Julio ya es pasado y agosto nos cubre de presente. Las elucubraciones se tomaron un descanso pero ya es momento de ponernos en órbita porque las cosas ocurren aunque nosotros no queramos. Bienvenidas/os sean al espacio políticamente más incorrecto de este medio. Si está dispuesta/o a no concordar en nada con lo que escriba el autor de estas líneas, le invito a saltar al siguiente párrafo.
Sabe, cada día que pasa veo con planteos más duros a buena parte de la coalición multicolor; pareciera que están en una desaforada competencia por captar el voto más de derecha del electorado uruguayo. Veamos, por un lado aparece el ex ministro Heber con su propuesta de enviar en cana a quienes viven en la calle, como si los estados no tuvieran ninguna responsabilidad sobre las condiciones en que viven sus ciudadanos, como si las políticas que aplica el gobierno que él integra no fueran responsables de nada de lo que le ocurre a la gente y como si todo se dirimiera entre el esfuerzo y la suerte que tenga cada persona.
Después, tenemos a Zubía encabezando el equipo de seguridad del presidenciable colorado, Ojeda, que también está buscando reflotar a Pedro Bordaberry como candidato al Senado. Le sumo a su vez al general Manini Ríos, que designó a una ultra puritana señora, que fue cercana al Opus Dei (la congregación religiosa más conservadora de la Iglesia Católica), como compañera de fórmula.
Si esfuerzo el intelecto seguro que puedo sumar algún otro ejemplo, pero lo que quiero transmitirle es que todos están pescando en la misma pecera, es decir, entre los votantes que nunca votarían ni votarán al Frente Amplio. Esto, de alguna forma lo hace suponer a uno que en la coalición están viendo difícil seducir a los indecisos y que tras cuatro años largos de gobierno y mil escándalos, muchas de sus figuras están yendo a lo seguro para obtener por lo menos una banca en el Parlamento que saldrá de la instancia de octubre, en el que ya se ven con fuerzas muy disminuidas.
Otro asunto que creen que les rinde bastante entre el público al que están apostando los sectores de la coalición es Venezuela y el demonio Maduro, por eso hace más de 15 días que la mayoría de la dirigencia coaligada no habla de otra cosa (además que les sirve para distraer la atención). Cualquier tema sobre el que se les pregunte es bueno para meter a Venezuela en la olla. Es más, montaron todo un show en el Senado para emitir una declaración respaldada por su mayoría circunstancial, que sabían de antemano que el Frente Amplio no iba a acompañar y declararon ganador al candidato opositor sólo porque ellos lo dicen.
Lo más gracioso es que pretenden trazar un paralelismo entre el proceso venezolano y la izquierda uruguaya y la verdad sea dicha, lejos están de parecerse ambos movimientos, aunque provengan los dos de tradición progresista o de izquierda. Eso, el uruguayo común y corriente lo sabe, porque ya fueron gobernados por la izquierda. No es algo que resulte desconocido un gobierno de la izquierda uruguaya, como podía ocurrir antes de 2005.
Y la verdad sea dicha, podrá a usted gustarle o no, pero poco se parecieron a un gobierno chavista los 15 años en que gobernó el FA en Uruguay. Es más, hay amplios sectores del Frente Amplio que piden la cabeza de Maduro con la misma fuerza que la derecha más extrema y los restantes, tienen un respaldo crítico. Nadie está “casado” con Maduro.
¿Qué cuál es la opinión del escriba? Bueno, me ubicaría entre los que tienen un respaldo crítico. Mire, se lo sintetizo en pocas palabras, no creo que un gobierno asediado de la forma en que lo es el venezolano, aguantara ni cinco años en el poder sin respaldo popular. El chavismo sigue resistiendo luego de más de 25 años, resiste aun sin Chávez, resistió en la miseria y ante el despojo perpetrado por la comunidad internacional y ahora resiste en un tiempo de mayor bonanza económica. Sin gente atrás, eso no se puede hacer. Ese es el primer elemento que pongo en discusión.
Para validarse ante el mundo, el chavismo ha debido realizar en 25 años en el gobierno, 31 elecciones. Se puede arreglar alguna, pero no todas. Es más, algunas perdieron, como aquellas parlamentarias que dieron origen a un despropósito mundial como fue la aparición de Juan Guaidó, que fue electo Presidente legal de Venezuela por Donald Trump, quien gracias a eso despojó al país de sus reservas internacionales. Una vez que Guaidó ya no les sirvió más y se comprobó que era una gran farsa, cayó en el ostracismo.
Dicho esto, es claro que tanto tiempo en el poder genera vicios y tentaciones peligrosas y eso provoca las dudas que uno tiene. Muchos de los cuadros del chavismo parecen no estar dispuestos a abandonar sus posiciones de privilegio e incluso pueden estar involucrados en hechos delictivos. Todo eso es lo que desemboca en acciones reñidas con nuestra forma de ver la democracia, pero también se ven situaciones similares en otras naciones. A nadie parece importarle la dictadura de Boluarte en Perú o que Zelensky en Ucrania no llame a elecciones.
¿Sabe lo que a mí más rechina de todo esto? Es esa imposición de un discurso único, basado en la idea de que todo lo malo del mundo está representado por Maduro y que no hay otra solución que derrocarlo. A mí con eso no me arrean, porque antes de Maduro fue Sadam y antes fue Gadafi y Castro y el comunismo. El imperio siempre está inventando un malo para mantenernos ocupados mientras depreda las riquezas del mundo. Quizás sea tiempo de ver con atención dónde es que está de verdad el mal.
Donde está claro que anduvo el “maligno” es en el Batallón 14. Allí acababan de encontrar restos de un nuevo detenido desaparecido durante la dictadura cívico-militar. Esa unidad militar parece haber sido el “depósito” de los represores cuando se les iba la mano y un preso se les moría. Dicen quienes han estado en territorio que seguirán apareciendo huesos. No saben cuántos, pero es un hecho que hay más restos.
Parece que luego de concluir que es un lugar donde es seguro que haya más restos, a alguien se le ocurrió plantear que el 14 deje de ser un cuartel para poder seguir excavando sin que por el lugar ande gente de un lado a otro y de inmediato hubo quienes pusieron el grito en el cielo. Es casi una ironía, siguen guardando silencio ante la evidencia de la barbarie, pero saltan indignados porque un cuartel podría dejar de serlo. Si no fuera cierto, sería hasta gracioso.
Una cuestión que me ha rechinado mucho, le comento ya para irme, es el intento del ahora senador Javier García (ex Ministro de Defensa), de mostrarse como un adalid en la búsqueda de detenidos desaparecidos. Cualquier persona mayor de 30 años en este país sabe que el PN hizo todo lo posible para que no se investigara nada hasta antes de las investigaciones que realizó el FA al llegar al gobierno.
A último momento y porque les quitaba votos (no se puede decir que les aportara pero sí les podía sacar), en la campaña electoral pasada dijeron que iban a seguir con la búsqueda y han cumplido. Ahora, de ahí a ser los grandes responsables de develar información del proceso dictatorial, hay un trecho largo. No nos trate como tontos, García.
Dichas estas cosas, es tiempo de darle cierre a esta descansada edición elucubradora. Ahora sí, retomando el ritmo habitual, en siete días estaremos otra vez acá, con un discurso cada vez menos complaciente, pero con sus fundamentos. Si le parece bien, volvemos el martes. Hasta entonces.
Imagen ilustrativa, tomada de la web.
Por Javier Perdomo.