Ahora sí, pasados unos días, el escriba de pueblo tiene más elementos como para decirle alguna cosa sobre la elección interna. No es que uno sea una lumbrera ni nada por el estilo, pero de tanto ver cómo se desarrollan los procesos electorales se va aprendiendo a ver cómo se mueven las piezas en el tablero y es apenas eso lo que se puede transmitir, sabiendo siempre que puede estar cayéndose en el error. Bajo esa advertencia es que le invito a comenzar la segunda edición elucubradora de julio, recordándole que octubre está ahí nomás, a la vuelta de la esquina.
Lo primero que debo decirle, es que lo que se vio en la instancia del 30 de junio confirma lo que ha sido una de las hipótesis esbozadas por quien esto escribe respecto al proceso electoral en curso. Me refiero a la concentración de los votos en los grandes partidos, sobre todo en el FA, pero también en el Partido Nacional y la disminución pronunciada de la votación del Partido Colorado (pese a que quieran disfrazarla como un éxito fue muy magra la del 30 de junio), y de Cabildo Abierto, además de la pérdida de sus bancas del Partido Independiente (en el peor momento desde que se creó), del PERI y del Partido de la Gente, que ni siquiera participa de este proceso electoral.
Estoy seguro que usted está ansiosa/o por detener mis escritura para aclararme que esta fue una elección interna no obligatoria, que votó menos del 40% del electorado y que los resultados no tienen por qué reflejarse en la elección nacional de octubre. Yo le respondo que pese a que tiene razón en todo, me temo que no va a cambiar demasiado; es cierto que faltó un montón de gente a votar, pero los grandes números seguirán siendo los mismos. Por supuesto que puedo errarle y quizás en ese margen de error, Salle entra como Diputado -en el anca de un piojo, como se dice popularmente-, pero no habrá muchas más sorpresas que esa.
Sáqueselo de la cabeza, la polarización existente no permite el crecimiento de terceras propuestas, por más que puedan resultar atractivas para cierto electorado y para la tevé, que siempre está necesitada de mostrar cosas novedosas, aunque sean vacías.
El Partido Nacional, el Partido Colorado y Cabildo Abierto, con matices, representan a una misma familia ideológica, el Frente Amplio y todos sus grupos integrantes representan otra. Esos dos grandes frentes son los que estarán en la disputa en octubre y son los que acapararán el futuro Parlamento. El FA seguro tendrá varios más legisladores que en esta legislatura -con o cerca de la mayoría parlamentaria-, y los coaligados perderán los lugares del PI y del PDG, además de lugares que hoy ocupan colorados y cabildantes, partidos que disminuirán sus bancadas en ambas cámaras (mire, me animo a decirle que de seis senadores que tienen los socios menores de la actual coalición, quedarán a lo sumo tres).
¿Saca como conclusión usted que doy por descontado un triunfo frenteamplista? De verdad nunca se puede dar nada como un hecho, pero las posibilidades son altas y basta ver lo que han sido las más cercanas instancias electorales (ballotage 2019 y referéndum contra la LUC en 2022), en que los actuales coaligados han ganado por una diferencia demasiado mínima.
Tomando como referencia lo dicho por Manini Ríos la misma noche en que los coaligados ganaron el referéndum contra la LUC, uno se siente tentado a decir que sí, que la elección ya está definida, pero tampoco se puede ser tan definitivo porque los imponderables de una campaña electoral pueden hacer que las cosas cambien.
Recuerde, sin saber que había una cámara que lo grababa, dialogando con la Bianchi y Volonté, les dijo Guido algo así como “con esa diferencia, cualquier error que se cometa nos hace perder la próxima elección”. En ese momento, pocos sabían quién era Astesiano, lo que hacía Penadés, a qué se dedicaba Marset y las mil y una derivaciones que estos asuntos han tenido desde el momento en que el custodio presidencial fue detenido en Suárez y Reyes.
No tenga usted ninguna duda que de aquí a la elección de octubre habrá más novedades de esos casos y por más que difundan 50 encuestas en que la popularidad del Presidente ande por las nubes, eso no va a lograr tapar el sol. Seguirán sumándose los desencantados que terminarán votando al FA asombrados ante tanto desorden institucional.
Ya me saldrá usted conque con la designación de Ripoll como candidata a la vice sorprendieron y que le van a sacar votos a la izquierda y que Ojeda también le va a restar votos al FA y no sé cuánta cosa más. Pues lo siento, pero debo decirle que ninguno de los dos factores será motivo de cambios significativos. Ya quedó claro, Ojeda pesca en la misma pecera que los nacionalistas, pese a que diga que su objetivo es que la coalición le gane al FA y la lista de Ripoll tuvo una votación marginal de votantes del propio nacionalismo.
Dicen que la decisión de llevar a la Ripoll en la fórmula, se basó en encuestas que estiman que puede pellizcar votos en el área metropolitana de gente hasta ahora identificada con la izquierda, donde está la mayor debilidad electoral de los coaligados (aunque en la elección de 2019 hicieron un poco más de fuerza), pero esa sola idea resulta algo improbable en base a todo lo que le acabo de mencionar y a cierta incapacidad de los nacionalistas de entender a los votantes de izquierda.
Últimos comentarios: en las charlas de boliche -esas que cada vez son menos, por las dudas le aclaro-, he “combatido” esa idea obsesiva de la izquierda por conquistar el interior porque entienden que las elecciones 2019 las perdieron porque votaron mal tierra adentro y si bien eso es verdad, no la es toda.
El asunto es que en 2019 el FA no votó todo lo bien que se podía esperar en la zona metropolitana. Por eso, mi argumentación en esos intercambios es, está muy bien con que deben mejorar la llegada al interior, pero para ganar lo que deben hacer es mantener la fuerte predominancia en Montevideo y Canelones, donde viven cerca de dos millones de personas, y después, pellizcar en el resto del país, donde vive un tercio de la población y en donde históricamente el nacionalismo ha sido preponderante.
Si usted mira el mapa que quedó de la interna, eso fue lo que terminó sucediendo. El FA mejoró su votación en la zona metropolitana y después tuvo buenas performances en los departamentos del litoral (Soriano, Río Negro, Paysandú y Salto). Si logra fortalecer este escenario para octubre, la elección podría estar definida.
Claro, ya le dije, nada de lo que acá se ha escrito es una palabra definitiva. Los imponderables no son manejables ni por usted ni por mí, así que las dotes adivinatorias son limitadas para todos. Por eso tendremos que esperar a que la campaña se desarrolle y se efectivice la votación para saber qué tanto le acertamos, aunque la verdad sea dicha, nada de lo que se escribe en esta columna, importará entonces. No importará si los blancos eligieron bien a la Ripoll o si Ojeda es o no la renovación -y/o salvación-, colorada, ni si Orsi y Cosse se llevan bien o mal. Serán otras las conclusiones.
No queda ya más que comenzar la despedida. Este espacio que nació como una diversión veraniega ha ganado una trascendencia inimaginable para su autor. Por eso es hoy una responsabilidad responder a la demanda de los lectores. Podrían decirse muchas cosas de la elección, lo cierto es que lo expresado acá, es apenas un resumen de lo se podría decir. Usted y yo sabemos que habrá nuevas oportunidades para entrar en detalles. Hasta pronto entonces.
Imagen de archivo, La Semana (S. Parentelli).
Por Javier Perdomo.