Álvaro Luque nació en Libertad en 1954 y a los 8 años se trasladó junto a su familia a Montevideo. En su currículum expresa que desde entonces se ha mudado 30 veces; en el proceso hay un cúmulo de experiencias y aprendizajes que hoy resurgen sobre la tela con tintas y acrílicos cargadas de nostalgias y sentimientos diversos.
FORMACIÓN| Su pasaje por la Facultad de Arquitectura de UDELAR le permitió destacarse como dibujante y proyectista obteniendo diferentes premios en concursos de arquitectura y urbanismo.
Junto a compañeros de facultad desarrolló el Estudio V.V.L., dedicado a la realización de perspectivas de venta para algunos de los más importantes escritorios de arquitectura de Uruguay y Buenos Aires.
En el desarrollo de esos trabajos experimentó en varias técnicas de expresión. Luque estudió con grandes acuarelistas uruguayos y se siente cómodo con esa técnica difícil, gestual y rápida.
Ha incursionado en la cerámica como técnica expresiva. Por sus trabajos con esta técnica ganó en 1986 el premio “Artista revelación” otorgado por la Intendencia de Montevideo.
Desde aquellos años hasta el presente ha trabajado en distintas modalidades expresivas con aportes fundamentales de importantes pintores uruguayos como Susana Moreno y Enrique Badaró entre otros, sin integrarse a ninguna corriente definida.
DESTIERRO| En 2001 emigró con su familia a Brasil, y desde entonces el destierro se instaló fuertemente influyendo en la temática de su obra. Una mezcla de recuerdos, realidades y fantasías configuran una obra para juzgar el tránsito entre lo concreto y lo abstracto con una predominancia casi minimalista en el juego de luces y sombras, y su pasaje por el paisaje casi constructivo.
Su obra circula en circuito cerrado de artistas y amigos, y actualmente expone y vende en varias galerías de Montevideo y Punta del Este.
Desde 2010 se desempeña como Director Creativo en un estudio de arquitectura y urbanismo en Brasil, del cual también es socio fundador, siendo el responsable por la concepción de los proyectos y realizando trabajos de expresión. Así divide su tiempo entre su trabajo profesional y la pintura.
RETORNO| Desde su regreso a Uruguay, en 2018, está básicamente dedicado al acrílico sobre tela, aunque sigue, ocasionalmente, incursionando en la acuarela.
Desde el próximo sábado 10 de agosto en la Casa de la Cultura de Libertad se presentará una selección de obras de los últimos años donde “se repite en su equilibrio, pero ahora partiendo de lugares donde alguna vez fue feliz o de un barco en desguace, o siendo material de construcción de un nuevo mundo igual y ¿más limpio? Sintiéndose parte de ellos y a su vez mirándolos desde afuera, de la misma forma en que lo hará el espectador y tal como lo hacía de niño, mirando las cosas de afuera”.
De igual forma recuerda el resplandor del verano yendo de niño al pueblito San Dios, actual barrio María Julia rumbo al arroyo Mauricio, aunque cree que nunca llegó, o el atardecer asustado en el monte de Salaberry invadido por la misma sensación de estar solo o consigo mismo.
De esa mezcla de sentimientos y visiones surge una construcción que da nueva forma a sus recuerdos y sueños.
Por Jorge Gambetta.
