con el tema de las papeleras en otros puntos del país), que esperaba que la cuestión ambiental fuera cara para la izquierda en el gobierno. No fue así y aún sigue siendo causa de desilusión para mucha gente de izquierda que dejó de votar a la izquierda.
Cuando se habla del alejamiento del FA de su base social, se habla de situaciones como las que le cuento en las que el pragmatismo se impone a los deseos y las necesidades de las grandes mayorías. Por eso es que ahora, en que todos estamos contentos, en plena luna de miel, es necesario realizar estos recuerdos de hechos pasados, para que no ocurran cosas como las que ocurrieron en 2005.
El Neptuno debe naufragar, el nuevo gobierno debe hacer lo dicho hasta ahora, dejar sin efecto este proyecto cueste lo que cueste, porque aunque haya que pagar multas hoy será ahorro para el futuro en calidad de aguas, de tierras y de control del Estado sobre el vital elemento. De no ocurrir así, se entrará en otra etapa de desilusión, quizás más rápida que en el anterior proceso y entonces, no haya ni siquiera 15 años de gobierno. Ojalá que el FA, de verdad, haya aprendido de sus errores.
Dichas estas cosas, comienzo la retirada por esta semana. Con el deseo de unas buenas fiestas, el escriba de pueblo se va yendo. Aún nos queda la última del año, que como ya fue dicho será el viernes 27. Hasta entonces.
Imagen ilustrativa, tomada de la web.
Por Javier Perdomo.