Ya había ocurrido en las finales del Sur ante Canelones, también en el cruce de semifinales; ese porfiado último suspiro del tiempo reglamentario o ya en tiempo adicional, volvió a pegarle al equipo de Gustavo Cabrera, quebrando el invicto que sostenía en el Casto Martínez Laguarda.
PAREJO | El trámite del partido fue como se preveía muy parejo; friccionado, un choque de pierna fuerte, disputado básicamente en la mitad del campo, donde ambos equipos pudieron generar algunas chances en los primeros 45 minutos. Las más claras para el locatario estuvieron en los pies de Mauro Portillo que en definiciones ante la puerta minuana erró por centímetros.
Por momentos el equipo albo abusó del pelotazo como recurso para lanzar a sus puntas, esto facilitó la pronta recuperación de los minuanos que funcionaron con mejor planteo colectivo, Fernández tuvo dos chances que no se concretaron por poco. Con marcador cerrado se fueron al vestuario, donde los entrenadores retocaron su estrategia para la segunda mitad.
COMPLEMENTO | Desde los primeros minutos de la segunda mitad, ambos técnicos comenzaron a jugar sus fichas de recambio. Gerardo Cano, entrenador de la visita mandó a Andrich en clara apuesta ofensiva; rápidamente Gustavo Cabrera envió a Santiago Gáspari, a pesar que no está en el 100% de su capacidad por un persistente problema en su dedo meñique.
El trámite se volvió más intenso, con intenciones de ambos equipos de abrir el campo y buscar el tanto de la apertura. Gonzalo Ruiz evitó en buena intervención la caída de su arco en los pies de Pérez. La respuesta fue una buena combinación de la ofensiva alba que no pudo definirse.
Diego Torres tuvo la más clara en un personal ante el arquero Hernández. El disparo de Torres se fue apenas sobre el horizontal. Las variantes su fueron sucediendo. En el local, ingresaron Cabrera, Gil; el entrenador buscaba experiencia, calma y velocidad para lastimar al rival que estaba haciendo su negocio de no perder y amenazar sorpresivamente la última línea de San José.
El tiempo fue transcurriendo. El local había generado más y quizás debió concretar alguna de las oportunidades, pero Lavalleja jamás abandonó su afán ofensivo y cuando el empate parecía sentenciado, a los 90 de juego, Andrés Berrueta aprovechó el adelantamiento de la última línea maragata y recibió a espaldas de la defensa, encaró a Ruiz y definió como ha definido tantas veces con la casaca tricolor.
Otra vez el porfiado suspiro final, otra vez ese detalle mínimo que se escapa de la estrategia y de la lógica de los entrenamientos y charlas técnicas. Tal vez sea el afloje tras la tensión del partido, quizás el asumir el resultado antes del pitazo final, pero le ha pasado a San José en los últimos partidos y en esta ocasión le pone la obligación de ir a Minas el próximo domingo (17 horas), a ganar en los 90 para forzar un alargue de 30 más, para quedarse con el título del Interior.
En Minas no podrá estar Berrueta porque se fue expulsado tras el gol. Tampoco podrá estar dentro del campo de juego el entrenador Gerardo Cano por la misma razón. Ser+á otro partido, otra historia, pero ojo con el porfiado suspiro final.
Imagen: Sebastián Parentelli.
Por Jorge Gambetta.
