Disculpe usted, pero con esto de la salida de miércoles del pasquín de pueblo, ando medio despistado. Uno es un animal de costumbres y cuando surgen estas alteraciones, es difícil prever qué puede salir de una mente tan atribulada y confundida como la de este escriba de pueblo. Igual, anímese, las elucubraciones intentan ser el lugar donde la calma le gana la batalla a las tormentas de su autor. A renglón seguido van a ir surgiendo pistas de lo que nos va a deparar este noviembre caluroso.
¿Debería sumarme, al empezar, al coro de saludos y vítores hacia el gobierno porque no aumentó los combustibles al comenzar el mes 11? Es lo que usted esperaría de un ciudadano de bien en este tiempo de coalición multicolor. Lamento desilusionarle, pero no, usted sabe bien que soy difícil de conformar por más que todas las cuentas cierren bien.
¿Sabe por qué no? Muy sencillo, es que desde que se aprobó la Ley de Urgente Consideración (LUC), pasamos la última semana de cada mes pendientes de si nos van a perdonar o nos van a vacunar con un nuevo aumento de los combustibles. Con el nuevo método de fijar los precios, podrán no subirlo un mes, quizás dos, incluso hasta tres (sobre todo pensando en que se les viene el referéndum), pero siempre viviremos expectantes de si sí o de si no, al terminar cada mes, porque así lo establece la maravillosa metodología que inventaron.
Es algo mentalmente insalubre para todos, pero además inefectivo (es mentira que habrá meses que bajará de forma sustancial), porque el precio del petróleo es algo que Uruguay jamás va a manejar (ya que entre otras cosas no lo tiene), y la tendencia de éste es siempre a la suba, pues es un bien finito y cada vez más escaso.
Mire, eso de dejar que el libre mercado fije el precio de los combustibles, no existe, todos los gobiernos, los frenteamplistas, los colorados, los blancos del pasado, todos ellos, han gestionado políticamente el precio de los combustibles, porque es una variable trascendente en la economía del país.
Le digo más, el actual gobierno gestionó políticamente el precio de los combustibles al decidir por segundo mes consecutivo no subirlos, pese a que su fórmula mágica -el ppi, precio de paridad de importación-, le decía que era necesario subirlos. Es más le digo, fíjese usted que si no hubieran gestionado de forma política los precios, es probable que hoy la nafta costara cinco, siete u ocho pesos más y que con ella hubieran subido todos los precios de la canasta básica, que son los que a un escriba de pueblo como éste, que apenas si cuenta con una modesta bicicleta para moverse, le preocupan de verdad.
El gobierno tuvo que dejar de lado su ortodoxia liberal porque vio que se le desmadraba la economía (más aun, claro), y debió intervenir para que la fórmula que nos iba a dar la tan mentada libertad, no se aplicara.
Una sola cosa más antes de cambiar de tema. La excusa que se usó para no aumentar los combustibles fue que UTE está vendiendo energía en cantidades importantes a Brasil y generando así ganancias enormes para el ente y para el Estado uruguayo. Lo que muchos obvian decir es que esa venta tan importante de energía, es posible porque hubo un Estado que invirtió, que generó el plan de energía eólica, que invirtió en las centrales -la térmica y la de ciclo combinado que tenemos acá cerquita-, que realizó la obra de interconexión eléctrica con Brasil.
Poderle vender energía a los vecinos (porque a Argentina también se le vende), es posible porque el país genera excedente ya que hubo un Estado “proactivo”, como les gusta decir ahora, que realizó inversiones importantes pensando en un país de constante desarrollo y no en éste del achique en el que nos está tocando vivir.
¿Usted espera que yo le recuerde quién hizo esas inversiones que nos dan seguridad energética? No lo voy a hacer, usted sabe que fue el Estado, gobernado por un grupo de ciudadanos que lo quieren fuerte y no reducido a ser mero observador de lo que hacen los que llevan oro en sus mallas.
Pero bueno, donde parece no querer achicar el Estado una parte de la coalición es en la idea de que existe para controlar socialmente a sus habitantes (la vieja imagen del Estado juez y gendarme del liberalismo), ya que, por ejemplo, el proceso de destitución de los profesores del liceo 1 de San José, tiene como indudable objetivo el amedrentamiento de un colectivo, el ponerle límites a la libre expresión de las ideas de un grupo de ciudadanos.
Hace un tiempo le hablé de lo elástico del concepto de laicidad y le dije que lo que ocurrió en San José de Mayo está lejos de ser un acto violatorio de ella. Violar la laicidad es que un docente utilice su influencia sobre los estudiantes para que opten por tal o cual fracción o partido en una elección de índole nacional. Sacarse una foto fuera del horario de clase, en sala de profesores -sin alumnos presentes-, respaldando la campaña contra una iniciativa de referéndum hacia la cual el gremio docente está en contra, no es violatorio de la laicidad, es ejercer su derecho de expresar su opinión.
La posibilidad latente de que la autoridad de Secundaria (a partir de la LUC ya no se puede decir autoridades), decida la destitución de dos de los docentes (que podrían ser todos los que en su momento fueron sumariados), por manifestarse con libertad en un tema de debate público, es demasiado grave. Nos pone ante la perspectiva de un gobierno autoritario, sería bueno que la señora Cherro y sus superiores (Silva, Da Silveira y el propio Presidente), piensen bien antes de tomar una resolución que puede desembocar en una escalada conflictiva muy grande, porque es claro que ni los docentes ni el movimiento social en general, aceptarían una medida de ese tenor sin resistencia.
Quizás el equivocado sea este escriba y lo que quieran las autoridades educativas, es precisamente ir al choque con los sindicatos. Aunque si me permite decirle, creo que si es esa la estrategia, no es muy inteligente, pero qué le voy a hablar yo de inteligencia si apenas sé lo que es ir combinando letras sobre un papel, algo tan devaluado como el pensamiento crítico, en esta segunda década del siglo XXI, el siglo del algoritmo y los “metauniversos” de Zuckerberg.
Para terminar le digo, ya sin posibilidades de extenderme lo que quisiera, que los signos de autoritarismo -confundidos como actos de autoridad-, están viéndose por todos muchos lados. Es una pena, porque la convivencia democrática, el Estado laico en el que todas las opiniones cuentan, era una característica de nuestra democracia y si uno observa con detenimiento ve que se está perdiendo calidad democrática.
Pero como le dije, no puedo extenderme en ello ahora porque el espacio con el que cuento para desarrollar la columna elucubradora es tan autoritario que me dice que debo terminar ya. Quizás sea el tema que inicie la columna elucubradora por venir, nunca se sabe. Vio que las elucubraciones tienen eso de no dejarse condicionar antes de empezar. Nos vemos en menos de una semana, volviendo a la normalidad de martes.
Por Javier Perdomo.