Anoche en la tercera hora de la tercera etapa del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas del Teatro de Verano “Ramón Collazo” hizo su primera presentación Sociedad Anónima.
El conjunto de humoristas maragatos, dirigidos por Carlos Barceló presentó un muy buen espectáculo global, con un “Pato” Esteche que acaparó las carcajadas de la platea con su natural histrionismo – a veces fuera de libreto – y el acompañamiento del propio Barceló y la nueva incorporación del sanducero Germán “El Canario” Segredo presentaron su espectáculo “Apariencias” que descubre de qué forma la sociedad va aparentando ser.
La efectividad de los gauchos patones se puso nuevamente a prueba sobre el Ramón Collazo en forma de la comparsa Tambo Kenia que llega a dar la prueba de admisión para el concurso de agrupaciones, la segunda humorada trasladó al espectador cien años atrás para recordar el estreno de La Cumparsita y al maestro Gerardo Matos Rodríguez.
La puesta en general cubrió elevadamente con todos los rubros, quizás para la segunda rueda el grupo tendrá que afinar el texto en busca de mejores fundamentos de la categoría y ajustar el tiempo ya que debieron bajar abruptamente del escenario sin haber podido desarrollar plenamente su retirada.
En función de lo que hemos visto, por ahora Sociedad Anónima sigue siendo, como todos los año, seria candidata a estar en la definición.
Murgas
En la categoría de murgas, pasadas tres etapas, el nivel se ha situado, como el año anterior, muy arriba, con una gratísima sorpresa en la primera fecha por parte de la debutante Doña Bastarda, que deslumbró con calidad musical, excelente interpretación coral y mucho humor, Metéle que son Pasteles fue otra vez la que hizo reir más, con textos muy inteligentes y una mejor atención musical y coral.
El retorno de La Línea Maginot fue un exuberante despliegue visual en el vestuario más lujoso y variado visto hasta el momento, aunque sus textos dejaron algunos puntos en el debe.
Resulta llamativo y por momentos chocante que en estos tiempos algunos conjuntos insistan en el recurso fácil y chabacano de los chistes sexistas o directamente misóginos cuando al mismo tiempo pretenden lanzar mensajes inclusivos y fomentar la igualdad de géneros.
Más allá de la libertad de expresión que todos defendemos y de la necesidad de que el Carnaval siga siendo una manifestación pagana y transgresora, hay aspectos que todos deberíamos cuidar, si algunos conjuntos pueden lograr el humor sin caer en esos añosos lugares comunes, como el “¿me hace la cola?” con doble sentido para pedirle a alguien que le guarde un lugar en la fila, entendemos que todos deberían esforzar su creatividad, más aún en el nivel que uno espera del principal concurso de nuestra máxima fiesta popular.
por Jorge Gambetta
