Elucubraciones

Elucubraciones semanales, edición 26/07/2022: «Nichos electorales y explosiones paquetas»

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Si a uno le está costando arrancar la escritura, significa que la cabeza pide parar, pero la vida obliga a no detenerse y a continuar dándole palo. Dicen también que la información no se detiene y sus difusores tampoco podemos descansar, pero uno se las ingenia para retirarse un poco y ver las cosas con más perspectiva. Por eso es que existe la columna elucubradora, en la que el señor Director del medio escrito de un pueblo perdido en la inmensidad del mundo, se da el lujo de andar opinando sobre lo que ve desde su cómoda silla. Así es que surgen los decires y pensares que se expresan a renglón seguido. Si le parece, vamos adentrándonos en ellos.

Sabe, hace poco nos preguntábamos con un amigo sobre qué tanto le importa a la gente común y corriente -una categoría social bastante difusa pero existente-, todas esas cosas en las que anda inmersa una inmensa minoría de personas, pero que tiene mucha prensa y capacidad de acaparar la atención de los famosos “formadores de opinión”, uno de los cuales se supone que podría ser este para nada humilde escriba de pueblo.

La pregunta es, qué le preocupa a la gente, si sale o no sale el TLC con China o si tiene luz y seguridad en su cuadra; si sale la reforma de la seguridad social o si no le alcanza para pagar la luz o el agua del mes; ¿se interesa el ciudadano medio por qué discuten los legisladores en el parlamento o le preocupa si la policlínica de su barrio tiene o no tiene médico?

Pues la verdad es que todo me lleva a pensar que en el orden de prioridades, al ciudadano de a pie (que entra en la misma categoría de la gente común y corriente), no le interesan más que sus necesidades concretas, barriales, zonales, y es como hablarle en chino -precisamente-, cuando se le habla de tratados de libre comercio o de reforma de la caja militar, por citar sólo dos temáticas en boga.

Yo sé que todo tiene que ver con todo, que no hay hechos aislados, sino que todo está interconectado en una gran red de eventos que influyen entre sí, pero hay muchísima gente que eso no lo percibe ni de broma. Es gente que no mira los noticieros o si los mira es casi como un divertimento más; es gente que vive centrado en su pequeño mundo (a veces confortable, a veces caótico, como todas las realidades), y a la que el afuera no le interesa mayormente.

Por eso, cuando escucho a mucha gente de izquierda decir que la “fuerza política” (una terminología acuñada por Tabaré Vázquez que nunca me gustó), tiene que “trabajar” en el interior, porque es ahí donde pierde (argumento éste que no me convence del todo, dicho sea de paso), percibo que no hay mucha idea del trabajo que deberían de hacer, porque esta perspectiva que le menciono no está totalmente incorporada, al menos en lo que uno conoce y escucha.

La izquierda no adecúa su mensaje a las necesidades de ese electorado que no sigue la agenda global ni nacional; y es cierto que allí pierde un “nicho” de electores, donde, por ejemplo, el Partido Nacional es muy fuerte, pero vale dejar claro que esa no es la razón única por la que pierde elecciones como la de 2019.

Toda esta perorata venía a cuento de que antes de empezar a escribir pensaba en si valía la pena adentrarme en el papelón internacional que está haciendo el gobierno con todo este asunto del TLC, el Mercosur y China. Me entró la duda por ese desinterés que le digo que existe. Qué puede aportar uno, cuando nadie se interesa, ¿no?

¿Usted dice que igual debería hablarle del tema? Quizás no, quizás debería seguir la misma línea argumental del principio y hablarle de los nichos electorales. Lacalle Pou y su barra, llegó al gobierno haciendo promesas concretas a determinados “nichos” de votantes, nunca pensando en un proyecto de desarrollo nacional, ni nada que se le parezca.

Por eso es que está obsesionado con el TLC chino (un tratado que ni a los chinos le interesa mucho), para poder cumplir con los ganaderos que los votaron (el nicho de los malla oro), y por ello está dispuesto a romper hasta con el Mercosur. Otro “nicho” de sus votantes son los cazadores y los promotores de la caza deportiva, para los que flexibilizó las normas vigentes, desoyendo a todas las organizaciones conservacionistas y ambientalistas del mundo.

También tiene un “nicho” muy preciado entre las iglesias evangélicas para las que está legislando ahora con el proyecto de ley de tenencia compartida de los hijos (este “nicho” lo pelea con Cabildo), y ni hablar que conforma al “nicho” de los dueños de la televisión con todas las normas que los están favoreciendo. Así sucesivamente se podría citar otros “nichos”, pero en el momento en que escribo no me vienen otros a la memoria, aunque intuyo que usted está pensando en algún “nicho”.

No hay un proyecto de país definido, sólo hay acciones que buscan contentar o favorecer a pequeños grupos de electores que forman la base social de la actual administración y que eran o se volvieron opositores al anterior gobierno.

Usted me preguntará, contentar a los votantes propios está mal. No, claro que no, todos los partidos y facciones buscan congraciarse con su electorado, pero esas acciones para satisfacer a “la barra”, tienen que estar acompañadas de un proyecto de país que no beneficie a unos, para terminar perjudicando a otros y si me permite que se lo diga, eso está ocurriendo en el Uruguay de hoy, cuando unos pocos siguen acumulando capital, mientras siguen siendo miles, terminada hace tiempo la emergencia sanitaria, los que siguen comiendo en ollas populares, gracias a la solidaridad de la gente común y corriente, que siempre está presente, más allá que no sepa nada de tratados de libre comercio y cuestiones por el estilo.

Un último comentario antes de la retirada. La pasada semana se produjo una explosión en un edificio de un barrio montevideano de “gente bien”. Desde que ocurrió el trágico hecho (porque sí fue una tragedia, más cuando con el paso de los días se supo de un fallecido), la gran prensa y los canales de tevé no han parado de presentar más y más informes. Horas y horas de televisión, litros y litros de tinta estampados en papeles como éste, mostrando todos los detalles del hecho, explicando cómo fue, hablando de héroes, salvadores de ancianos, consecuencias económicas y blah, blah, blah.

La pregunta que nos hacíamos con otro amigo -no el que le mencioné al principio-, es qué cobertura hubiera tenido un hecho similar ocurrido en algún asentamiento de la periferia, donde además hubiera habido alguna persona fallecida. Seguramente un informe en el informativo del día y de inmediato pasaría al olvido, porque en este país los pobres no son noticia, a menos que cometan un delito, claro está.

Es lo que le mencionaba al inicio de estas líneas, todo se trata de ver quién maneja la agenda. Unos riquitos montevideanos, son para los medios, más trascendentes que los pobres que mueren entre llamas en los barrios periféricos. Deberíamos entender que todas las tragedias, las de los ricos y las de los pobres, son igual de trágicas.

Al finalizar la edición elucubradora de fines de julio le debo informar que el martes 2 estaremos ausentes. Ya le dije que los periodistas también nos merecemos un descanso, aunque éste sea breve. Los espero en 15 días con una agenda mucho más rica, provocada por esta insignificante ausencia. Hasta entonces.

 

Por Javier Perdomo.

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