Elucubraciones

Consideraciones urgentes (columna del 28 de enero 2020)

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Tranquilo, tranquilo, en las elucubraciones de esta semana estoy considerando urgentemente no hablar de la LUC (Ley de Urgente Consideración), aunque ya sepa que está ansiosa/o porque le brinde mis pareceres a ese respecto. Sabe lo que pasa, su contenido es lo que avalaron los uruguayos con su voto hace unos meses y como uno está convencido que fue un error histórico (de muchos actores), lo mejor sería que las consecuencias comiencen a verse en el día a día, por lo que bien podría dedicarme a hablar de deshojar margaritas en lugar de atacar los considerandos urgentes de los multicolores. Déjeme pasar al siguiente párrafo y pienso sobre qué se hablará en esta ocasión. Bienvenida/o, le digo, a la columna que no se deja llevar por la agenda, pero que la hojea.

Ahora que pienso -sin entrar en profundizar ningún articulado-, no faltará un malpensado que crea que uno desea que le vaya mal a los multicolores (en realidad a ellos les va a ir bien, porque llegan a gobernar para las elites, y las elites nunca pierden), pero la verdad es que no hay nada más lejano al sentir de este escriba ¿Sabe por qué? Porque nosotros, los pequeños (no sólo de altura), los que corremos mes a mes tras el peso para sobrevivir, los semi-excluidos del sistema, somos los que vamos a sentir el mazazo que se avecina. De verdad no hay nada para celebrar y mucho para preocuparse, por eso es que por momentos, casi que ni quiero pensar en el futuro, como pareciera que le ocurre a mucha gente que ahora está cayendo en la cuenta de lo que se avecina.

Sabe, en estos días he conversado con un par de personas sobre el mismo tema: hasta la aparición de la LUC, a nivel político y también entre los comunes ciudadanos como uno, había gente que pensaba que no había cambiado nada, iban pasando por el período de transición como si todo estuviera igual, como si hubiera cambio de gobierno. He visto a algunos políticos seguir compitiendo por posiciones personales como si fueran a seguir gobernando y he visto también a gente común y corriente, gastar y endeudarse como si la abundancia no tuviera fin. Navidad, fin de año, fiestas, viajes, celebraciones, nuevas deudas; me recordó a la bonanza de los años 2012, 2013 el fin de año y el comienzo del verano. Hay que avisarles, lejos quedaron aquellos tiempos.

¡No les ha caído la ficha todavía! Claro, unos porque están salvados de antemano y viven en sus burbujas palaciegas sin ser afectados de verdad por lo que viene; los otros por aquello de “no me importa quién gobierne porque lo que tengo lo gane con mi esfuerzo”, como si las condiciones económicas se generaran solas y fuera cuestión de tener fe, actitud y suerte (mucho coaching, autoayuda y literatura new age), para que las cosas le rueden bien o mal a uno.

Sin embargo después del miércoles 22 de enero, la actitud inevitablemente cambió para muchos. Se sorprendieron de urgencia. Lacalle Pou le puso la carne en el asador a sus socios multicolores (que en estos días ya le están sumando sus propios aderezos), y el proyecto neoliberal se pone en marcha otra vez en Uruguay, con el voto ciudadano. Es así de simple y claro.

Desmantelamiento de las empresas públicas -empiezan por Ancap-, pauperización de los servicios públicos (salud, educación), limitación de las libertades sindicales y un Estado policíaco para aplicar el modelo. La receta de siempre. Eso votaron los uruguayos el año pasado y uno, que se ve con cinco años de difícil lucha por la sobrevivencia desde el 24 de noviembre del año pasado, no se sorprende de nada, el tema es toda esa pobre gente que pensó que todo iba a seguir igual, que se podría seguir yendo de viaje al Caribe como quien va a Kiyú o hacerse un nuevo tatuaje en el dedo gordo del pie, porque tiene onda.

Claro, vendrán tiempos de pelea -eso ya lo sabe el escriba-, pero será para más adelante, por ahora es momento de cambiar el rumbo de este camino elucubrador, ya que en la escena josefina hay también cuestiones de las que este para nada humilde servidor, debe ocuparse.

Finalmente Juan no sale en el próximo carnaval; perdón, no se presenta en la próxima elección departamental. Por más que uno lo tenía claro hace tiempo, había gente empeñada en mantener su nombre en la discusión ¿Las razones para esto? Bueno, quizás se tratara de aspiraciones personales o ánimos revanchistas de desplazados de los primeros lugares de la Intendencia por el falerismo; quizás de verdad, Alianza y Carlos Daniel Camy pensaban que con Chiruchi tenían más posibilidades de ganarle al “Sumate”; quizás Camy no quería ser candidato para no perder rueda en el Senado y por eso insistía tanto con Chiruchi, no lo sé, no lo puedo determinar sin especular -que no es lo mismo que elucubrar-, pero al final terminaron perdiendo los dos grupos, porque Alianza no tendrá candidato a la comuna (sí tendrá candidatos en los municipios), y surge de la nada una figura como César Zunino (ver nota en esta edición), que está lejos de ser el contrapeso que Ana María Bentaberri necesita para potenciar a su partido.

Ahora ¿Esto que le digo, implica que el Frente Amplio puede tener alguna posibilidad de triunfo en San José? De ninguna manera. Con un escenario nacional adverso y anti-frenteamplista y una vida de hacer las cosas mal, no me explico cómo hay gente que piensa que pueden ganarle al Partido Nacional. Con muchísima suerte, podrá mantener los 11 ediles que tiene y conservar el Municipio de Ciudad del Plata (por inercia y no por buena gestión).

Yo sé que soñar no cuesta nada, pero en política hay que soñar con los pies en la tierra y no quedarse con la mirada ilusoria de los comités, donde todos son compañeros y creen más o menos en las mismas cosas. Afuera hay mundo y ese mundo no es de frutillitas, si no miren lo que les pasó en las nacionales, época en la que había gente que suelta de cuerpo decía que ganaban en primera vuelta, porque en el Facebook tenía muchos amigos que iban a votar al FA.

Sí, sí, basta de darle vueltas a cuestiones intrascendentes, me pide usted, que con los líos que tiene el FA y la catarata de improvisados candidatos de los multicolores en Montevideo, los problemas josefinos son una nimiedad absoluta, pero era necesario ratificar los pareces que tantas veces manejó este escriba sobre si volvía o no “Juan”.

Le voy a dar la razón, será mejor que me dedique a tomar sol en la playa y no alterarme los nervios por los problemas que deberemos afrontar mañana. Vivamos el hoy, que para entibiarnos sin el calor del sol, tendremos cinco multicolores años. Por el momento, las elucubraciones se retiran, en siete días habrá más tela para cortar, aunque la tijera esté desafilada. Hasta la próxima entonces.

 

Por Javier Perdomo.

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